EN CORTO
José Luis Avendaño C.
Que no dijo lo que dijo
Menudo revuelo causaron las declaraciones de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna –creada a raíz del 11-9 (11 de septiembre de 2001 cuando los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York), al comparar al narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán con el terrorista Osama bin Laden.
La moraleja es que Estados Unidos crea y busca a sus enemigos para mantener aceitada y justificar su maquinaria militar. Si ayer fue el comunismo, que dio origen a la etapa de la guerra fría, hoy es el narcotráfico, que pone al mismo nivel que el terrorismo, por su poder destructor de vidas e instituciones.
El 28 de febrero, frente al secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, Napolitano habría dicho, según la BBC, que “Estados Unidos perseverá en la búsqueda de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el narcotraficante más buscado de México”. La comparó con la exitosa búsqueda de Osama bin Laden. “Nos llevó 10 años para encontrar a Osama bin Laden y lo encontramos”. Enseguida agregó: “Y ya sabe lo que ocurrió; no estoy sugiriendo que la misma cosa le podría sucederá a Guzmán, pero lo que estoy sugiriendo es que insistiremos cuando se trate de malhechores”.
Una relación contradictoria
Tradicionalmente, se dice que capital y trabajo son complementarios. México es un país con una abundante mano de obra, 15 por ciento de la cual exportamos, vía migración, a Estados Unidos. Si son complementarios, capital y trabajo establecen, dice Marx, una relación contradictoria. Únicamente, hay que ver la distribución del ingreso, profundamente desigual. De ahí a la lucha de clases sólo hay un paso.
La política económica, en particular la política fiscal y monetaria, se hallan determinadas por los intereses del capital financiero, que lleva la voz cantante, por encima del capital productivo, subordinado. Todos los instrumentos de la política económica se hallan a su disposición para atraerlo y mantenerlo aquí; para consentirlo, contra los intereses del capital productivo. Por eso, la economía mexicana no crece, no genera empleo –al menos el suficiente y necesario: formal y remunerador, para un mercado interno fuerte— y se mantiene a la cola de América Latina.
Si la economía mexicana no se ha hundido más, se debe a la entrada de capitales, que buscan espacios y territorios de mayor rentabilidad. En tiempos de crisis, se dirigen a economías emergentes, donde obtienen las ganancias que no encuentran en sus países de origen. La administración federal no se cansa de afirmar que la llegada de capitales es signo de confianza en la economía del país. Pero, como en los casos del español en la banca –parte de la reconquista— o del canadiense en la minería, el capital muestra su vieja cara de usurero y depredador.
Además, por las condiciones propias de la crisis, los capitales se dirigen menos a las actividades productivas y más a los servicios financieros especulativos. Capitales golondrinos, altamente volátiles, que así como llegan, se pueden ir, al menor síntoma de un cambio en el clima para los negocios.
En 2011, se capturaron 41 mil 74 millones de dólares en inversión en cartera, una entrada histórica al mercado de valores, más del doble de lo se recibió en inversión directa (productiva), informa el Banco de México (Banxico.).
En su reporte sobre balanza de pagos, subraya que los sólidos fundamentos de la economía mexicana favorecieron la entrada de recursos del exterior, suficientes para permitir un financiamiento holgado del déficit de la cuenta corriente (El Financiero, 27-2-2012). Es decir, suficientes para compensar el déficit de la economía productiva (mayores importaciones que exportaciones de bienes y servicios).
Banxico reporta un saldo negativo por 15 mil 438 millones de dólares, en el renglón de errores y omisiones, su mayor nivel desde que hay cifras disponibles. En la nota se precisa que es la partida de ajuste entre las diferentes cuentas (el último renglón de la balanza de pagos) que refleja movimientos no registrados de capital. En lo que va del sexenio, el rubro de errores y omisiones acumula un total de 50 mil 407 millones de dólares, contra los 18 mil 927 millones de dólares del mismo periodo del sexenio anterior.
