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domingo, 22 de marzo de 2009

Seguirán en prisión los ex miembros del ERPI Jacobo Silva y Gloria Arenas

Mi hermano es de alta peligrosidad para el régimen porque lucha por los campesinos, dice Elizabeth

Anoche se notificó a la ex guerrillera del amparo en su favor, pero aún tiene una causa penal en Toluca

Javier Salinas, Israel Dávila y Fabiola Martínez
Corresponsales y reportera (La Jornada)

Ecatepec, Méx., 19 de marzo. Gloria Arenas, ex dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) presa en el penal de Chiconautla –ubicado en este municipio–, fue notificada esta noche por el primer juzgado de distrito, con sede en Naucalpan, del amparo directo concedido en su favor, por medio del cual fue absuelta de los delitos de rebelión y daño en propiedad ajena, relacionados con la causa penal radicada en Chilpancingo, Guerrero.

Sin embargo, la activista no pudo obtener su libertad porque existe otra causa penal en su contra –radicada en la ciudad de Toluca– por asociación delictuosa, por lo cual en 2002 fue sentenciada a cinco años de prisión.

El mismo caso se repite contra Jacobo Silva Nogales, también ex dirigente del ERPI y esposo de Gloria, por lo que tampoco pudo salir del penal de máxima seguridad del Altiplano, ubicado en Almoloya de Juárez.

Elizabeth, hermana del activista, consideró esta medida como un acto ilegal y anticonstitucional de las autoridades, las cuales harán lo posible por mantener presos a Jacobo y a Gloria sin tener argumentos jurídicos que sustenten su estancia en prisión.

Junto con familiares, amigos e integrantes de organizaciones civiles, ha esperado durante más de nueve años la liberación de Jacobo y Gloria, quienes fueron detenidos en 1999.

Un tribunal colegiado falló en favor de los presos, pero Elizabeth está muy lejos de sentirse en paz. Gloria, su cuñada, le había advertido que las autoridades buscarían cualquier pretexto para volver a aprehenderlos apenas pongan un pie fuera de la cárcel.

En octubre de 1999, Jacobo y Gloria fueron detenidos como dirigentes del ERPI, una escisión del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Fueron torturados y, en particular a Jacobo, le colocaron la ficha de perfil criminológico de alta peligrosidad, de ahí que en el tiempo que lleva preso ha permanecido –por varios lapsos– prácticamente incomunicado.
Sin ser abogado (apenas tiene estudios de vocacional y antes de formar el ERPI fue maestro rural en la sierra de Guerrero), Jacobo tomó su propia defensa y ganó amparos lisos y llanos, concedidos con la unanimidad de jueces y magistrados.

Una a una fue dejando sin efecto casi todas las imputaciones, desde terrorismo hasta asesinato; sólo aceptó haber cometido el delito de rebelión, por el que debió purgar una condena de seis años, once meses y 19 días.

Lleva más de nueve años en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, antes La Palma.

Gloria temía que –previo a los amparos– algún proceso hubiera quedado abierto, aun cuando ya purgaron el único delito en firme y del que nunca se han desistido: su actividad clandestina en el ERPI.

Elizabeth e integrantes del Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, así como del Comité Verdad, Justicia y Libertad para Jacobo y Gloria se trasladaron a los penales donde se encuentran los ex guerrilleros para exigir el cumplimiento de la orden judicial para su liberación.

“Jacobo aceptó ser guerrillero. Nueve años después ya no tiene nexos, pero para ellos mi hermano es de alta peligrosidad porque es un hombre con conciencia para luchar por los campesinos. El régimen, hoy en manos de Calderón, intenta mantener esa política de no permitir su libertad.

No quieren que salgan para evitar que se conozca la situación de los penales de máxima seguridad. El Altiplano es como Guantánamo, donde se pasan las leyes y los resolutivos internacionales por donde ustedes ya saben, señaló.