Centenario
Quedará de nosotr(a)s
algo más que el gesto o la palabra:
este deseo candente de libertad,
esta intoxicación,
se contagia!
Gioconda Belli
Cien años de conmemoraciones, cien años rememorando la historia, cien años exigiendo los derechos no otorgados en la cotidianidad –a pesar de convenios, acuerdos y declaraciones-, cien años desde 1911 cuando se institucionalizó el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, que ni tan día, ni tan internacional, ni tan de la mujer.
A pesar de eso, en este centenario la ONU plantea promover la Igualdad de acceso a la educación, la capacitación, la ciencia y la tecnología: camino hacia el trabajo decente para la mujer. Y cómo no, si del total de la población desocupada en nuestro país el 58.9% somos mujeres y a nivel “global”, somos las mujeres las que ocupamos las dos terceras partes del total de analfabetas (516 millones) y el 70% de los pobres del mundo somos mujeres. No cabe duda entonces, que las mujeres somos importantes, siempre ocupamos un lugar destacado en los índices de violencia intrafamiliar, feminicidios, desempleo, discriminación sólo por mencionar algunos. Claro que nada de esto es para enorgullecernos seguimos avanzando a contracorriente y a veces contra nosotras mismas.
Es precisamente desde ahí, desde nosotras mismas, por donde debemos empezar. Cien años han mostrado que los decretos y acuerdos no son suficientes, somos nosotras las que debemos ejercer y defender lo que legalmente se ha producido a lo largo de esos años, somos nosotras las que debemos construir los espacios de discusión y construcción para las nuevas relaciones, somos nosotras las que debemos sortear las prácticas heredadas –corruptas y discriminatorias, asumidas como inamovibles desde lo más profundo de nuestro sentir- para hacer de nuestro quehacer diario una permanente transformación personal y de nuestro entorna social.
No podemos detenernos y menos dar pasos atrás, es en nuestra comunidad en donde debemos practicar lo que hemos puesto en palabras –llámense leyes, normas o decretos-, es ahí en donde el ejemplo se vuelve reproductor de conductas y de reflexión constante, de autocrítica y crítica. El cambio no se produce por decreto son la conciencia y la voluntad las que “hacen camino al andar”. El costo no es menor, no es fácil modificar actitudes y conductas y menos sobreponerse a la descalificación constante y la amenaza oculta. Sólo la conciencia y la práctica producirán ese porvenir que esta mitad de la humanidad merece y necesita para caminar.
¡Contra el neoliberalismo, el poder popular!
¡Por el socialismo: vivir, luchar, vencer!
¡Ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo!
Estructura de la Mujer
Tendencia Democrática Revolucionaria – Ejército del Pueblo
TDR-EP
República Mexicana, marzo 8 de 2011.
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