La vida de Lydia Cacho no ha sido fácil en los últimos años, sin
embargo la preocupación adquirió gravedad hace unas semanas, cuando
recibió un mensaje a través de un radio de comunicaciones de seguridad
instalado en su casa, en Cancún, pues aparentemente provenía de
integrantes del crimen organizado.
“No te metas con nosotros” o “te vamos a mandar a casa en pedacitos”, fue lo que escuchó Lydia, según informó el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York.
“¡Otra vez… chingao!”
Amanazada de muerte, Lydia Cacho se exilia temporalmenteEmeequis/ Página: 16 - No.287 o descarga el PDF (0.28 MB).
La autora de Los demonios del Edén ha tenido que salir de México. La causa, nuevas amenazas de muerte.
¿De dónde provienen?
Difícil saberlo con precisión, pero las investigaciones de
Lydia Cacho sobre los grupos que han hecho un negocio de la trata de
personas y la pederastia, han incomodado y tocado fibras sensibles no
solamente entre miembros del crimen organizado, sino también del poder
político.
La periodista ha tenido que abandonar el país además porque,
como dice Darío Ramírez, director de Artículo 19, en México ni el Estado
ni las leyes garantizan la vida de reporteros, fotógrafos de prensa y
comunicadores. Un asunto que, a decir de Fran La Rue, relator de la ONU
en materia de libertad de expresión, “el gobierno saliente deja
absolutamente inconcluso y sin respuesta”.
Sin duda, destaca, “el desafío del próximo Presidente será parar la violencia contra medios y periodistas”.
Por Zorayda Gallegos
zgallegos@m-x.com.mx • @zogallegos
zgallegos@m-x.com.mx • @zogallegos
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—Darío, ¡otra vez… otra vez, chingao!
La voz de Lydia Cacho irrumpió en la noche de un sábado en el
teléfono de Darío Ramírez. Con la voz entrecortada, la periodista le
relató rápidamente el mensaje con crudas amenazas que había recibido a
través de su radio de comunicación.
Ramírez no pudo evitar estremecerse de nuevo. De acuerdo con lo relatado por Lydia, el modo, el tiempo, el contenido de la amenaza le advertía que sus posibles agresores estaban al acecho. No era ese método del policía que manda un correo electrónico con palabras altisonantes al blog de la periodista. Esta vez, mencionó ella, era otro tipo de mensaje de poder de quien emite el amago.
El episodio sería contado días después por Darío Ramírez, director de
Artículo 19, en un texto dedicado a la periodista. Tras lo ocurrido a
Lydia, vendrían un sinfín de condenas y exigencias de justicia, como ha
sucedido en tres ocasiones anteriores.
Y la respuesta sería la misma: el silencio, la inacción de las autoridades.
Por eso la conclusión de Ramírez, quien ha seguido de cerca el caso
de Cacho y de decenas de casos de periodistas amenazados: en México, el
ejercicio de la libertad de expresión está en franco deterioro. “Las
amenazas que nosotros tenemos registradas así lo indican”.
Y eleva el grado de alerta: “hay un momento de emergencia por lo que le está pasando a la prensa” en todo el territorio nacional.
No sólo se trata de Lydia Cacho y las amenazas que la obligaron a
abandonar intempestivamente el país, sino de muchos otros casos donde no
ha habido ningún tipo de protección legal por parte del Estado hacia la
prensa, comenta Darío. Esto hace que aumente el riesgo y la
vulnerabilidad de la profesión.
La preocupación por la impunidad prevaleciente es compartida por
Frank La Rue, relator especial de las Naciones Unidas para la Promoción y
Protección de la Libertad de Expresión. “Lo ocurrido con Lydia Cacho
obliga al Estado mexicano a replantear sus medidas de protección para
periodistas”, dice.
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“Hay gente que piensa que lo de las amenazas es una cantaleta. Yo también estoy harta, muy harta de tener que hacer público el hecho de haber sido amenazada, pero también creo que precisamente el que no me quedo callada, el que investigo quién hace la amenaza y digo los nombres, el hecho de que aporto evidencia, esa actitud es una de las razones por las que sigo viva”, dice Lydia Cacho vía telefónica en entrevista para EL PAÍS. LEER LA NOTA COMPLETA AQUI
"El Gobierno mexicano me dijo: 'Sería mejor que salieras unos meses del país”
La periodista y escritora mexicana explica a EL PAÍS las circunstancias que la llevaron a abandonar su país en medio de amenazas contra su seguridad y la de su familia
El escritor italiano Roberto Saviano ha dicho de ella que “es un modelo para cualquiera que quiera convertirse en periodista”. El autor de Gomorra escribió eso en el prólogo de Esclavas del Poder, un viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo, el libro-denuncia al que Lydia Cacho (México DF, 1963) atribuye el que hoy se encuentre fuera de su país, escondida, tras haber recibido una amenaza que se toma muy en serio.“Hay gente que piensa que lo de las amenazas es una cantaleta. Yo también estoy harta, muy harta de tener que hacer público el hecho de haber sido amenazada, pero también creo que precisamente el que no me quedo callada, el que investigo quién hace la amenaza y digo los nombres, el hecho de que aporto evidencia, esa actitud es una de las razones por las que sigo viva”, dice Lydia Cacho vía telefónica en entrevista para EL PAÍS. LEER LA NOTA COMPLETA AQUI
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