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domingo, 7 de agosto de 2011

Niño genio mexicano se graduara a los 16 años de medico y psicologo, practica piano y hockey y le desagrada Facebook

EMOL/EFE/CIUDAD DE MÉXICO.- El adolescente mexicano Andrew Almazán Anaya, de 16 años, considerado niño prodigio por su precocidad intelectual, se graduará el próximo día 18 como psicólogo, mientras simultáneamente culmina los últimos semestres de la carrera de Medicina.
Almazán, cuya vertiginosa formación profesional ha atraído la atención del país, declaró que se prepara para continuar con sus estudios en los campos de la neurociencia y la neuropsicología.
Formado en el seno de una familia cristiana, este joven practica piano y hockey sobre hielo como pasatiempos, es cinta negra en taekwondo y le desagradan las redes sociales como Facebook, porque prefiere "la comunicación directa" con las personas.
No tiene tiempo
Ya vestido con corbata y bata de médico en su oficina del Centro de Atención al Talento (Cedat), una pequeña escuela de aprendizaje para superdotados fundada por su padre y su madre hace un año, Andrew gesticula poco y habla rápidamente con los ojos fijos en su interlocutor.
"Desde que era pequeño no sólo me ha gustado la medicina y la psicología, sino también la geografía, la astronomía, la historia, e incluso la filosofía. Pero como son varias áreas las que me han interesado, lo que me llega es a faltar tiempo para poderlas realizar todas", manifestó Almazán, quien confiesa que la mayoría de sus amigos son, cómo él, superdotados.

A los seis años, el considerado niño genio ya había leído varias obras de Shakespeare, enumeraba huesos del ser humano y planetas, y exhibía una "memoria prodigiosa" de la que todavía hoy hace gala, según su padre, Asdrúbal Almazán, médico cirujano de profesión.

A los nueve años los padres decidieron educar al menor en casa, al ver que en la escuela los niños lo aislaban y no jugaban con él, y después de que Andrew fuera diagnosticado con trastorno por déficit de atención.
La preocupación por la educación de su hijo llevó a sus padres a fundar una escuela en la que enseñan habilidades especiales a menores con capacidades intelectuales superiores, empleando un método desarrollado por padre e hijo y que ambos bautizaron "el ordenamiento de las inteligencias".
Con solo doce años Andrew Almazán ingresó en la universidad y ahora está a solo unos días de convertirse en el sicólogo más joven de la Universidad del Valle de México y, en dos años más, en el doctor más precoz de su país.

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