México SA
Belice crece más que México
Honduras y Haití, también
El cuerno de la abundancia
Honduras y Haití, también
El cuerno de la abundancia
En 2011, Panamá, Argentina y Ecuador, con avances de 10.5, 9 y 8 por ciento, respectivamente, ocuparon los tres primeros lugares latinoamericanos en lo que a crecimiento económico se refiere. Muy debajo de ellos, en la posición 15 de 20 posibles, aparece México, con 4 por ciento. Del estallido de la crisis en 2008 para acá (incluida la estimación para 2012) esa tercia de naciones reportan una tasa anual promedio de crecimiento de 7.74, 6.1 y 4.84 por ciento, en cada caso, mientras el
En el balance, a todas luces México sobresale entre los países menos resultones de América Latina, no obstante tener todo tipo de riquezas no sólo para sobresalir regional e internacionalmente, sino para que sus habitantes vivieran en condiciones infinitamente mejores a las actuales. Lamentablemente, toda esa riqueza y todo ese potencial ha sido nulificado –socialmente hablando– por una clase político-empresarial depredadora, que concentra para sí el usufructo del prácticamente inagotable patrimonio del país, aderezado con un modelo económico de apartheid.navío de gran calado(léase la idílica versión calderonista de la economía mexicana) a duras penas promedió 1.56 por ciento en el periodo, el mismo durante el cual Haití, de por sí arruinado, fue devastado en 2010 por un terremoto, y aún así registró un crecimiento anual promedio de 3.24 por ciento.
México debería reportar tasas de crecimiento como las que ahora registran naciones como Panamá, Argentina y Ecuador, y sus habitantes gozar de niveles de bienestar cercanos a los de naciones desarrolladas, pero la realidad es cruel y a duras penas alcanza 1.5 por ciento como promedio anual, con ganas de empeorar. Reporta un
avanceincluso inferior a países como Honduras (2.24 por ciento tasa anual promedio en el último quinquenio), Belice (2.44), Haití (2.22) y Guatemala (2.58). Eso sí, puede
presumirque supera al comportamiento económico salvadoreño (0.6 por ciento en el lapso señalado).
Lo peor de todo es que el problema no se limita a un sexenio (aunque sucesivamente cada que se inicia uno resulta peor que el anterior), sino que acumula tres décadas cuando menos, durante las cuales el comportamiento económico mexicano ha ido de mal en peor, al igual que el bienestar de los mexicanos. De ahí la urgencia de replantear el modelo económico, de encontrar nuevas rutas, porque de no hacerlo el país, irremediablemente, caerá al precipicio, y ahora está muy cerca del borde. Si los candidatos a la silla grande se limitan a los discursos fatuos y repiten el numerito de prometer sin ton ni son, entonces agárrense.
En vía de mientras, va un repaso –cortesía de la Cepal– sobre el comportamiento económico del siempre bello Panamá, el más destacado en América Latina durante 2011: se prevé que la economía panameña crezca 10.5 por ciento, impulsada principalmente por la actividad interna, continuando así la tendencia de altas tasas que la han caracterizado en años recientes. Se estima que el sector público no financiero arrojará un déficit equivalente a 2 por ciento del PIB al cierre del ejercicio, similar al del año previo. El déficit de la cuenta corriente se situó en 7.3 por ciento del PIB a junio de 2011, en tanto el nivel de la deuda externa alcanzó 41.8 por ciento del PIB. El índice de precios al consumidor a noviembre subió 6.8 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior, mientras la tasa de desocupación se situó en 4.5 por ciento en agosto, lo que supone una reducción de 2 puntos porcentuales respecto de la observada el mismo mes del año previo.
Gran parte del dinamismo económico se debe a factores internos, que han robustecido el crecimiento de la economía panameña. Se trata de numerosos proyectos de infraestructura pública, entre los cuales destacan la ampliación del canal de Panamá, el saneamiento de la bahía, la extensión de la cinta costera, la construcción del Metro en la capital de la República y la edificación de carreteras y viviendas. La demanda agregada se expandió 14.3 por ciento, liderada por un aumento significativo de las exportaciones de bienes y servicios (20.9), el consumo total (8.8) y la formación de capital fijo (8.7). Se calcula que las importaciones de bienes y servicios aumentaron 20.2 por ciento.
Después de un proceso de seis años, en octubre de 2011 el Congreso de Estados Unidos aprobó el tratado de libre comercio con Panamá, que se espera reforzará el intercambio comercial entre ambas economías. Gracias a este tratado los productos panameños entrarán al mercado estadunidense libres de impuestos y se facilitará la llegada de nuevas inversiones de ese país. Actualmente Estados Unidos es el principal socio comercial de Panamá, con un volumen de comercio total de alrededor de 50 por ciento de todas las importaciones y exportaciones panameñas (alrededor de 85 por ciento para el caso mexicano).
