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domingo, 25 de enero de 2009

Discurso de AMLO en el Zócalo de la Ciudad de México, enero 25.

Amigas y amigos:

Gracias a ustedes, a, sus profundas convicciones y a su perseverancia, nos congregamos de nuevo en el Zócalo para dar continuidad a nuestro movimiento.

No podríamos dejar de mencionar el esfuerzo que hacen muchos de ustedes, el sacrificio para estar presentes en esta asamblea nacional.

Hay quienes vienen de muy lejos, que salieron de sus casas desde el viernes por la noche. Y todos, mujeres y hombres, jóvenes y ancianos respetables, familias completas, acuden a nuestro llamado por su propia voluntad. Gracias, muchas gracias de todo corazón.

En particular también les pido paciencia, porque a lo mejor voy a repetir cosas que ya dijeron muy bien otros compañeros, pero creo que es importante, aunque nos lleve tiempo, que queden bien claras las cosas.

Mi reconocimiento a los dirigentes del Frente Amplio Progresista. A todas y a todos los brigadistas, a los miembros de las organizaciones sociales y ciudadanas, en particular quiero agradecer el apoyo de Alberto Anaya, dirigente del PT, y de Luis Maldonado, dirigente de Convergencia.

También quiero agradecer a los dirigentes del PRD en el Distrito Federal, de Alejandra Barrales y de muchos otros y también de Alejandro Encinas.

Llevamos más de dos años resistiendo y avanzando en nuestro propósito de transformar la vida pública de México y poco a poco se ha ido reafirmando la importancia de nuestra lucha.

Actualmente, los que nunca dejaron de creer en nuestro proyecto, están más convencidos y los que dudaban, han empezado a despertar, a reflexionar con más disposición de entender lo que realmente está sucediendo.

Independientemente de nuestra entereza y trabajo cotidiano, mucho ha contribuido en la toma de conciencia de los ciudadanos, la triste realidad que estamos enfrentando la inmensa mayoría de los mexicanos.

Hoy, se padece por el desempleo, la carestía, la pobreza, la inseguridad y la violencia pero, sobre todo, existe incertidumbre y empieza a manifestarse la angustia y la frustración. Y todo ello en un ambiente de inestabilidad, de insensibilidad, de indolencia, de incapacidad y de cinismo de las autoridades.

Por eso, nuestro movimiento tiene que mantener viva la llama de la esperanza. El mensaje debe de ser claro y preciso.

Tenemos que decir a los cuatro vientos que sí podemos, con la participación de todos, encontrar salidas; que sí podemos, con soluciones colectivas, remontar este periodo decadente; que sí podemos devolver la confianza y la felicidad que merece nuestro pueblo; que sí podemos salvar a México.

Nuestro optimismo, no es recurso retórico ni buenos deseos, se sustenta en la enorme fortaleza cultural de nuestro pueblo, en su vocación de trabajo y en su inmensa bondad. También nuestro optimismo se basa en el gran potencial de los recursos naturales del país.

A pesar de que México ha sido saqueado por siglos, todavía tenemos oro, plata, cobre, petróleo, gas, agua en abundancia, buenas tierras para la producción agropecuaria, bosques, selvas, litorales, y nuestro territorio es uno de los más bellos del mundo.

Además, podemos salir adelante porque tenemos un buen diagnóstico de los males que aquejan a la nación y le impiden su prosperidad. Sabemos que la crisis de México se origina por dos grandes problemas: la corrupción y la desigualdad, que al final de cuentas se resumen en uno solo: el mal gobierno.

También sabemos que los responsables de la tragedia nacional son quienes se han apoderado del gobierno y de las instituciones, y han convertido al Estado en un comité al servicio de una minoría, sin importarles el destino del país y mucho menos el sufrimiento de la mayoría de nuestro pueblo.

En nuestro país –como lo hemos dicho en otras ocasiones— existe una república aparente, simulada, falsa; hay poderes constitucionales, pero en los hechos un grupo ha confiscado todos los poderes.

Esta especie de dictadura encubierta, no sólo ha nulificado la vida democrática, sino que ha causado una profunda desigualdad económica y social. Hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco.

