Economía, a la buena de Dios
Carlos Acosta Córdova
Proceso
Bruno Ferrari, flamante secretario de Economía, tiene una sólida preparación... para el púlpito. Quien deberá promover el empleo y la productividad, diseñar políticas industriales e impulsar el comercio internacional acumula en su currículum grados académicos otorgados por la Pontificia Universidad Lateranense y militancia no política, sino pararreligiosa, cercana a la congregación católica más desprestigiada de los últimos tiempos: la Legión de Cristo.
Anticomunista confeso, militante y fundador de organizaciones ultraconservadoras, defensor del “derecho a la vida desde la concepción” y ligado a la Legión de Cristo, el abogado Bruno Francisco Ferrari García de Alba –él prefiere sólo Bruno Ferrari–, especialista en derecho canónico, desde el miércoles 14 es secretario de Economía, tercero de la actual administración.
Parecería que al presidente Calderón no le interesa realmente la recuperación de la Economía. Al menos eso es lo que ha mostrado cuando designa al titular de la secretaría del ramo, la encargada de diseñar la política industrial del país, de impulsar a las empresas y promover el empleo, la productividad y la competitividad, así como fortalecer y diversificar las relaciones comerciales de México con el mundo.
Primero corrió a Eduardo Sojo Garza-Aldape, economista de amplia experiencia, a quien había invitado a formar parte de su gabinete original. Le dio las gracias el 6 de agosto de 2008 y lo mandó a dirigir el INEGI.
Ese mismo día designó titular de Economía al ingeniero industrial y de sistemas Gerardo Ruiz Mateos, quien le había servido como recaudador de fondos para su campaña presidencial desde el cargo de director de Administración y Finanzas. Electo Calderón, fue el coordinador técnico de la transición.
Y ya con el michoacano en Los Pinos, Ruiz Mateos fue coordinador de gabinetes y proyectos especiales de la Oficina de la Presidencia de la República y, después, jefe de ésta.
Y de ahí al mundo desconocido para él de la Secretaría de Economía, sin más experiencia que poco más de año y medio dirigiendo la empresa automotriz Linde Pullman de México y una frágil formación académica relacionada con el mundo empresarial.
Sin pena ni gloria
En efecto, en su currículum no hay más que un “diplomado en formación social” impartido por la Unión Social de Empresarios de México, organización de fuertes raíces religiosas fundada por Lorenzo Servitje y cuyo lema es “Por más empresas altamente productivas y plenamente humanas”. Y también un curso corto en alta dirección, en el IPADE, institución académica del Opus Dei.
A juicio de empresarios y legisladores, Ruiz Mateos pasó sin pena ni gloria por la secretaría, que tiene como encomienda legal y administrativa “promover la generación de empleos de calidad y el crecimiento económico del país, mediante el impulso e implementación de políticas públicas que detonen la competitividad y las inversiones productivas”, según dictan los valores de “visión” y “misión” de la dependencia.
Todo se fue abajo durante la gestión de Ruiz Mateos, en parte por los efectos en el país de la crisis económica internacional, en parte por la débil respuesta oficial a ésta.
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