Las cifras preliminares indican que la mayor parte del crecimiento en 2011 se centró en cinco sectores que crecieron a doble dígito y que en su conjunto representan más de 50 por ciento del PIB. El sector del transporte y las telecomunicaciones creció más de 15 por ciento en el primer semestre de 2011, lo que se explica por las mayores exportaciones de servicios de transporte marítimo, el aumento del transporte aéreo al extranjero y la dinamización del sector de las comunicaciones. Por su parte, la construcción creció 17.3 por ciento, debido al conjunto de proyectos promovidos por el sector público no financiero y la autoridad del canal de Panamá. Se prevé que gran parte del dinamismo que caracterizó la economía panameña en 2011 continuará en 2012, año para el que, con todo y desaceleración, se vaticina un crecimiento de 6.5 por ciento, el doble que en México.
La inflación interanual a noviembre de 2011 fue de 6.8 por ciento. El mayor aumento se registró en el sector del transporte, con grandes alzas en el precio del combustible y el transporte público, además de los aumentos de precios de alimentos y bebidas Las tasas de desocupación y de desempleo abierto se situaron a agosto de 2011 en 4.5 y 2.9 por ciento de la población económicamente activa, respectivamente, lo que supone una reducción de 2 y 1.8 puntos porcentuales en comparación con las tasas registradas en el mismo periodo del año previo. Durante este mismo lapso la remuneración mensual media llegó a 802 dólares (más de 11 mil pesos mexicanos), lo que representa un incremento de 5.4 por ciento nominal respecto del mismo periodo del año anterior. El sector del comercio al por mayor registró la remuneración media más alta, pues fue de 989.9 dólares (casi 14 mil pesos), 3.2 por ciento más respecto del año anterior.
Las rebanadas del pastel
Y para animar la llegada del Año Nuevo, ayer el tipo de cambio trepó a 14.5 pesos por dólar.
Después de un proceso de seis años, en octubre de 2011 el Congreso de Estados Unidos aprobó el tratado de libre comercio con Panamá, que se espera reforzará el intercambio comercial entre ambas economías. Gracias a este tratado los productos panameños entrarán al mercado estadunidense libres de impuestos y se facilitará la llegada de nuevas inversiones de ese país. Actualmente Estados Unidos es el principal socio comercial de Panamá, con un volumen de comercio total de alrededor de 50 por ciento de todas las importaciones y exportaciones panameñas (alrededor de 85 por ciento para el caso mexicano).
Las cifras preliminares indican que la mayor parte del crecimiento en 2011 se centró en cinco sectores que crecieron a doble dígito y que en su conjunto representan más de 50 por ciento del PIB. El sector del transporte y las telecomunicaciones creció más de 15 por ciento en el primer semestre de 2011, lo que se explica por las mayores exportaciones de servicios de transporte marítimo, el aumento del transporte aéreo al extranjero y la dinamización del sector de las comunicaciones. Por su parte, la construcción creció 17.3 por ciento, debido al conjunto de proyectos promovidos por el sector público no financiero y la autoridad del canal de Panamá. Se prevé que gran parte del dinamismo que caracterizó la economía panameña en 2011 continuará en 2012, año para el que, con todo y desaceleración, se vaticina un crecimiento de 6.5 por ciento, el doble que en México.
La inflación interanual a noviembre de 2011 fue de 6.8 por ciento. El mayor aumento se registró en el sector del transporte, con grandes alzas en el precio del combustible y el transporte público, además de los aumentos de precios de alimentos y bebidas Las tasas de desocupación y de desempleo abierto se situaron a agosto de 2011 en 4.5 y 2.9 por ciento de la población económicamente activa, respectivamente, lo que supone una reducción de 2 y 1.8 puntos porcentuales en comparación con las tasas registradas en el mismo periodo del año previo. Durante este mismo lapso la remuneración mensual media llegó a 802 dólares (más de 11 mil pesos mexicanos), lo que representa un incremento de 5.4 por ciento nominal respecto del mismo periodo del año anterior. El sector del comercio al por mayor registró la remuneración media más alta, pues fue de 989.9 dólares (casi 14 mil pesos), 3.2 por ciento más respecto del año anterior.
Las rebanadas del pastel
Y para animar la llegada del Año Nuevo, ayer el tipo de cambio trepó a 14.5 pesos por dólar.
Campo: catástrofe y sinrazones
El pasado viernes, la Comisión Permanente del Congreso informó que el titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, había realizado
En los hechos, tales observacionesa un decreto legislativo –avalado el 15 de diciembre– que demandaba la integración de un fondo de emergencia por 10 mil millones de pesos para los estados afectados por los fenómenos climáticos que se abatieron este año sobre buena parte del territorio.
observacionesimplican un retraso, por lo menos, en la aplicación de los recursos mencionados, y han sido interpretadas como el equivalente a un veto de la Presidencia al fondo avalado por la Cámara de Diputados.