Es paradójico y, a todas luces, inmoral, que un puñado de barones del dinero y de la política se hayan enriquecido, como nunca, de manera impune y descarada, mientras el país se ha hundido en uno de los periodos más largos de estancamiento económico en toda su historia y el pueblo ha sido condenado a la sobrevivencia.

Esta gran injusticia se ha llevado a cabo al amparo del poder público y mediante el despojo de bienes de la nación y del pueblo, con la protección de monopolios, con la utilización facciosa del presupuesto y con la corrupción en contratos de obras y servicios.

A la par de este gran pillaje, han venido imponiendo una política económica, que lo único que ha ocasionado es la tremenda crisis de bienestar y de seguridad, que hoy agobia a la mayoría de los mexicanos y que amenaza con generar más inestabilidad política y social.

La crisis actual, no olvidemos, se precipita luego de 26 años sin crecimiento económico. En este tiempo, México ha sido uno de los países que menos ha progresado en el mundo.

Este periodo se ha caracterizado por el abandono al campo y por el manejo irresponsable de nuestros recursos energéticos.

Desde 1983, se dejó sin apoyo a los productores del sector agropecuario y se optó absurdamente por comprar los alimentos que consumimos en el extranjero. Y ahora como resultado hay tierras ociosas, potreros abandonados, se ha despoblado el medio rural y millones de campesinos se han visto obligados a emigrar.

En cuanto al sector energético, todo se ha centrado en la sobreexplotación de los yacimientos petroleros para exportar materia prima, petróleo crudo, y comprar afuera gasolinas, diesel y productos petroquímicos, todo ello porque se descuidó deliberadamente la industria petrolera para poder privatizarla.

Tanto por la importación de alimentos, como por la compra de productos derivados del petróleo, el año pasado se tuvieron que destinar 75 mil millones de dólares, lo que ha llevado a incrementar cada vez más el déficit comercial.

En otras palabras, se ha dejado pasar la oportunidad de aprovechar el potencial del campo y del sector energético, que podrían estar siendo los pilares del desarrollo del país y las fuentes principales de crecimiento, empleo y bienestar de la población.

En contraste con la desatención a las actividades productivas, se ha registrado un crecimiento desmesurado del aparato burocrático y se ha creado una clase parasitaria de altos funcionarios públicos y políticos que gozan de privilegios como no sucede en otras partes del mundo.

Durante los dos gobiernos panistas, el gasto corriente aumentó en 72 por ciento y en los dos años del actual gobierno usurpador, ha crecido en 400 mil millones de pesos.

A pesar de la crisis que está golpeando a la mayoría de los mexicanos, los altos funcionarios públicos están ganando hasta 600 mil pesos mensuales, tienen atención médica privada, fondo de ahorro especial y gozan de muchos otros privilegios.

Ahora bien, conviene preguntarnos: si no ha habido crecimiento económico, si existe una profunda desigualdad social y se padece de una dictadura encubierta, cómo es, entonces, que no ha habido un estallido social.

La respuesta tiene que ver con la nobleza y la vocación pacifista de nuestro pueblo y con el papel de válvulas de escape que han jugado la economía informal y el fenómeno migratorio.

Esto último ha sido determinante. Imaginemos: qué hubiese pasado si no salieran del país alrededor de 600 mil mexicanos cada año, a buscarse la vida heroicamente del otro lado de la frontera.

Aún cuando no se ha desbordado el descontento, la manifestación más inequívoca del fracaso, del rotundo fracaso de la actual política económica, es sin duda el crecimiento tan preocupante de la inseguridad y de la violencia.

El flagelo de la delincuencia es producto de la falta de crecimiento económico, de oportunidades de empleo y de bienestar, es el fruto podrido de esas políticas antipopulares que se han venido imponiendo a lo largo de 26 años.

Es el resultado de haber dejado sin apoyo a los jóvenes, a quienes se les ha cerrado las puertas, que no tienen posibilidad ni de trabajo ni de estudio y, como es obvio, este problema no se va a resolver con policías y soldados, con cárceles, con amenazas de mano dura, con penas más largas, con leyes más severas, sino a partir de un cambio profundo en todos los ordenes de la vida pública de México.

