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lunes, 13 de agosto de 2012

Revuelo en Wall Street: y codiciosos cómplices rapaces sobre México

En medio de oscuros nubarrones por lo profundo y amplio de la crisis, esta vez manifiesta en la eurozona, pero también en el catarrito de 4-5 mil millones de dólares (mmdd) de JP Morgan y en indicios de acople depresivo global, la semana pasada hubo conmoción mayor en Wall Street –y en la finanza y la política mundial– cuando Sandy Weill, cofundador, ex CEO y ex presidente de Citigroup, dijo que ya era hora de disolver la fusión de bancos comerciales y bancos de inversión (Break up the big banks CNBC.com). 
Ese tipo de fusión, avalada en 1999 al derogarse la Ley Glass/Steagal de 1933, abrió las compuertas a la megaespeculación por la vía del desate de la ingeniería financiera y la formación de firmas demasiado grandes para caer, sujetas al rescate abierto y/o clandestino, con fondos públicos. Ya que cerca de la mitad de la banca mexicana (Banamex) es parte de ese supermercado financiero que apuesta con bloques accionarios de firmas petroleras y del gas, farmacéuticas, aerolíneas, mineras, forestales, alimentarias etc, aquí la crisis acentúa el apetito especulador, primero en Pemex, como ilustra Israel Rodríguez. Pero también van tras el resto: electricidad, infraestructura, bosques, todos los servicios públicos –educación, salud– etc. Ante el agotamiento de recursos estratégicos convencionales no renovables, las firmas de fuera cuentan con codiciosos cómplices, hombres de negocios locales, armados con la Ley de Asociaciones Público-Privadas, listos para, desde la usurpación del poder, lanzarse al festín privatizador. Ya hicieron fortuna durante el salinato/zedillato. Ahora quieren más.
Aunque cause revuelo el giro de Weill, poderoso y rapaz ex banquero, pieza clave en la desregulación financiera, ya otros notables expresaron su mea culpa por el desenfreno de 2007/2008, sin dejar de embolsarse multimillonarias compensaciones. Impunes, se preocupan por las brutales secuelas de su actuación sobre millones de familias y la economía real: en 2009 Reed se disculpó por los 45 mmdd y varios cientos de mmdd más, para el rescate y funcionamiento de Citigroup; igual hicieron David Komansky, de Merril Lynch, y Philip Purcell, ex CEO de Morgan Stanley. Komansky apoyó a Weill en la derogación de la Glass Steagal, mientras J. Dimon, protegé de Weill, ahora CEO de JP Morgan, desdeña las críticas a los excesos de su firma.
Cuando la finanza es parte de la acumulación capitalista en crisis, es sobrecogedor que, arrepentidos o no, los bribones, conductores de las principales firmas financieras, con activos que representan cerca de 60 por ciento de PNB de EU, ejerzan, como advierte el senador Bernie Sanders, un enorme poder económico y político. Bajo su gravitación operaron Clinton, Bush, Obama y Phil Gramm, presidente del comité senatorial de la banca (1995-2000). Gramm, además de ser clave contra la Glass Steagal, insertó la desregulación de derivados en la Ley sobre Modernización de Futuros en Materia Prima. Eso agradó a los cabildos más poderosos hoy tras el petróleo/gas de esquisto y el resto del patrimonio nacional mexicano. Se desató una voraz especulación con petróleo, gas, minerales y el hambre popular –maíz, arroz, trigo, etc, (La Jornada 22/III/2012 p.31)– desde Goldman Sachs, Stanley Morgan, Bank of America, Citigroup et al. Sanders, cuya auditoria a la Reserva Federal mostró un desvío secreto de préstamos de 16 billones (trillions) de dólares a bajo interés a firmas amigas, dice que Rex Tillerson, presidente de Exxon-Mobil, (firma con exorbitantes ganancias, que dijo no querer ser contratista de Pemex sino dueña del petróleo, que ahora se anuncia en revistas de izquierda y nos informa desde Gaceta Universitaria que formará cuadros de ingenieros y geólogos en la UNAM), reconoció ante el Senado de EU que la excesiva especulación puede haber sido responsable de un aumento en el precio del petróleo hasta de 40 por ciento, mientras un representante de Delta Air Lines advirtió a las autoridades federales que la burbuja especulativa en los precios del petróleo tiene consecuencias negativas para la economía real, una advertencia compartida por Richard Moskowitz del sector camionero ya que ”la excesiva especulación causa aumentos dramáticos del crudo que dañan a los camioneros”.

Coda: la política del FMI-BM de 30 años en México, centrado en la mano de obra barata, la maquila y la reprimarización es un diseño para el saqueo periódico del país. Carente de capacidad para generar desarrollo y empleo, sus crisis de insolvencia se resuelven rematando el patrimonio a depredadores/especuladores domésticos y externos. Al afectarse de manera acumulada las bases de la estabilidad social, la vigencia del modelo muta en principal “amenaza y problema“ para la seguridad nacional.
Cuando, en medio de la carnicería en curso, los activos públicos se agoten, ¿sigue la especulación con el territorio?
jsaxef.blogspot.com

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