Alejo Pichardo Hernández
Para minar la base social del movimiento revolucionario encabezado por el General Emiliano Zapata, desde el estado mayor de las tropas carrancistas el general Pablo González ordenó al general Rafael Cepeda, llevar a cabo una campaña en el Estado de Morelos para detener y hacer prisioneros a todos aquellos que tuvieran armas en su poder o desarmados, combatientes zapatistas o simples ciudadanos pacíficos y luego fusilarlos. Se trataba de imponer el terror con especial atención en aquellos lugares considerados bastiones zapatistas. Eso sucedió aquel 3 de mayo de 1916 cuando aquí en Jiutepec fueron fusilados 225 prisioneros. El parte (o reporte) militar dijo que se sometió a juicio sumario a los prisioneros y se ordenó su ejecución. La estrategia militar carrancista era arrasar en Morelos con todas las manifestaciones de rebeldía. No se tiene datos de cuantos de los fusilados fueron nativos de Jiutepec, mas bien se creé que la mayoría fueron de otras comunidades. La ofensiva estratégica del ejército carrancista era recuperar territorios, incluidos los que fueron gobernados de manera comunitaria por los zapatistas.
Entre los sectores sociales acomodados, el movimiento zapatista tuvo aliados y enemigos. En el libro Zapata en miradas forasteras de escritor José N. Iturriaga inserta la opinión de Ethel Duffy Turner responsable de la página en inglés del periódico magonista Regeneración, donde se lee lo siguiente: “En Chicago, Manuel Calero embajador del gobierno de Madero ante el Gobierno de los Estados Unidos al ser entrevistado en la primavera de1912, declaró que la revolución estaba restringida a Chihuahua, pero admitió que en el Estado de Morelos y otras regiones “bandas de indios causaban molestias, y agregó: la única manera como puede el Gobierno tratar a esa desafortunada gente, es exterminarla”.
La Sra Rosa E. King dueña del Hotel Bellavista ubicado en el centro de Cuernavaca, en 1914 tuvo que huir ante la llegada de los revolucionarios y cuando regresó en 1916 pudo constatar los destrozos en su propiedad. En su libro Tempestad sobre México expresa que entiende las razones de la lucha zapatista: “Para los hacendados, la tierra no era todo mas que un río de oro que desembocaba en sus bolsillos….los zapatistas no eran un ejército sino un pueblo en armas….la feroz persecución emprendida por los federales convirtió a los zapatistas en belicosos demonios. Si yo me hubiera encontrado entre esa gente ignorante y perseguida, hubiera actuado de la misma forma que ellos”.
En el papel, la esclavitud había sido abolida con la Independencia pero en la práctica, seguía vigente
Manuel Márquez Sterling en su libro Los últimos días del presidente Madero dice. “A su entender del presidente Madero, la revolución, metida ya en todas las conciencias obliga a los intelectuales y a los gobernantes a ser benignos, a ser honrados, a ser piadosos…..por el instinto y por la dulzura del ideal filosófico, es un demócrata de cuerpo entero…trató de evitar que se desbordara la violencia. Al no cumplir sus promesas, cuando la oposición inculcó a sus antiguos adoradores la desconfianza y el recelo, Madero en vez de ser escuchado, fue asesinado”.
La Revolución Mexicana tiene diferentes aspectos deben ser estudiados para entender hechos como el que hoy estamos conmemorando: el fusilamiento de 225 Héroes Anónimos a quienes el pueblo de Jiutepec, siempre recordará. No tenemos datos precisos de cuantos de los caídos fueron jiutepequenses, pero eso sí, nunca los consideraremos daños colaterales de la revolución.
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