Sin embargo, este cambio no vendrá de la actual clase gobernante, no hay indicios de que quieran rectificar, siguen empecinados en el lucro, en el discurso de la mentira y en el desdén, pensando que con el control que ejercen sobre los medios de comunicación, en particular de la televisión, van a seguir imponiéndose.

Por eso todo apunta, desgraciadamente, a que la situación política, económica y social en nuestro país va a empeorar.

La crisis de Estados Unidos nos va a afectar más de la cuenta por la debilidad de nuestra economía. En pocos meses el peso se devaluó 40 por ciento; este año el crecimiento estará por debajo de cero; ya hay lamentablemente despidos masivos de trabajadores y el desempleo crece de manera alarmante.

Y ante esta difícil situación, el gobierno usurpador –repito— no tiene ni voluntad ni capacidad para enfrentar este desafío. Calderón está atrapado en la red de complicidades y componendas que se tejió desde el fraude electoral, está atado de pies y manos, además, es muy inepto.

Primero habló de que no nos preocupáramos, que si en Estados Unidos les daba pulmonía, a nosotros nada más nos iba a dar gripe, y ahora que los efectos de la crisis son innegables y obligado en mucho por nuestro movimiento, sale a decir que pondrá en marcha un plan anticrisis, claramente insuficiente, de medidas que son un refrito de propuestas anteriores que nunca, nunca ha cumplido.

No fue ni siquiera capaz de anunciar que reduciría el gasto burocrático, que bajaría los precios de la gasolina y del diesel, o que quitaría el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU).

Algo que siquiera mostrara un poco de voluntad del gobierno por compartir, ante la crisis, el sacrificio con la sociedad.

Por eso, tenemos que seguir presionando al gobierno usurpador para obligarlo a utilizar todos los instrumentos del Estado y proteger al pueblo. Tengamos presente que si no se hace nada, no sólo habrá más pobreza, sino también más inseguridad y violencia.

En el terreno de la acción, nuestro movimiento debe seguir exigiendo el cambio en la política económica, que ya demostró su fracaso, hay que cambiar de modelo, no se puede poner vino nuevo en botellas viejas, hay que cambiar la política económica.

Debemos insistir, una y otra vez, hasta lograr que se apoye a los productores del campo y se alcance la autosuficiencia alimentaria; tenemos que insistir para que se utilice al sector energético como palanca de desarrollo nacional, mediante la construcción de refinerías e impulso a la industria petroquímica para producir gasolinas, aquí en nuestro país, diesel, fertilizantes y otros insumos, que se ofrezcan a precios bajos a los consumidores y a las empresas, y permitan generar empleos e impulsar la industrialización del país.

El objetivo es crecer, generar empleos, producir aquí lo que consumimos, apoyar a productores, a pequeños y a medianos empresarios y proteger nuestro mercado interno.

Debemos seguir demandando que baje el gasto corriente y se supriman todas las partidas destinadas a mantener los privilegios de los altos funcionarios públicos. Le cuesta mucho al pueblo mantener al gobierno.

No puede haber, nunca y menos en épocas de crisis, un gobierno rico con pueblo pobre. Es indispensable la aplicación de un plan de austeridad para ahorrar y destinar fondos al desarrollo.

De manera concreta, como aquí se ha anunciado, tenemos que aplicar acciones de resistencia civil pacífica para lograr que baje el precio de las gasolinas, el diesel, el gas y la electricidad.

Tenemos que luchar para que se elimine el IETU y ese otro impuesto injusto y absurdo, de que por depositar 25 mil pesos en efectivo en el banco, se cobran 500 pesos.

El antecedente de este impuesto se encuentra en la época de aquel dictador Antonio López de Santa Ana, que fue 11 veces presidente de México y que por su culpa perdimos más de la mitad de nuestro territorio.

En ese entonces estableció un impuesto para cobrar por el número de ventanas que tenías las casas y hasta por los perros que tenía la gente.

Ese es el antecedente de este impuesto al dinero en efectivo que se deposita en los bancos, porque no es ni siquiera un impuesto a la utilidad o a la ganancia.

