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lunes, 23 de agosto de 2010

Educacion en Mexico, de tercera clase, y el Secretario Lujambio alabando la rola del bicentenario!

Educacion de tercera clase
Publicado el Lunes 23 de Agosto de 2010Comenta esta información
Foto: Notimex
Rubén Cortés
“El país que hoy nos supera en materia de educación, mañana habrá de superarnos competitivamente”: lamentablemente, está preocupación por el futuro no viene de nuestro secretario de Educación, Alonso Lujambio; tampoco de la secretaria general del SNTE, Elba Esther Gordillo.
Es de Arne Duncan, secretario de Educación de Estados Unidos, alarmado por el lugar 12 al que cayó su país entre los más desarrollados en el sector, en cuyos 10 primeros puestos aparecen Finlandia, Corea del Sur, Canadá, Singapur, Japón, Suiza, Estonia, Reino Unido, Irlanda y Holanda.
Y no es que éstos le dediquen más dinero, sino que lo usan mejor. México, por ejemplo, está gastando más en educación que nunca antes, con un total del 7 por ciento del PIB: 5.5 proveniente del presupuesto público y 1.5 del aporte privado.
Mucho más que países de la OCDE que, sin embargo, obtienen mejores resultados en las evaluaciones internacionales. Lo que pasa es que 94 por ciento de nuestro gasto es para salarios y prestaciones al sindicato de Gordillo.
El salario de sus integrantes es superior, en promedio, al de todos los mexicanos, gracias a lo cual (y a la doble negociación salarial de Gordillo con los gobiernos estatales) los maestros ganan más de 500 días y disfrutan al menos 90 días de vacaciones al año.
Pero aquí no cuadra la caja con el billete: los resultados del 7 por ciento del PIB y del bienestar de los maestros no concuerdan con los resultados, aunque existe una inscripción generalizada a la primaria, con 98 niños de cada 100 ingresando en forma oportuna a la escuela.
La calamidad empieza cuando sólo 62 de ellos acaban la secundaria en tiempo y forma; apenas 46 ingresan al bachillerato y únicamente 25 lo termina, en tanto 13 concluyen una licenciatura en tiempo y forma y dos o tres alcanzan posgrado.
Es un sistema que expulsa una parte significativa de sus estudiantes, no previene la deserción ni la atiende en tiempo y forma, lo cual provoca que existan 7.7 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, de acuerdo con la UNAM.
En cambio, el secretario de Educación, que debería estar alarmado (porque “el país que hoy nos supera en materia de educación, mañana habrá de superarnos competitivamente”) cuida su puesto y defiende a su jefe, al asegurar que no hay tantos jóvenes desocupados.
Lujambio se enredó el fin de semana en una polémica con el rector José Narro, al considerar inexacta la cifra. Según las cuentas oficiales son 285 mil jóvenes sin estudio y sin empleo: para el gobierno, quienes buscan trabajo o laboran en el hogar, “están activos”.
O sea, están activos sin hacer nada.
¡Como los maestros que cobran 500 días y descansan 90!

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