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martes, 12 de abril de 2011

Barra de Potosí, pueblo pesquero

Iván Restrepo

Una nueva inconformidad ciudadana surge ahora en Petatlán, municipio ubicado a pocos kilómetros del polo turístico Ixtapa-Zihuatanejo. De Petatlán forma parte el pueblo pesquero de Barra de Potosí, clasificado como de alta marginalidad y habitado por unas 400 personas. El pueblo lo fundaron en 1934 varios cazadores de tiburones y posee una laguna de casi 500 hectáreas y una importante extensión de manglar. Además de la pesca, los lugareños se ocupan en cultivar la palma de coco, una ganadería de poca monta y en servicios diversos. El poblado fue destruido por el ascenso del agua del mar durante el sismo de 1985. Las viviendas eran entonces básicamente de madera y las remplazaron con otras de material “moderno”, todas de igual diseño, que sus ocupantes ampliaron o modificaron a su muy personal gusto. El poblado cuenta con servicio eléctrico, agua bombeada de un pozo y no hay drenaje.

En mil 600 hectáreas pertenecientes a este pequeño poblado el gobierno federal tiene proyectado construir un muelle y sus obras complementarias para el arribo de cruceros turísticos y otras embarcaciones. Sería la punta de lanza para que inversionistas nacionales y extranjeros establezcan en Barra de Potosí un nuevo polo de desarrollo turístico. Este tipo de obras requiere la autorización de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, aunque la institución más interesada es el Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), de pésima fama por el manejo que ha hecho de algunas áreas costeras en beneficio del gran capital y los bolsillos de algunos funcionarios. Además, se necesita la autorización de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, que la dará si previamente se presentan los estudios que demuestren que no se afecta negativamente el medio ambiente y los recursos naturales.

El muelle y el nuevo polo turístico alterarían una rica y variada fauna y flora litoral (como los manglares, protegidos ya por una norma oficial) y el flujo natural de agua de la laguna. Una pequeña muestra de la biodiversidad que hay en Barra de Potosí se debe a Alejandro Meléndez Herrada y Marisela Martínez Ruiz, investigadores de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana. Ellos registraron 180 especies de mariposas, 212 de aves, de las cuales 82 son acuáticas y marinas, 23 endémicas y 19 están en riesgo de desaparecer. Allí es posible encontrar lo mismo el zanate, la calandria y el picuyo que el cormorán, la fragata, el garzón, la garza blanca, la congucha, la huilota y el cardenal. Además, sus playas son sitios de anidación y conservación de la tortuga laúd, clasificada en peligro de extinción.

Por su parte los estudios florísticos reportan en la zona 101 familias, 270 géneros y 382 especies colectadas en vegetación halófila, matorral xerófilo, bosque tropical caducifolio, bosque tropical perennifolio, vegetación acuática y vegetación subacuática. Es importante agregar que en el medio marino que corresponde a Barra de Potosí destacan la ballena jorobada, los delfines pantropical y nariz de botella y diversos peces, como el ídolo moro (Zanclus cornutus), el agujón (Tysolurus crocodilus), la anchoveta, el charal, la carpa, la tilapia, el pez sierra, el vela, la lisa, el marlín y el lenguado.

Cabe señalar que la población de Ixtapa-Zihuatanejo se opuso a que en su bella bahía se construyera un muelle para cruceros. Ahora la inconformidad es de los habitantes de Barra de Potosí y de la cabecera municipal de Petatlán, no consultados en torno a esa obra y el posible polo turístico que, como advierten los especialistas, afectarán negativamente los recursos naturales de la zona.

Y hablando de muelles, tiene problemas el que en Playa del Carmen, Quintana Roo, sirve para comunicar tierra firme con la isla de Cozumel. Las corrientes marinas se llevaron hasta el muelle parte de la arena utilizada para “recuperar” cinco kilómetros de playa en esa parte de la Riviera Maya. La arena impide su funcionamiento normal y, además, está sepultando las formaciones de coral. Mientras la erosión de la franja litoral avanza, no hay todavía la estrategia gubernamental para detenerla y/o aminorar sus efectos.

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