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lunes, 22 de agosto de 2011

Ni PRI, ni PAN, ni PRD

¿Qué reclama el PAN si es igual o más corrupto que el PRI? Y el PRD va por el mismo camino
Pedro Echeverría V.

1. El PRI gobernó México 70 años, siendo una de las dictaduras presidenciales más largas en el mundo. El PAN sólo ha gobernado desde la Presidencia once años y han sido igual de corruptos y pro empresariales a las siete décadas gobernadas por el PRI. El PRD no ha ocupado la Presidencia pero sus gobernadores en Zacatecas, Guerrero, Chiapas, Michoacán, han demostrado estar hechos con el mismo molde y barro que priístas y panistas. Lo único que garantizan esos tres partidos es la continuidad de la corrupción, la privatización, el saqueo de la riquezas y, lo más importante, seguir manteniendo al 70 por ciento de la población (unos 75 millones de mexicanos) en la pobreza y la miseria. Electoralmente sólo queda con alto grado de esperanza el voto por López Obrador –quien durante seis años ha recorrido día tras día todo el país- para la Presidencia. Si tampoco él puede, sólo queda el camino de la revolución violenta. ¿O qué otro?

2. La realidad es que los procesos electorales han representado para los electores- no para la izquierda honesta- un poco de esperanza y un buen entretenimiento. Pensando en que “ahora sí, en la próxima elección, con el presidente que sigue”, han pasado décadas, incluso siglos, y la situación de la población en vez de mejorar se ha tornado más difícil. El capitalismo y la llamada democracia, desde que existen como forma de Estado dominante y mediatizador, han prolongado la vida del sistema de explotación y opresión, usando las elecciones como forma de control. Partidos y políticos han adoptado la democracia burguesa como un medio de vida creando muchas esperanzas de cambio para los electores. Pero si revisamos brevemente la historia, aunque sea de manera mínima, nos encontraremos que la “democracia electoral” lo único que ha hecho es reconfirmar en todos los países la dominación de los sectores políticos y económicos altos y medios altos.

3. El PRI, como he planteado en centenares de artículos, defendió durante 50 años, hasta fines de los setenta, el llamado “nacionalismo revolucionario” que le permitía aunque fuera una mínima independencia respecto a los gobiernos yanquis; así mismo le permitió hacer una política agraria y social, aunque un tanto demagógica, paleo el problema de agrario y campesino. No usó el discurso empresarial y privatizador ni tampoco apoyó la privatización de los servicios de salud y educación. Sin embargo a partir de 1982, el gobierno de De la Madrid firmó la llamada “Carta de Intención” con el FMI y los EEUU en el que México se comprometió a una política de privatización, de austeridad en el gasto social, al pago puntual de intereses y a someter su gobierno al de los EEUU. ¿O se ha olvidado acaso el enorme significado de la imposición del neoliberalismo en la política y la economía mexicana y del mundo en los últimos 30 años?

4. No debe olvidarse que los gobiernos de la Thatcher y Reagan significaron, a partir de los años ochenta, algo así como “un corte histórico”, como un “cambio de paradigma” en el modelo y el manejo económico capitalista en el mundo. Se impuso la desaparición de la intervención del Estado en la economía para apoyar totalmente la política privatizadora de los recursos energéticos, de los transportes, de la comunicación, de la producción fabril, de las tierras, los servicios de salud y de educación. Si antes el Estado corrupto en manos del PRI -aunque trabajando con números rojos- concentraba un control de una parte de la economía para garantizar inversiones y servicios sociales, a partir de que en 1982 en México se comenzaron a vender las dos mil empresas estatales y paraestatales (tierras ejidales, bancos, aviones, ferrocarriles, teléfonos, televisoras, siderúrgicas, desfibradoras, petróleo, electricidad) ya el presupuesto no alcanza para inversión social.

5. Si el PRI de derecha representó el extremo de la corrupción y la política de abandono a los trabajadores, el PAN –como partido de la derecha extrema- profundizó la corrupción y desatención de los problemas de la población. Si antes del año 2000 –a pesar de conocer profundamente su historia- coincidí con ellos en alguna lucha contra los gobiernos corruptos del PRI, después de un mes del gobierno empresarial de Fox en ese mismo año, reconfirmé todo lo que conocía por mis estudios y experiencias. Puedo saludar a un dirigente priísta o panista, incluso hablar de otras cosas, pero cuando hablan de política me parecen que están vomitando basura que no soporto. ¿Cómo apoyar a un panista contra el PRI o a un priísta contra el PAN si son la misma basura oportunista ávida por hacer negocios? Lo malo es que el PRD se hunde en el mismo estiércol y ya no parece tener salvación. Quizá le queden militantes de base que no están por el poder, pero es difícil.

6. Ante tan negro panorama político-electoral que sólo ha servido a la clase política y empresarial, he concluido siempre que no tiene caso votar a pesar de que de los 500 legisladores surjan dos o tres rebeldes que hablan y hablan sin que nadie les haga caso. Trabajen con pasión por López Obrador, así como lo hicieron hace seis años y así como trabajaron por Encinas en el Estado de México; pero después en vez de echarle la culpa a los demás, a las 100 mil trampas, a los 500 millones dilapidados o a los 100 mil fraudes del gobierno, pónganse a pensar en serio en las décadas que tontamente hacemos lo mismo. Mil pretextos para no decir que hemos sido derrotados y para no abandonar ese camino que lleva más de un siglo jugándole el dedo en la boca al pueblo. ¿Es que acaso no se conoce la experiencia electoral en el mundo, en América y los mil un pretextos para esconder que las cosas siguen igual o peor de mal para los trabajadores?

7. En la entidad donde radico, Yucatán, pequeño estado mexicano de 2 millones de habitantes, las ideas derechistas y clericales son absolutamente dominantes por lo menos desde el siglo XIX. El PRI y el PAN, partidos al servicio del capital, se enfrentan violentamente por la gubernatura llegando hasta los golpes en la más aristócrata y burguesa avenida que comunica los domicilios, empresas y comercios de los hombres millonarios de la ciudad de Mérida, la llamada Casta Divina. Se espera que los ciudadanos no se dejen usar en la contienda por el PRI y su órgano periodístico Por Esto!, ni tampoco por el PAN y su periódico Diario de Yucatán. Los conflictos –con cualquier pretexto- van a multiplicarse en estos dos años de campañas políticas. Espero que la izquierda más honesta sepa diferenciarse de esos grupos de bandoleros que sólo buscan el poder y más dinero y que también sepa orientar a la población en la defensa de sus verdaderos derechos populares.

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