Tenemos también que proteger y defender los fondos de pensiones de los trabajadores, que ya se han venido perdiendo. Primero, en octubre, en el informe oficial, se hablaba de más de 53 mil millones de pesos, ahora ya están maquillando las cifras y hablan nada más de 30 mil millones de pesos.

Tenemos la obligación de exigir que el gobierno proteja los fondos de pensiones de los trabajadores, porque es lo que va a garantizar un retiro digno a los trabajadores de hoy, para que cuando lleguen a una edad madura, puedan vivir el último tramo de su existencia, con un poco de tranquilidad, que no se sigan perdiendo esos fondos de retiro.

También, tenemos que actuar para que se garantice, cuando menos, el derecho a la salud y a la alimentación del pueblo; alimentación y salud, como derechos humanos fundamentales.

En este sentido, reconocemos la decisión del Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, de establecer 300 comedores populares, para que no haya hambre en la Ciudad de México. También fue importante el que se resolviera ampliar el programa de atención médica y medicamentos gratuitos a todos los habitantes del Distrito Federal.

Este modelo de atención mínima a dos derechos humanos fundamentales del ser humano, lo tenemos que reproducir en todos los gobiernos estatales y municipales surgidos del movimiento de izquierda nacional. Y este ejemplo extenderlo a todo el país, como ha sucedido con la pensión alimentaria para los adultos mayores.

Del mismo modo, tenemos que promover la instalación de las casas del movimiento en defensa de la economía popular.

Se trata –como aquí se ha dicho-- de que haya oficinas donde la gente pueda acudir y ser atendida ante cobros indebidos en recibos de luz, predial, agua, tarjetas de crédito, hipotecas o cualquier otro abuso de autoridad o de prestadores de servicios.

En estas casas del movimiento, no sólo se brindará información y asesoría, sino que se auspiciará la organización y habrá movilizaciones en la búsqueda de soluciones colectivas.

Por cierto, hemos recibido quejas de muchos ciudadanos que son hostigados por teléfono, a horas inapropiadas, para exigirles el pago de supuestas deudas a bancos y a empresas comerciales. También vamos a actuar al respecto. Nada de hostigamientos y nada de abusos.

Para llevar a la práctica todo este plan en defensa de la economía popular, debemos trabajar todos juntos para cumplir la estrategia que aquí ha sido propuesta por la Coordinadora Nacional de nuestro Movimiento.

Les propongo que repasemos el calendario de acciones hasta el 22 de marzo. No le hace que se repita, pero que quede lo suficientemente claro.

1. La semana del 26 al 30 de enero, la próxima semana, se llevará a cabo una campaña de difusión para la defensa de la economía popular. Para ello se hicieron 28 mil videos y 200 mil historietas, que no son suficientes desde luego, pero que tenemos que reproducir, como aquí se ha informado. Los contenidos de estos materiales fueron elaborados por los integrantes de la Comisión de Difusión. Les pedimos que estos materiales se reproduzcan, se difundan y se repartan casa por casa.

2. El martes 3 de febrero, a las 5 de la tarde, llevaremos a cabo un mitin en las oficinas de la Secretaría de Hacienda ubicadas en la avenida Hidalgo, frente a la Alameda Central, para exigir un cambio de rumbo en la política económica y demandar que bajen los precios de la gasolina, el diesel, la luz, el gas, que se derogue el IETU y se protejan los fondos de pensiones de los trabajadores.

3. El miércoles 17 de febrero, a las 5 de la tarde, se realizarán asambleas del movimiento frente a las oficinas de Luz y Fuerza del Centro y de la Comisión Federal de Electricidad, tanto en el Distrito Federal como en todos los estados del país, para protestar por los cobros excesivos en los recibos de luz.

4. En el transcurso del mes de febrero se abrirán las Casas del Movimiento en los 31 estados y en las 16 delegaciones del Distrito Federal.

5. El martes 3 de marzo, a las 5 de la tarde, se llevará a cabo un mitin frente a las oficinas de la Asociación Mexicana de Bancos, ubicadas en 16 de septiembre número 27, para protestar por las altas tasas de interés en las tarjetas de crédito, cobros indebidos y analizar la situación de la cartera vencida.

