Desde hace más de dos siglos los condados en Arizona fueron escenario del exterminio de los indios apaches y hoy, fiel a su tradición, impulsa la “caza” y expulsión de migrantes como ya lo hizo en 2005 con el "Proyecto Minuteman" y en 2006 con la ley 300 de Arizona, que obligó a los alumnos indocumentados a pagar altas matrículas en las universidades y escuelas superiores del estado.
Reeditando una frase del ex presidente Vicente Fox, en efecto eso es muestra de su racismo hacia los que hacen lo que ellos no quieren hacer.
Con todo eso es momento de decir no más a esa entidad de los Estados Unidos, es momento de apoyar no sólo el “éxodo” de las familias latinas a otras ciudades de aquel país sino también la movilización de nuestros paisanos por mantener la dignidad. ¿Qué daño puede causar alguien que sólo quiere trabajar? Sobre todo si es algo que en sus países no encuentran los migrantes.
La decisión de gobiernos como el de Arizona sólo debe contribuir a generar una mayor presión para que el presidente Barack Obama asuma que la reforma migratoria no puede esperar más.
Sin duda la decisión en Arizona tiene una serie de repercusiones, en lo económico pues gran parte de su fuerza laboral es hispana, ya que se calcula que la tierra dedicada a actividades agropecuarias es de 50 %. En esos campos de cultivo, los mexicanos y otros grupos latinos se emplean en la cosecha de algodón (Arizona ocupa el cuarto lugar como productor), verduras y heno; además del impulso a la producción ganadera y sus derivados.
EL segundo impacto es el turístico, puesto que gran parte de los vacacionistas en ese estado fronterizo somos lo mexicanos.
Al señalar como “criminales” a poco más de 470 mil personas que de forma ilegal, se estima, permanecen en ese territorio ya sea trabajando o estudiando ha recibido calificativos de todo tipo, pero sin duda lo repugnante que puede resultar esa decisión a todas luces discriminatoria y racista, tiene más un tufo de anti-mexicanismo, a pesar de lo que nuestros connacionales han contribuido para fortalecer las 35 mil empresas ubicadas en ese estado.
El número de ilegales en esa entidad ya ha tenido una caída de 18 % en el último año debido a las acciones de “cacería” por grupos extremistas.
De acuerdo con los datos de la Policía Fronteriza, entre octubre y diciembre de 2009 fueron arrestados 3 mil 300 indocumentados no mexicanos en Arizona, frente a los 2, 500 que se reportaron el año anterior.
Un comunicado de la Patrulla Fronteriza detalla que durante los primeros cinco meses de 2009, el Sector Tucson arrestó a 81 mil 130 inmigrantes indocumentados. Pero en ese sector se cubre 90 % de los límites entre Arizona y el estado de Sonora, en donde se registra anualmente más del 40 por ciento del total de los arrestos de inmigrantes indocumentados en toda la frontera con México.
Hasta ahora la posición del gobierno mexicano se advierte “tibia” ante la autorización de tal ley que criminaliza a las personas por su aspecto y apariencia.
Viajar a Arizona en este momento, a pesar de contar con la documentación que formaliza el tránsito legal entre ambos países representa un riesgo. Habrá quien lo sancione con no viajar a ningún punto de esa localidad.
¿Pero qué escenario alternativo se les ofrece a 3 de cada diez universitarios de origen hispano que viven en esa localidad? ¿Los van a extraditar?
¿Qué tipo de ayuda podemos proporcionar para que la reforma migratoria empiece a formar, parte del debate público, y luego consolidar su legalización? No es pedir un cheque en blanco, el trabajo, desempeño e impacto de lo que hacen los migrantes es medible en el PIB de ese país.
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