El 21 de enero de 1980, cuando apenas se asomaba el alba de la mañana en la comunidad de Tzacuala, pistoleros de los caciques Efraín y Gilberto Zúñiga, mataron a cuatro campesinos, activistas por la defensa de la tierra y la justicia para los pobres de la huasteca
Por Luis Alberto Rodríguez / Desde Abajo
Huautla, Hgo., México.- Aquí, en la huasteca hidalguense, bajo el calor cotidiano y el verde de sus breñales, tuvo lugar la conmemoración de una de las peores matanzas perpetradas por el Gobierno estatal contra luchadores sociales. El 21 de enero de 1980, cuando apenas se asomaba el alba de la mañana en la comunidad de Tzacuala, pistoleros de los caciques Efraín y Gilberto Zúñiga, mataron a cuatro campesinos, activistas por la defensa de la tierra y la justicia para los pobres de la huasteca.
A 29 años de distancia, los compañeros que les sobreviven y aún luchan en las filas del Frente Democrático Oriental de México “Emiliano Zapata” (FDOMEZ) continúan denunciando la masacre y exigiendo justicia a un gobierno sordo.
La década de 1980: “Fueron años de represión, años en donde nosotros siempre pusimos las víctimas de la tortura, los muertos producto de asesinatos selectivos y masivos”, tal como sucedió el 21 de enero de 1980 cuando fueron asesinados Modesto Hernández Martínez, Gerardo Cortés, Guadalupe Moreno Lorenzo y Ceferino Hernández Martínez.
Ese mismo año, llegando el mes de febrero próximo, el FDOMEZ denunció a través de un comunicado:
“El 21 de enero, a las 7 a.m., en el municipio de Huautla, Hgo., en un artero ataque perpetrado por pistoleros de la comunidad de Tzacuala, bajo las órdenes de las caciques hermanos, Efraín y Gilberto Zúñiga, quienes son protegidos por el gobernador Jorge Rojo Lugo, asesinaron a los compañeros Modesto Hernández Martínez, Gerardo Cortés, Guadalupe Moreno Lorenzo y Ceferino Hernández Martínez, valientes y honestos compañeros, quienes guiados por el interés de la lucha de los pobres del campo han dado su vida a una causa justa, odiada por los caciques, el Estado y los grupos paramilitares del ejército”.
21 de enero
Aquí, la memoria no deja dudas. Y así como El Charco, Guerrero o Acteal, Chiapas, la matanza de Tzacuala, Huautla, no debe escapar a la memoria de México y sus luchas sociales. Todo comenzó cuando campesinos de la región recuperaron las tierras que se había apoderado un cacique mediano de nombre Emilio Badillo, quien fue señalado como prestanombres de un primer dueño, otro terrateniente de mayor envergadura que se llamaba Ramón Mecido.
Las tierras tomadas por los campesinos, se dividieron en las comunidades de nombre Tohuaco primero y Nuevo Centro 21 de Enero (o mejor conocido como Tohuaco II), aunque siempre padecieron el acoso de los mercenarios del cacique, disfrazados de vaqueros. A pesar de esto, “los compañeros empezaron a chapolear el potrero y empezaron a sembrar maíz pero cuando el rico vio que había matas de maíz les ordenó a sus vaqueros que metieran el ganado a la siembra. Para que éste comiera todo pero, los compañeros no se dieron por vencidos volvieron a sembrar y el rico se retiró por miedo, ya no volvió a regresar, los vaqueros venían pero los compañeros los corrían.
“Fue como poco a poco se retiraron y ya no regresaron, los compañeros peleaban la tierra porque de por sí eran de sus abuelos, pero el rico valiéndose de su dinero engañó a nuestros abuelos para apoderarse de las tierras”, precisan.
Al lugar llegaron hasta 21 familias a habitar, pero luego de reacomodos, a las seis que ahí permanecieron, les llovieron amenazas de todo tipo: “Que iban a entrar policías y les iban a quemar las casas y que les iban a correr a los del nuevo centro, así es como logran meter miedo en algunos compañeros”.
No obstante, quienes ahí quedaron comenzaron a trabajar en la siembra y chapoleo, buscando apoyo entre los compañeros de organización y enfrentado con dignidad las amenazas.
“Las 6 parejas no nos desanimamos. Unos salieron porque tomaban y (beber) les llamaba la atención. Por ese motivo los sancionaban y por eso ellos se molestaban y se fueron de la comunidad. Los compañeros hacían guardias para que los compañeros trabajaran porque había mucha persecución. En ese tiempo tenían sus jacales de palma”, relata el FDOMEZ.
A Tohuaco II Le pusieron Nuevo Centro 21 de Enero por unos aquellos compañeros que cayeron en la lucha, víctimas de ese asesinato cometido “por órdenes de los caciques”.
FDOMEZ, 30 años de lucha
Justamente fue en la década de 1980 cuando, a partir del análisis y al desarrollo de una práctica política de coordinación con diferentes organizaciones hermanas de la huasteca hidalguense, potosina y veracruzana que luchan por la tierra y su defensa, aquellos luchadores llegaron a la conclusión política de unificarse, dada la coincidencia política y en el método de trabajo puesto a prueba en la práctica. Así nació el Frente Democrático Oriental de México “Emiliano Zapata”: “Desde entonces todo nuestro trabajo ha sido encausado bajo los principios organizativos, políticos y metodológicos establecidos en nuestros documentos de conformación política como organización”.
El FDOMEZ, en estos 30 años sigue luchando por la defensa de la tierra, trabajandola bajo el método del “colectivismo” para hacer producir la tierra: “colectivismo para resolver todos los problemas cotidianos a los que nos enfrentamos en nuestras comunidades”.
“En cuanto a la tenencia de la tierra seguimos siendo parte del rezago agrario nacional, en nuestro caso, como venganza oficial por habernos atrevido a exigir por medio de la lucha organizada nuestros derechos y el haber decidido regirnos nosotros mismos por nuestras formas organizativas y de producción”.
A 29 años de la matanza de Huautla, el FDOMEZ no cesa en sus intenciones de lograr el pleno reconocimiento del derecho inalienable de los indigenas y campesinos de la huasteca por trabajar la tierra que les pertenece, sin el asedio oficial. Hoy los antiguos caciques no están más, sin embargo, las nuevas amenazas del capitalismo son confrontadas con el mismo ardor y la misma consigna que hace 30 años: “!Zapatismo y Socialismo!”