6. El miércoles 18 de marzo, a las 5 de la tarde, se celebrará una reunión de evaluación sobre la defensa del petróleo, en el Monumento al general Lázaro Cárdenas del Río, ubicado en el Eje Central. Debo informar a ustedes que las comisiones que se crearon para la defensa del petróleo, para darle continuidad a esa lucha han seguido trabajando, vigilando y denunciando la corrupción en Pemex e interponiendo recursos legales.

7. El domingo 22 de marzo, a las 10 de la mañana, se llevará a cabo, en el Hemiciclo a Juárez, la asamblea nacional de evaluación de las acciones en defensa de la economía popular.

Pero yo quiero consultar a ustedes, es el domingo 22 de marzo, a las 10 de la mañana, y se está proponiendo, porque no queremos que haya desgastes, implica mucho sacrificio, mucho esfuerzo el estar aquí, en el Zócalo, por eso se propone en el Hemiciclo a Juárez.

Pero cómo ven, lo hacemos en el Hemiciclo o aquí, en el Zócalo.

(La asamblea responde que sea en el Zócalo)

Pero esto implica un compromiso. ¿Vamos a estar de nuevo aquí?

(La asamblea responde sí)

El domingo 22 de marzo, ¿les parece?

(La asamblea responde sí)

Aquí nos volvemos a encontrar. Nos ayudan a informar y a invitar.


Amigas y amigos:

Defender la libertad humana y practicar en todo momento la verdadera solidaridad, debe ser siempre el distintivo de nuestro movimiento.

En consecuencia, desde esta plaza pública, expresamos nuestro apoyo a los familiares de los 65 mineros que perdieron la vida en Pasta de Conchos, Coahuila. El día 19 de febrero se cumplirán tres años de esa tragedia, sin que se haya hecho justicia.

Expresamos, también, nuestro respaldo a los mineros de Cananea, Sonora, que están en huelga desde hace 18 meses, resistiendo con sus familias, como en el porfiriato, el acoso, la represión y la confabulación entre autoridades federales, estatales y el dueño de la acaudalada compañía denominada Grupo México.

Hace poco los visitamos y nos comprometimos a apoyarlos con brigadas médicas y despensas. Ya lo empezamos a hacer con la cooperación de profesionistas y ciudadanos de nuestro movimiento. No los dejaremos solos.

Volvemos a expresar nuestra solidaridad a quienes luchan contra la minera canadiense San Xavier, que está destruyendo el cerro de San Pedro en San Luis Potosí, símbolo de ese estado.

Desde aquí refrendamos nuestro apoyo al pueblo de Zimapán, Hidalgo, que se opone a que una empresa española instale un basurero de residuos tóxicos en ese municipio.

Y como represalia no sólo fueron agredidos por la policía, sino que hace poco el supuesto Tribunal Electoral Federal, que realmente actúa bajo las órdenes de la mafia política del país, resolvió anular las elecciones municipales, desconociendo al presidente municipal electo, José María Lozano Moreno, con la argucia de que un sacerdote había hecho campaña a su favor, cuando en realidad lo que está en el fondo es la obtención de los permisos municipales para la operación de dicho basurero tóxico.

Algo parecido llevó a cabo el Tribunal Electoral Federal, al quitarle el triunfo al presidente municipal electo de San Marcos, Guerrero, y entregárselo al candidato del PRI, porque está de por medio el interés de políticos y empresarios para apropiarse de terrenos con potencial turístico en esa zona.

Exigimos la libertad de los maestros: Héctor Manuel Lara Moreno, Carlos Antonio Castro García y Álvaro K. Escamilla de Mexicali, Baja California, quienes por encabezar un movimiento en contra de Elba Esther Gordillo, fueron encarcelados con la complicidad del gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán.

Nuestra solidaridad con todos los maestros que luchan por la democratización sindical, que se oponen a las reformas a la Ley del ISSSTE y a la llamada Alianza Educativa.

Exigimos la libertad de los presos políticos de Atenco y de todos los luchadores sociales que son hostigados o se encuentran privados de su libertad por la defensa de causas populares y del medio ambiente.