No lo dicen el Banxico ni la nota, pero se sabe que los movimientos no registrados de capital incluyen los flujos de la economía informal, como el dinero proveniente del narcotráfico.
En la misma edición de El Financiero, se informa, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que la tasa de desocupación en el mes de enero se ubicó en 4.9 por ciento, porcentaje menor al mismo mes de 2011. Sin embargo, aumentó el empleo de baja calidad y mal remunerado.
Así, la tasa de ocupación en el sector informal es de 29.02 por ciento, cifra mayor a la de hace un año. La tasa de condiciones críticas de ocupación (aquella población que trabaja menos de 35 horas a la semana o más de 35 horas con ingresos menores al salario mínimo) fue de 13.02 por ciento, la más elevada en casi dos años. Cifras que nos habla cómo se encuentra la economía formal.
Desigualdad
En una sociedad ideal, la riqueza o el ingreso generados están equitativamente repartidos. No hay ni ricos ni pobres. La realidad, en cualquier sociedad dividida en clases, es muy diferente, y es un signo de desigualdad social. Entre mayor concentración, mayor desigualdad. Lejos de la armonía social.
Según el Banco Mundial, la quinta parte de la población más pobre del país, el 20 por ciento, apenas participa del 3.4 del consumo total de bienes. En el otro extremo, el 20 por ciento más rico realiza el 56.7 por ciento (más de la mitad) del consumo nacional.
Al dividir a la población en diez partes (deciles), en el caso de México, de 113.4 millones a fines de 2010, 11.3 millones de los más pobres realizan el 1.41 por ciento del consumo; en cambio, los 11.3 millones más ricos, 37.2 por ciento.
Mientras el 20 por ciento más pobre de la población sólo realiza 3.79 por ciento del consumo, el segundo grupo de 20 por ciento de personas que se ubica en la siguiente escala de la pirámide realiza 9 por ciento del gasto; el grupo posterior, también en dirección ascendente, aporta 12.54 por ciento del consumo; el cuarto grupo, 19.48, y el último, el de mayor ingreso, 56.17 por ciento del total (La Jornada, 28-2-2012).
Las clases medias se ubicarían en el en los grupos tercero y cuarto. Así, este 40 por ciento de la población –empobrecida— representa el 27 por ciento del consumo total.
México no es el más desigual de América Latina: los más desiguales son Colombia, Bolivia y Brasil; los menos desiguales, Venezuela y Uruguay.
Mientras la pobreza disminuye, la desigualdad persiste. En América y el Caribe, entre 2002 y 2008 (último año de datos disponibles y que no considera los efectos de la crisis), el número en situación de pobreza extrema –eufemismo de miseria: los que viven con un ingreso de hasta un dólar al día— disminuyó, de 47 millones a 28.2 millones, 8.9 y cinco por ciento de la población total, respectivamente.
Ocupa GDF
“El paradigma con que se nos gobierna es el más ruin de cuantos se pudiesen aplicar: Negocios Privados con Recursos Públicos para Beneficio Exclusivo de Magnates. Ello explica la mal disimulada “correduría” en que está convertido el quehacer de la administración pública local. Todos observamos como el Gobierno del Distrito Federal abandona paulatinamente su obligación de tutelar el bien común, como actúa con mano dura contra quienes reclaman respeto a sus garantías individuales y sus derechos colectivos, como se conduce de forma arrogante y autoritaria ante la ciudadanía, y como ha puesto al servicio de particulares, ya de por sí insultantemente enriquecidos, infraestructura, bienes públicos y recursos económicos y humanos de nuestra ciudad. Mientras los necesitados, los excluidos de los programas sociales, los desempleados, los que carecen de oportunidades de estudio, de vivienda decorosa, de formas dignas de esparcimiento y acceso a la cultura, hombres y mujeres de todas las edades, se hayan condenados al abandono e indiferencia gubernamental.
