Enrique Galván Ochoa
Muy a las calladas la Comisión Federal de Competencia –léase Eduardo Pérez Motta– dio su autorización a una operación que mostró una vez más cómo los negocios del petróleo y el gas se realizan sin pedir su opinión a los dueños, que son los mexicanos. Sempra Energy anunció a fines del mes de febrero anterior que había completado la adquisición de un gasoducto y otras instalaciones propiedad de la también empresa estadunidense El Paso Corp., por la suma de 300 millones de dólares. Pemex (Juan José Suárez Coppel) es socio al 50% de El Paso Corp. El gasoducto, no es superflua la precisión, está ubicado en territorio mexicano. ¿Quién es Sempra? Un consorcio estadunidense al que Vicente Fox le abrió las puertas para que estableciera en Rosarito, Baja California, una terminal marítima para la descarga de gas, que luego transporta a sus clientes al otro lado de la frontera. La planta había sido rechazada por los ecologistas californianos, pero Fox pasó por encima de las protestas de los mexicanos. Sempra también tiene una distribuidora de gas: Ecogas, con 90 mil clientes residenciales, comerciales e industriales en Mexicali, Chihuahua, La Laguna y Durango. Al adquirir el gasoducto y otras instalaciones de El Paso Corp, la empresa Sempra fortalece sus negocios en México. Pemex conserva el 50%. El gasoducto transporta gas natural de la frontera con Estados Unidos a una planta de la CFE (Alfredo Elías Ayub). Y ésta vende electricidad a California, a costo más bajo que en México. Está presente la línea borrosa que debería separar con claridad los negocios privados y los públicos. En resumen, la venta del gasoducto ya es un hecho.
Adicto al presupuesto
Después del fracaso del Renaut ni siquiera debería ponerse a discusión la necesidad de que Héctor Osuna deje la presidencia de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Debió renunciar por el escándalo de la base de datos fallida, y antes, por su papel en el asunto de la ley Televisa. Es una de las herencias que dejaron la señora Marta y Fox para favorecer a la televisora, a fin de que cubriera los agujeros que heredaron en sus seis años en Los Pinos. Sin embargo, se sabe que el panista, que también dejó una huella lamentable a su paso por la alcaldía de Tijuana, anda moviéndose para repetir en el cargo. LEER MAS AQUI
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