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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Cosméticos y quimicos, Bellos a costa de la salud; labiales, desodorante, shampu etc

Atracción fatal: la seducción tóxica de los cósmeticos que consumimos
 via Pijamasurf
El veneno abunda en los productos de consumo, particularmente en los cosméticos, que con la promesa de embellecernos y hacernos atractivos sexualmente, hacen que obviemos su toxicidad. Un notable infográfico detalla los ingredientes tóxicos en los productos que consumimos.
Parece que nuestra realidad se ha convertido en un perverso cuento de hadas donde, para ser “bellos”, se necesita hacer una especie de trato diabólico donde podemos perder nuestra esencia, a cambio de transformar nuestra apariencia. Evidentemente existe una confusión, en el corazón de aquella princesa en cuyas  estrechas zapatillas de cristal nos colocamos para fines argumentativos, sobre qué es la belleza –que paradigmáticamente está siendo definida por la hechicería del marketing y del aparato de consumo –que tiene entre sus  huestes a las compañías de cósmeticos que pagan grandes cantidades de dinero a las compañías de medios que son las encargadas de producir el seductor espejismo del mercado de la belleza.
A fin de cuentas ese mítico beso con el príncipe azul –para cuya concreción se ha construido toda una esfera de accesorios y situaciones ilusorias– es un beso tóxico. Los químicos y los cosméticos tienen una relación de amor y odio hipervinculante cuya ligazón es la manipulación. En pocas industrias se usa una manipulación tan conspicua como en la de los cosméticos –la mayoría de los anuncios de perfumes, desodorantes y algunos otros accesorios cosméticos se basan en la sugerencia aspiracional de que el utilizar dicho producto dotará de un poderoso y ciertamente irracional atractivo sexual, el cual tendría que provenir de un misterioso efluvio, una perennemente esquiva love potion. Pero los fabricantes de estos productos difícilmente son alquimistas en otra cosas más que en conseguir que sus productos se consuman de forma masiva, sin importar cómo y bajo qué efecto.
 Un interesante infográfico elaborado por la Cosmetology School muestra de manera conspicua cómo muchos de los productos cosméticos de consumo diario contienen numerosos químicos tóxicos. El desodorante, por ejemplo, apreciado por muchas personas para evitar la repulsión de los demás (y usado por otras de manera misteriosa como un sucedáneo de las feromonas) contiene  generalmente aluminio. El aluminio, embarrado en tus poros diariamente, puede llegar a ocasionar Alzheimer. Para que no se seque, se le añade  propilenglico, un anticongelante que puede ser tóxico.
En el shampoo para niños existe un químico que se llama 1,4 Dioxane, el cual estudios científicos han ligado a un severa disfunción del sistema inmune –así que no sólo estamos criando niños de hermosa y relucientes cabelleras, también niños enfermizos. Este shampoo también suele contener spray anti-estático.
El lipstick (o lápiz labial) al otorgar un coeficiente de seducción también llena los labios de plomo. Estudios en Estados Unidos muestran que uno de cada tres lápices labiales contiene más del plomo permitido en un producto de consumo.
El caso de los perfumes es aún peor y menos regulado. Un estudio comisionado por Campaign for Safe Cosmetics y Environmental Working Group, analizó los siguienets perfumes: Hannah Montana Secret Celebrity Cologne Spray, Jennifer Lopez J. Lo Glow Eau de Toilette Natural Spray, Halle by Halle Berry Eau de Parfum Spray, Coco Mademoiselle Chanel, Calvin Klein Eternity, Abercrombie & Fitch Fierce, American Eagle Seventy Seven, Clinique Happy Perfume Spray, Dolce & Gabbana Light Blue and Old Spice After Hours Body Spray. Dentro de este arsenal de productos promovidos por celebridades y lujosas firmas encontró 38 químicos secretos (no enlistados), con un promedio de 14 en cada perfume.
Entres los químicos encontrados hay algunos que se asocian con un desorden hormonal y reacciones alergicas y otras sustancias que no han sido aceptadas como seguras para productos cosméticos o de higiene personal. Además algunos de los ingredientes tienen la propiedad de acumularse en el tejido humano.
Ahí tienen la verdadera atracción fatal de los cosméticos ligada indisociablemnte a la industria de la belleza, una máquina de ilusiones . Y si bien no hay que ser demasiado paranoicos, ya que usar alguno de estos productos por un corto periodo probablemente no nos afecte sustancialmente, quizás sí sea importante tomar nota de que la mayoría de estos productos están fabricados con una serie de químicos que a largo plazo pueden afectarnos, productos que en realidad no necesitamos y que son parte de una lógica de manipulación en la que otorgamos nuestro poder o valor personal a un esterotipo estratégicamente inalcanzable.

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