“Cuando un gobierno incumple con las obligaciones que le ha conferido la ciudadanía y, más aún, se conduce en contra del bien común, violenta el estado de derecho y pone en grave riesgo la armónica convivencia pública; a los ciudadanos sólo nos queda organizarnos para defendernos y hacer valer nuestros derechos.”
Así comienza el Manifiesto, del 20 de febrero, del movimiento de los Ocupa GDF, que realiza un grupo de trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, contra la política privatizadora en la ciudad de México, comenzando por un bien público y social como es el agua, cuyo acceso es un derecho humano. Este hecho es más grave y contradictorio, en tratándose de un gobierno que se dice de izquierda, y que, en primer lugar, mantiene con sus trabajadores una relación antilaboral, en complicidad con la cúpula sindical corporativa.
Entre otras demandas, exigen “modificar el esquema de usufructo de la Arena de la Ciudad de México, en Azcapotzalco. Reducir drásticamente los 30 años de concesión a cinco máximo, sin opción a renovarse, e incrementar hasta en 10 por ciento sobre utilidades brutas, el ridículo uno por ciento que como contraprestación por el usufructo de la misma pagará TV-Azteca.”
La discriminación a los migrantes
“¡Pinche gringo!, le grita un automovilista al pasar al lado de donde mi esposo recoge la basura de la calle, cerca del bosque de Chapultepec. Y bueno, se puede entender el motivo de la confusión porque tiene el cabello rubio, los ojos verdes y mide 1.96. Pero resulta que es canadiense y aún más importante, es ser humano”. Es el testimonio de la politóloga Denise Dresser.
El avance de la ciencia y la tecnología –ciencia aplicada— nos haría creer, al género humano, que somos, sin modestia, los reyes del planeta y del universo. Pero, parece que no hemos aprendido nada. Nuestros instintos primarios son los mismos desde que aparecimos sobre la Tierra, comenzando por los prejuicios. Como animales sociales que somos, nos juntarnos y agruparnos, después de hay una o varias cosas que nos identifican.
Así, creamos clanes, familias, comunidades, pueblos, estados. Los que no se encuentran en estos espacios de identidad y pertenencia, los diferenciamos y excluimos. Miles de años después, apenas hemos avanzado en cierta convivencia y tolerancia. Pero no dejan de ser, frente a mí, el otro. De aquí a la discriminación sólo hay un paso. Se nos olvida que para ese que está frente a mí –como frente al espejo— yo soy el otro.
Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), los migrantes son, después de los indígenas y homosexuales, el grupo más discriminado en México. Esto porque, según la encuesta, se desconoce la problemática del migrante, principalmente del que viene de Centroamérica, en tránsito hacia Estados Unidos.
Memorable actuación de Jorge Galván en la película: Cartas a Elena, de Barajas Llorent, sobre la migración a través de las cartas que reciben y envían pobladores de un pequeño poblado de Chihuahua. Es un homenaje a los carteros y a todos los trabajadores del Servicio Postal Mexicano.
8 de mayo
Cuando una sociedad, hipócrita, quiere reconocer a alguien, pero sin respetarle sus derechos todos los días, le crea su día: que día de la madre (del padre, a manera de compensación, pero sin mayor impacto… comercial), del niño, de la mujer.
No es un día de fiesta. Se recuerda a las mujeres obreras que murieron, mientras se atrincheraban en su centro de trabajo, en Nueva York en 1857, para defender sus derechos, y el patrón ordenó quemar la fábrica…
Hay múltiples formas de discriminación: por género –la primera división humana y social es la del hombre y la mujer, observó Marx—, raza, religión, edad, preferencia sexual o manera de pensar. Aparece la intolerancia, cuando no el menosprecio, desprecio y odio, origen de malos entendidos y guerras. En primer término, la lucha de clases.