Independientemente de las razones que pudiera esgrimir el Ejecutivo para justificar tal medida –las cuales no han sido reveladas hasta ahora–, ésta se torna incomprensible dado el contexto en el que se produce: durante el año que está por concluir, el rezago y abandono que acusan los entornos campesinos del país a consecuencia de la apertura comercial indiscriminada a productos agrícolas se ha agravado por los efectos de heladas, inundaciones y la más grave sequía en siete décadas, que en conjunto afectaron a 70 por ciento de la superficie cultivada del país, ocasionaron la pérdida de cientos de miles de cabezas de ganado y derivaron en problemas de alimentación y acceso al agua potable en amplias franjas del territorio. Para colmo, todo parece indicar que las consecuencias de estos fenómenos no se han expresado aún en toda su crudeza, y que a corto y mediano plazos persistirán sus efectos nocivos: un botón de muestra preocupante es el pronóstico formulado por investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo, quienes alertaron sobre una crisis alimentaria para 2012, con alzas de precios de 100 a 150 por ciento.
En tal circunstancia, no parece haber justificación alguna para que el Ejecutivo federal posponga, en el mejor de los casos, o vete, en el peor, la aplicación del fondo de referencia: si en cualquier circunstancia sería inaceptable que las autoridades mostraran indolencia para atender los daños causados por fenómenos naturales, en el caso que se comenta tal actitud es potencialmente devastadora en términos económicos, sociales y hasta políticos, pues implicaría dejar a su suerte a millones de campesinos depauperados, permitir que continúe y se amplíe la devastación en extensas zonas y poner en riesgo la viabilidad del país en materia alimentaria.
En tal circunstancia, no parece haber justificación alguna para que el Ejecutivo federal posponga, en el mejor de los casos, o vete, en el peor, la aplicación del fondo de referencia: si en cualquier circunstancia sería inaceptable que las autoridades mostraran indolencia para atender los daños causados por fenómenos naturales, en el caso que se comenta tal actitud es potencialmente devastadora en términos económicos, sociales y hasta políticos, pues implicaría dejar a su suerte a millones de campesinos depauperados, permitir que continúe y se amplíe la devastación en extensas zonas y poner en riesgo la viabilidad del país en materia alimentaria.
Por otra parte, la referida decisión presidencial es consistente con las actitudes asumidas por el grupo gobernante ante la catástrofe que se abate sobre los campesinos mexicanos. Desde hace muchos años, diversos sectores de la sociedad han insistido en que la continuidad de la política agrícola vigente somete a los campesinos a una competencia extranjera desigual, fuertemente subsidiada, abusiva e injusta; amplía la dependencia alimentaria del país, empobrece todavía más a los productores mexicanos, agudiza la indignación y el desamparo de millones de campesinos y es causa de mayores tensiones sociales. No obstante, las autoridades se empeñan en actuar como si tales advertencias no hubieran quedado ya ampliamente confirmadas en la realidad y profundizan la apertura indiscriminada de mercados y el incremento de importaciones: muestra reciente de ello es la prisa que ha mostrado el gobierno federal para iniciar importaciones de maíz y frijol de Perú, apenas unas horas después de que el Senado aprobó el Acuerdo de Integración Comercial entre México y ese país andino.
Así pues, y ante la falta de explicaciones claras respecto de la conducta del Ejecutivo en este episodio, es inevitable preguntarse si el virtual veto presidencial a la ayuda de emergencia aprobada por el Legislativo es una prueba más de la cerrazón, la insensibilidad y la ceguera del grupo gobernante ante la desgracia que vive el campo, o si es parte de un designio por profundizar el abandono de los entornos rurales y reducir el sector agrícola al pequeño puñado de agroexportadores que se han visto ampliamente beneficiados por el modelo vigente. Como quiera, es necesario que los legisladores adopten las medidas necesarias para revertir la medida comentada, pues las consecuencias de no hacerlo podrían ser impredecibles y catastróficas.
Así pues, y ante la falta de explicaciones claras respecto de la conducta del Ejecutivo en este episodio, es inevitable preguntarse si el virtual veto presidencial a la ayuda de emergencia aprobada por el Legislativo es una prueba más de la cerrazón, la insensibilidad y la ceguera del grupo gobernante ante la desgracia que vive el campo, o si es parte de un designio por profundizar el abandono de los entornos rurales y reducir el sector agrícola al pequeño puñado de agroexportadores que se han visto ampliamente beneficiados por el modelo vigente. Como quiera, es necesario que los legisladores adopten las medidas necesarias para revertir la medida comentada, pues las consecuencias de no hacerlo podrían ser impredecibles y catastróficas.
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