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viernes, 9 de abril de 2010

Ultimos momentos de Miguel Hidalgo antes de morir revelan documento

"No me tengas lástima, sé que es mi último día, mi última comida y por eso tengo que disfrutarla; mañana ya no estaré aquí; creo que eso es lo mejor, ya estoy viejo y pronto mis achaques se van a comenzar a manifestar, prefiero morir así que en una cama de hospital".Milenio
Ciudad de México.- En la víspera de su fusilamiento, a manos del Ejército Realista en Chihuahua, el “Padre de la Patria”, Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), dejó ver su último sentir, que fue captado por el teniente Melchor Guasepe.

Éste, a su vez, lo dictó para convertirse en un documento que “reúne los recuerdos de cómo se involucró el carcelero con los principales impulsores del movimiento de Independencia, entre ellos Miguel Hidalgo, y con quienes llegó a simpatizar y proteger en la mayor medida posible", explicó el historiador Miguel Mathes.

"No me tengas lástima, sé que es mi último día, mi última comida y por eso tengo que disfrutarla; mañana ya no estaré aquí; creo que eso es lo mejor, ya estoy viejo y pronto mis achaques se van a comenzar a manifestar, prefiero morir así que en una cama de hospital", dijo el cura hidalgo el 29 de julio de 1811, explicó el profesor emérito de la Universidad de San Francisco, California.

Detalló que se trata de un texto dictado por Guasepe en 1848, poco antes de su muerte, y que se resguarda en California, mismo que además relata la interrelación y simpatía que tenía el teniente con los independentistas Ignacio Allende, Ignacio Aldama, José Mariano de Abasolo y, principalmente, con Miguel Hidalgo y Costilla.

"Estaba sonriente, disfrutaba de estar todavía vivo, comió tan tranquilo que parecía que no sabía que sus horas estaban contadas. Sin embargo, estaba conciente de ello y por eso aprovechaba cada minuto", abundó el historiador estadunidense, al dar a conocer algunos de los detalles del manuscrito a casi 200 años de la muerte del prócer insurgente.

El contenido del texto refiere además que era un hombre realmente fascinante e impredecible, su último deseo fue que le trajeran unos dulces que había olvidado en su celda, para que él mismo repartiera a los militares que lo matarían. Después de repartirlos, agarró con su mano izquierda un crucifijo, mientras que en la derecha apretaba un breviario que rezaba con mucha devoción.

Así como que Hidalgo le escribió un breve poema de agradecimiento a Guasepe, y se lo entregó momentos antes de su ejecución junto con su cajita de rapé, abundó el historiador, durante su participación en un foro académico organizado recientemente por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Asociación Internacional de Historia Militar y el Consejo de la Crónica A.C.

En el contenido del documento, anotó, el teniente recordó que "firme y sereno se levantó a las seis de la mañana del 30 de julio para ser trasladado al paredón en donde minutos más tarde sería fusilado.

“Hidalgo marchaba acompañado por sus verdugos, confesor y otros sacerdotes, adentro de la cárcel se escuchaba el redoble de los tambores, mientras que afuera el toque de las campanas avisaba a la población que ya se acercaba la muerte del reo”.

Y detalla: "llegó al sitio del fusilamiento, una pared grande donde había un banquillo que besó y se colocó frente al pelotón. Por un momento discutió con uno de los generales, Miguel Salcedo, que tenía la orden de ejecutarlo por la espalda como un traidor, posición que no aceptó el Hidalgo, y que después del altercado el militar aceptó dispararle de frente", continúo Mathes.

"Lo sentaron en el banco, le vendaron los ojos y le ataron sus piernas a las patas del banquillo. Hidalgo colocó su mano sobre su corazón, para que ahí le dispararan. El pelotón de fusilamiento formaba tres filas, cada una compuesta por cuatro soldados. El oficial alzó su espada y ordenó la primera descarga, que hizo blanco en el abdomen y en un brazo, y entonces Hidalgo se quitó la venda de los ojos.

"De nuevo el oficial ordenó la segunda descarga, haciendo blanco nuevamente en el abdomen, pero no fue suficiente, por lo que se ordenó la tercera descarga, pero ahora sobre su pecho, y así de esta manera acabaron con la vida de Miguel Hidalgo y Costilla", relató el especialista de acuerdo con el manuscrito.

Finalmente, el profesor emérito de la universidad estadounidense añadió que el manuscrito también contiene algunos datos de Ignacio Allende e Ignacio Aldama, de quienes el teniente Guasepe refiere que eran fumadores y él los consentía llevándoles puros, además de comida de su propia casa porque no les gustaba la que les daban en la cárcel.

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