Sobre las mujeres, el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Según el Censo de 2010, son mayoría: 57.6 millones de mujeres y 54.9 millones de hombres, es decir, 100 por 95. Sin embargo, están políticamente sub representadas, y discriminadas en otros ámbitos. Que no se crea que una mujer sería mejor gobernante; tal vez, mejor administradora. No es una cuestión de género, sino de clase.
Hasta el 9, se realiza el 2º. Encuentro Internacional: “La experiencia intelectual de las mujeres en el siglo XXI”. En el metro Zócalo, la exposición: “Las mujeres productivas. Lo que callamos las mujeres”. Título, éste, melodramático (género de la telenovela), que refuerza la posición subordinada de la mujer, que supuestamente se quiere desterrar.
Todos somos griegos
Así titula su artículo John Holloway, marxista inglés, en la edición del 29 de febrero en La Jornada, del que entresaco algunos párrafos:
Atenas en llamas. Llamas de rabia. ¡Qué horror! ¡Qué gusto!
No me gusta la violencia. No creo que se gane mucho quemando bancos y rompiendo vitrinas. Sin embargo, siento un gran placer cuando veo la reacción en Atenas y las otras ciudades de Grecia ante la aceptación por el parlamento griego de las medidas impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Si no se hubiera dado una explosión de rabia, me habría sentido a la deriva en un mar de depresión.
El gusto es el gusto de ver al gusano tantas veces pisado voltearse a rugir. El gusto de ver a aquellos que han sido abofeteados mil veces devolver el golpe. ¿Cómo podemos pedir a la gente que acepte dócilmente los recortes feroces en su nivel de vida que implican las medidas de austeridad? ¿Queremos que expresen su acuerdo cuando se elimina el potencial creativo de tanta gente joven, atrapando sus talentos en una vida de desempleo? Todo eso solamente para que los bancos tengan su ganancia, para hacer a los ricos más ricos. Todo eso para mantener un sistema capitalista que pasó desde hace mucho su fecha de caducidad y que ahora ofrece nada más destrucción al mundo. Si los griegos aceptaban mansamente estas medidas, sería multiplicar depresión por depresión, la depresión de un sistema fracasado multiplicada por la depresión de la dignidad perdida.
La violencia de la reacción en Grecia es un grito que se lanza al mundo. ¿Cuánto tiempo nos vamos a quedar sentados viendo al mundo desgarrado por esos bárbaros, los ricos, los bancos? ¿Cuánto tiempo nos vamos a quedar parados observando la intensificación de las injusticias, la destrucción de lo que queda de los servicios de bienestar, la reducción de la educación a un aprendizaje acrítico y sin sentido, la privatización de las aguas del mundo, la eliminación de las comunidades y el desgarramiento de la tierra para el beneficio de las compañías mineras?
Este asalto que es tan agudo en Grecia se está llevando a cabo en el mundo entero. Por todos lados el dinero está subordinando la vida humana y no humana a su lógica, la lógica de la ganancia. Cuando los comentaristas eruditos explican los detalles de las últimas negociaciones sobre el futuro de la eurozona, olvidan mencionar que lo que se está negociando tan ligeramente es el futuro de la humanidad.
Todos somos griegos. Todos somos sujetos que vemos cómo nuestra subjetividad está siendo aplastada por la aplanadora de una historia determinada por el movimiento de los mercados de dinero.
Las llamas en Atenas son llamas de rabia y nos alegran. Sin embargo, la rabia es peligrosa. Si se personaliza o si se voltea contra grupos particulares (los alemanes en este caso), se puede muy fácilmente convertir en algo puramente destructivo. Es importante entonces tener claro que nuestra rabia no es una rabia contra los alemanes, ni incluso contra Merkel o Sarkozy, o Calderón. Estos políticos son nada más los símbolos arrogantes y miserables del objeto real de nuestra rabia, el dominio del dinero, la subordinación de toda vida a la lógica de la ganancia.
