La candidata del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota, ha dicho, palabras más, palabras menos, que quiere ser la mamá de todos los mexicanos.
Muchos ciudadanos han reaccionado preguntándose si lo que necesita México es una mamá o un jefe o jefa de Estado. Y si, en dado caso, sería conveniente llevar al poder a una mamá que se avergüenza de los orígenes de sus hijos.
Durante el encuentro que tuvo hace algunas semanas con ex alumnos del Instituto Tecnológico Autónomo de México, llamó tlatoanis a varios ex presidentes de México y dijo que hablar de ellos era como hablar de Cuauhtémoc y Moctezuma.
Evidentemente el paralelismo no resultó ser muy afortunado porque quedó al descubierto algo que no supieron captar los medios ni sus adversarios: el desprecio de una ex secretaria de Educación Pública hacia los orígenes indígenas del mexicano y las raíces de su nacionalidad.
Vazquez Mota no podría ser, evidentemente, una buena mamá de una nación conformada en gran medida por indígenas y mestizos. Utilizar el pasado prehispánico para mofarse, es tanto como decir –a esos hijos que quiere “abrazar y proteger”- que forman parte de una raza de segunda o cuarta categoría.
Sin duda, se trata de una actitud que forma parte de la ideología y mentalidad de una derecha que ha nacido, crecido y vivido en el país como una elite.
La candidata dijo lo que dijo porque sabía que los estudiantes egresados de una de las universidades más caras del país, en cuyos campus estudian los hijos de familias prominentes o con aspiraciones de serlo, la iban a entender.
Sería difícil que los hijos de obreros y campesinos que estudian en la UNAM pudieran aplaudir un pensamiento que, si no es racista, sí denota el desprecio hacia la génesis de un pueblo que lleva en el color de la piel, en su fisonomía, tradiciones y costumbres, la huella innegable de un parentesco del que no puede ni debe avergonzarse.
La intención con que Vázquez Mota utilizó la palabra tlatoani recordó la golpiza que le puso el empresario textilero Miguel Sacal al conserje del edifico donde vive y a quien con todo desprecio gritó: “Ya estamos hasta la madre de los indios”.
Un hecho que indignó a la sociedad no sólo por tratarse de una conducta abusiva y prepotente sino porque dejó ver que todavía hay resabios de racismo en México.
¿Qué sucedería si el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, utilizara la historia o ciertos términos de los mormones para burlarse de su más probable contendiente, el precandidato republicano Mitt Romney?
No hay duda de que a la candidata de Acción Nacional la asesora un español, que nada tendría de malo si no fuera porque se trata de un extremista de derecha, que con aires de superioridad viene a matar indios.
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