Dejamos una entrevista del periodista Matteo Dean quien ha colaborado con Brújula en conferencias.Excelente, si no has podido leer el libro aqui esta un resumen
Los señores del narco
En el libro Los señores del narco, Anabel Hernández relata la historia reciente del narcotráfico en México. La periodista señala que la actual guerra contra el narco “se trata de una guerra entre cárteles del narcotráfico en la que el gobierno de Calderón tomó partido por uno de los contendientes”.
Matteo Dean
Ligas Ficha del libro
México, DF. La llamada “guerra contra el narcotráfico” que lanzó el actual gobierno federal mexicano -guiado por Felipe Calderón Hinojosa- es una falsa guerra, pues en realidad “se trata de una guerra entre cárteles del narcotráfico en la que el gobierno de Calderón tomó partido por uno de los contendientes, Joaquín Loera Guzmán, alias El Chapo, líder del Cártel de Sinaloa”.
Estas son algunas de las opiniones que sostiene Anabel Hernández, periodista mexicana y autora del libro revelación de estos últimos meses en las librerías de México, Los señores del narco (editado por Grijalbo Mondadori, 2010, p. 496).
El libro, publicado en diciembre de 2010 y que en dos meses ya vendió 50 mil copias, relata la historia reciente del narcotráfico en México, centrando su atención sobre algunos de los protagonistas de este fenómeno que “está infectando a todo México”. En particular, Anabel Hernández describe la trayectoria delincuencial de Joaquín El Chapo Guzmán, desde su temprana detención por parte de las autoridades de Guatemala (que lo entregaron luego a las autoridades mexicanas) en 1993 -cuando “era apenas un capo de ‘quinta’ en la jerarquía del entonces Cártel de Juárez”- hasta el día de hoy, cuando el líder del Cártel de Sinaloa es considerado el capo de capos, y que inclusive aparece en las exclusivas listas de la agencia Forbes en calidad de uno de los hombres más ricos del planeta.
El volumen que tanto interés está despertando (“sobre todo entre los jóvenes”) aporta nombres y apellidos de capos del narcotráfico en México, así como de funcionarios gubernamentales coludidos con la delincuencia, muchos de los cuales aún están en funciones. Describe con muchos detalles las redes de complicidad que encubren al negocio del tráfico de sustancias ilícitas y cómo, gracias a estas complicidades, se pudo llegar a la situación actual, en la que hay más de 40 mil muertos reconocidos oficialmente.
Como parte de esa red de complicidades y corrupción, Los señores del narco menciona la negociación fallida entre gobierno federal y cárteles del narco que se tuvo que interrumpir cuando “el narco mata al Secretario de Gobernación mexicano, Juan Camilo Mouriño”. Es una situación que Hernández no se limita a definir como dramática, sino que teme pueda empeorar mucho. ¿Una solución posible? “Una enérgica protesta ciudadana”, afirma la autora. En entrevista con Desinformémonos, Anabel Hernández abunda en estos temas, describiendo los errores del gobierno, el rol de Estados Unidos y narrando su propia vida en calidad de periodista “acosada por las autoridades”.
- ¿Por qué escribió Los señores del narco?
-Es un libro cuya idea nació a finales de 2005. Hice un viaje al llamado “Triángulo dorado” (zona comprendida entre los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua, en el norte de México, y considerada la “cuna” de muchos narcotraficantes mexicanos, N.d.R.) para investigar acerca de niños explotados y me encontré con una realidad muy distinta a la que creía. No es una explotación así como uno la puede imaginar, como una esclavitud, sino que es un rol que los niños han asumido durante décadas -y que asumen con mucho orgullo-. Asumen la tarea como ‘ya me va a tocar’. Luego me encontré con el ex director de la cárcel de Puente Grande, en Jalisco, Leonardo Beltrán Santana (quien fue encarcelado por la “fuga” de El Chapo en enero de 2001, y hoy ya está en libertad, N.d.R.), quien me contó acerca de El Chapo. Lo que terminó de convencerme fue el encuentro que tuve con agentes de la Agencia Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA) aquí en México en mayo de 2006. Ellos me hablaron de la investigación que realizaban en contra del entonces Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, acerca de un presunto soborno que habría recibido por parte de los cárteles del narco. En el hotel Nikko de la Ciudad de México, en donde ellos (los de la DEA) suelen trabajar, me contaron que tenían infiltrada a la organización de Ignacio Coronel Villareal (alias Nacho, socio de El Chapo) y que justamente el infiltrado que tenían había escuchado hablar a El Chapo sobre el tema. Todo eso me convenció de escribir sobre el tema.
Según la autora, hasta mediados del los años 80 el narcotráfico en México era un asunto controlado por el gobierno federal. “Esa relación se basaba en la corrupción y la complicidad entre las partes”, afirma. Sin embargo, poco a poco la situación fue cambiando.
- ¿Cómo y por qué cambia esa relación?
-Se podría decir que el gobierno controlaba al narcotráfico. El punto de quiebre para este cambio fue el poder económico que el narco adquirió. Mientras los narcos se dedicaban exclusivamente a sembrar y traficar marihuana y a la extracción de la goma de la amapola para producir heroína, su poder económico era muy limitado. Pero en los 80, cuando gracias a la intervención de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) -en el marco de la Operación Irán-Contra- los narcos colombianos se vinculan a los mexicanos, éstos comienzan a traficar sustancias más valiosas, como la cocaína. Ejemplo de ello es el caso de El Chapo Guzmán. Cuando lo detienen la primera vez, en 1993 en Guatemala, el Chapo era un capo de quinta, sin ningún poder efectivo; inclusive era un estorbo para Amado Carrillo Fuentes (el llamado Señor de los Cielos, máximo narcotraficante mexicano a principio de los años 90 y líder del Cártel de Juárez) y, sin embargo, veo los documentos y en ellos descubro que El Chapo ya en ese entonces tenía mucha riqueza. Eso significa que con el nuevo negocio – la cocaína – inclusive los capos menos poderosos tenían muchos recursos. Es el poder económico de la cocaína (el) que cambia las asimetrías de las relaciones: comienzan a sobornar a policías, comandantes, políticos locales, gobernadores, hasta llegar a hoy, en donde el narco tiene bajo su control a buena parte del gobierno federal.
Hoy en día, Joaquín Loera Guzmán, alias El Chapo, aparece como el capo más poderoso de México e inclusive de Latinoamérica. Tras transcurrir los años 90 en las cárceles federales de México, el 20 de enero de 2001, un mes y medio después que Vicente Fox Quesada asumiera la presidencia de México -en calidad de primer Presidente emanado del Partido de Acción Nacional (PAN)-, El Chapo logra escaparse de la cárcel de Puente Grande.
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