Esta irrupción de un mundo distinto no es solamente cuestión de rabia, aunque la rabia es parte de ella. Necesariamente implica la construcción paciente de otra forma de hacer las cosas, la creación de diferentes formas de cohesión social y de apoyo mutuo. Detrás del espectáculo de los bancos en llamas se encuentra un proceso más profundo en Grecia, un movimiento más silencioso, de la gente que se niega a pagar el transporte público, los recibos de luz, las casetas en las autopistas, las deudas bancarias; un movimiento nacido de la necesidad y de la convicción de la gente organizando su vida de otra forma, creando comunidades de apoyo mutuo y cocinas populares, ocupando edificios y terrenos vacíos, creando jardines comunitarios, regresando al campo, dando la espalda a los políticos (que ya no se atreven a mostrarse en las calles) para crear formas de democracia directa para tomar decisiones sociales. Todavía insuficiente, todavía experimental, pero crucial. Detrás de las llamas espectaculares está la búsqueda y la creación de otra forma de vivir que determinará el futuro de Grecia y del mundo. Todos somos griegos.
La injusticia para con un juez
Baltazar Garzón, el juez de la Audiencia Nacional española, ha sido inhabilitado por sus pares. Célebre por querer hacerles justicia a los muertos de la dictadura franquista –hija del fascismo y nazismo, es decir, de la dictadura del capital—, y por llevar ante la justicia a Augusto Pinochet, otro dictador del capital, con la bendición del Dr. K (Henry Kissinger, secretario de Estado el 11 de septiembre de 1973), a través de los Chicago boys, introductores, a sangre y fuego, de la doctrina neoliberal
Su columna: México y el Mundo, del 29 de febrero, Juan María Alponte se lo dedica al juez Garzón y al asunto de su inhabilitación durante 11 años; decisión que lo manda, prácticamente, al retiro. Alponte dice: “Los jueces, ¿cuándo lo serán?, le han recusado para que no puede ejercer su profesión. Era demasiado, abarcaba a los vivos y a los muertos, sobre todos a los de las tumbas anónimas y un tiro en la nuca”. Allí quedan las víctimas de la Operación Cóndor, que orquestó las desapariciones y asesinatos cometidos por tres dictaduras: la chilena, la argentina y la uruguaya, con el aval de esa otra dictadura: la del capital.
Las Malvinas
Se conmemora la gesta de Las Malvinas, que disputan desde años atrás Argentina e Inglaterra, que las llama Faukland. Hace 30 años, Inglaterra ocupó/invadió esas islas en el extremo austral de América, que reclaman los dos países.
Dada su superioridad naval y militar, los ingleses derrotaron a los argentinos. Se demostró que muchos ejércitos latinoamericanos son de oropel cuando se trata de defender a la patria, y sirven sólo para reprimir a sus pueblos.
En Espejos (Siglo XXI editores. México. 2008), Eduardo Galeano cuenta lo que sigue:
“–A la que yo de un beso, ésa es.
Y a fines de 1977, en Buenos Aires, el Ángel Rubio besó, una tras otra, a Esther Balestrino, María Ponce y Azucena Villaflor, fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo, y a las monjas Alice Domon y Léonie Duquet.
“Y se las tragó la tierra. El ministro del Interior de la dictadura militar negó que las madres estuvieran presas y dijo que las monjas se habían ido a México, a ejercer la prostitución.
“Después se supo que todas, madres y monjas, habían sido torturadas y arrojadas vivas al mar desde un avión.
“Y el Ángel Rubio fue reconocido. A pesar de la barba y la gorra, fue reconocido, cuando los diarios publicaron la foto del capitán Alfredo Astiz firmando, cabizbajo, la rendición ante los ingleses. Era el fin de la guerra de las Malvinas, y él no había disparado ni un tiro. Estaba especializado en otros heroísmos”.
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