Vaya nuestra solidaridad a los periodistas Miguel Badillo y Ana Lilia Pérez, de las revistas Contralínea y Fortuna, quienes son víctimas de la persecución por sus denuncias a empresarios vinculados con Felipe Calderón.

Nuestra solidaridad con los trabajadores y técnicos de Pemex, que fueron despedidos por organizarse y defender sus derechos.

Nuestro reconocimiento a campesinos y pescadores que exigen con justicia que baje el precio del diesel, que les afecta gravemente en su de por sí menguada economía.

Expresamos nuestra protesta por los daños que ya se han ocasionado a la zona arqueológica de Teotihuacán, en aras de intereses políticos mediáticos y mercantiles. Exigimos la cancelación del llamado proyecto “Resplandor Teotihuacán”, impulsado por los gobiernos federal y del estado de México.

Amigas y amigos:

Como es lógico, los cambios que se necesitan para renovar a México, no sólo tienen que ver con lo económico, atañen también a lo político, a lo social y a lo moral.

Lo deseable es que se haga todo al mismo tiempo. Por eso, hablamos de una transformación de la vida pública, que implica una nueva economía en comunión con la naturaleza, orientada a la producción y al trabajo; una verdadera reforma política que haga posible el funcionamiento de las instituciones con pleno apego a la legalidad y al interés general, y una convivencia social más humana, más justa y más igualitaria.

Y todo ello debe ir acompañado del fortalecimiento de nuestros valores individuales y colectivos.

Nada se logrará –que se escuche bien-- si continúa avanzando la falsa creencia de que sólo vale el que tiene y de que se puede triunfar (entre comillas) sin escrúpulos morales de ninguna índole.

Por eso, es indispensable crear una nueva corriente de pensamiento que se sustente en la cultura, en la nobleza y en la generosidad de nuestro pueblo, y que introduzca y refuerce en la sociedad elementos como la tolerancia y el respeto a la diversidad.

En pocas palabras, tenemos que enaltecer la honestidad y la congruencia en el quehacer público.

De modo que es no es poca cosa lo que nos hemos propuesto. A muchos les podrá parecer una utopía, pero nada que verdaderamente valga la pena, se puede realizar en la vida sin ideales, sin sueños.

Cuando pensemos que no se puede, recordemos que Hidalgo enseñó que “el pueblo que quiere ser libre, lo será; que el poder de los reyes es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos”.

Y cuando no tengamos lo suficientemente claro del por qué estamos en esta lucha, porque hay algunos que a veces se preguntan: Y qué nos proponemos y qué buscamos. Nada más no olvidemos las palabras de Morelos, cuando les dijo a sus allegados: “Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad; que todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos; que no haya privilegios ni abolengos. Que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario.

Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben de ser tales a que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto. Que se eduque a los hijos del labrador y del barretero, como a los del más rico hacendado y dueño de minas”.

Y cuando –compañeras y compañeros, amigas y amigos-- necesitemos fortalecer nuestras convicciones, emulemos a Juárez cuando decía “que el enemigo nos venza o nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar un atentado, entregándole voluntariamente lo que nos exige por la fuerza”.

Y cuando nos falte idealismo, pensemos en ese extraordinario luchador social, Ricardo Flores Magón, que decía: “Cuando muera, mis amigos quizá escriban en mi tumba: ‘aquí yace un soñador’, y mis enemigos: ‘aquí yace un loco’. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: ‘aquí yace un cobarde y un traidor a sus ideas’”.

Amigas y amigos:

No perdamos la oportunidad histórica de que las nuevas generaciones nos recuerden con todos nuestros errores y defectos, pero que recuerden también que nuestras vidas siempre estuvieron inscritas en ideales nobles, inspiradas en el bien de nuestros semejantes.

La vida es demasiado corta para que la ensuciemos dejándonos dominar por lo superfluo, por lo que no tiene valor.

Sigamos adelante. El camino está lleno de obstáculos, pero no hay nada más humano que ejercer la libertad en pos de causas justas.

¡Triunfaremos!

¡Viva el Movimiento en defensa de la economía popular, del petróleo y de la soberanía!

¡Viva la transformación nacional!

¡Viva el pueblo!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!