NUTRICION.PRO A las ciruelas se les ha considerado como un elixir natural para el mantenimiento de la juventud. Tradicionalmente se comían ciruelas porque se sabía que una dieta rica en este alimento ayudaba a mantener el organismo en buena forma, previniendo la aparición de muchas enfermedades de la vejez y manteniendo el aspecto del cuerpo en buen estado.
La razón de este pensamiento se basa en el hecho de que este alimento es rico en vitamina E, un poderoso antioxidante, que neutraliza la acción de los radicales libres. Comer ciruelas mantiene el aspecto de la piel más joven y ayuda a prevenir la aparición de las arugas. Además de la vitamina E, contienen mucha vitamina A,en forma de betacarotenos que se encuentran en los pigmentos tan abundantes que posee esta fruta.
La vitamina A es otro poderoso antioxidante que protege del deterioro que el tiempo causa en el organismo: ayuda a evitar el cáncer, cuida de la piel, fortalece el sistema inmunitario y cuida de los ojos previniendo las pérdidas de visión.
Si a estas dos vitaminas, le sumamos su contenido en vitaminas del grupo B, que, entre otras funciones, ayuda a mantener la viveza mental durante más tiempo, a mantener los nervios en buenas condiciones evitando los problemas de entumecimiento o falta de coordinación, o a regularizar el ritmo cardíaco, comprenderemos lo interesante que es comer estos frutos para mantener nuestra mente y nuestro cuerpo en buena forma a medida que pasan los años.
El abundante contenido en potasio y la usencia de sodio, junto con el moderado poder calórico de las ciruelas frescas, convierte a este fruto en un buen aliado de las dietas de adelgazamiento y en aquellas situaciones en que se quiera mantener el peso. El potasio contribuye a eliminar líquidos corporales y evita así el problema de la retención de líquidos. Perder líquidos retenidos no solamente es importante por una cuestión de estética en cuanto que disminuye la hinchazón y estiliza la silueta. La acumulación de líquidos es algo muy habitual en ciertas situaciones como la edad, la menopausia, los problemas de insuficiencia renal o las enfermedades del hígado. Comer este alimento podría aliviar en parte las consecuencias de estas anomalías.
Las ciruelas son ricas en fibra, especialmente las ciruelas pasas o ciruelas secas, por lo que, además de evitar el estreñimiento, ayudan a vaciar los intestinos y contribuyen a mantener una buena silueta.Las ciruelas poseen muy poca grasa y su poder calórico viene determinado por los hidratos de carbono que proporcionan una energía mucho más duradera, por lo que ayudan a solucionar la necesidad de picar algo de tanto en tanto ya que mantienen la sensación de saciedad durante más tiempo.
Las ciruelas frescas son adecuadas para evitar laobesidad y al mismo tiempo, resultan tremendamente útiles como tentempié. Un par de buenas ciruelas en la merienda o entre comidas puede ser muy útil para que los escolares no coman otras chucherías a base de grasas poco recomendables y azúcares refinados que no aportan ningún valor nutritivo a su dieta. Las ciruelas proporcionan una energía saludable y duradera.
Se ha comprobado como la ingestión habitual de esta fruta ayuda a rebajar la tensión, prevenir el nerviosismo y mantener el cuerpo tranquilo. La ingestión de esta fruta en abundancia en los últimos días de septiembre puede ayudar a prevenir los síntomas de la depresión de otoño, ayudar a superar el estrés que supone la vuelta al trabajo después de las vacaciones de verano o a reforzar el ánimo y la concentración de los estudiantes que tienen que volver a clase a realizar recuperaciones de las asignaturas suspendidas.
Efecto laxante suave: Las ciruelas frescas constituyen uno de los mejores remedios para prevenir el estreñimiento. Esta propiedad les viene otorgada por su riqueza en fibras, especialmente pectina, fructosa y el azufre. Por una parte la gran cantidad de fibras aumenta el volumen de materia en el intestino grueso, lo que produce un aumento del peristaltismo o contracciones intestinales estimuladas por la presencia de tanta materia acumulada. Todo ello provoca una defecación abundante y más habitual. Por otra parte, se ha comprobado como la fructosa y el azufre tienen propiedades laxantes. Las ciruelas frescas son laxantes muy eficaces. Su efecto es suave y se nota a largo tiempo. La mejor manera es comer este fruto de manera habitual, poco a poco hasta que el intestino se acostumbre.
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