Atracción fatal: la seducción tóxica de los cósmeticos que consumimos
via PijamasurfEl veneno abunda en los productos de consumo, particularmente en los cosméticos, que con la promesa de embellecernos y hacernos atractivos sexualmente, hacen que obviemos su toxicidad. Un notable infográfico detalla los ingredientes tóxicos en los productos que consumimos.
Parece que nuestra realidad se ha
convertido en un perverso cuento de hadas donde, para ser “bellos”, se
necesita hacer una especie de trato diabólico donde podemos perder
nuestra esencia, a cambio de transformar nuestra apariencia.
Evidentemente existe una confusión, en el corazón de aquella princesa en
cuyas estrechas zapatillas de cristal nos colocamos para fines
argumentativos, sobre qué es la belleza –que paradigmáticamente está
siendo definida por la hechicería del marketing y del aparato de consumo
–que tiene entre sus huestes a las compañías de cósmeticos que pagan
grandes cantidades de dinero a las compañías de medios que son las
encargadas de producir el seductor espejismo del mercado de la belleza.
A fin de cuentas ese mítico beso con el
príncipe azul –para cuya concreción se ha construido toda una esfera de
accesorios y situaciones ilusorias– es un beso tóxico. Los químicos y
los cosméticos tienen una relación de amor y odio hipervinculante cuya
ligazón es la manipulación. En pocas industrias se usa una manipulación
tan conspicua como en la de los cosméticos –la mayoría de los anuncios
de perfumes, desodorantes y algunos otros accesorios cosméticos se basan
en la sugerencia aspiracional de que el utilizar dicho producto dotará
de un poderoso y ciertamente irracional atractivo sexual, el cual
tendría que provenir de un misterioso efluvio, una perennemente esquiva love potion. Pero
los fabricantes de estos productos difícilmente son alquimistas en otra
cosas más que en conseguir que sus productos se consuman de forma
masiva, sin importar cómo y bajo qué efecto.
Un interesante infográfico elaborado por la Cosmetology School
muestra de manera conspicua cómo muchos de los productos cosméticos de
consumo diario contienen numerosos químicos tóxicos. El desodorante, por
ejemplo, apreciado por muchas personas para evitar la repulsión de los
demás (y usado por otras de manera misteriosa como un sucedáneo de las
feromonas) contiene generalmente aluminio. El aluminio, embarrado en
tus poros diariamente, puede llegar a ocasionar Alzheimer. Para que no
se seque, se le añade propilenglico, un anticongelante que puede ser
tóxico.
En el shampoo para niños existe un
químico que se llama 1,4 Dioxane, el cual estudios científicos han
ligado a un severa disfunción del sistema inmune –así que no sólo
estamos criando niños de hermosa y relucientes cabelleras, también niños
enfermizos. Este shampoo también suele contener spray anti-estático.
El lipstick (o lápiz labial) al otorgar
un coeficiente de seducción también llena los labios de plomo. Estudios
en Estados Unidos muestran que uno de cada tres lápices labiales
contiene más del plomo permitido en un producto de consumo.
El caso de los perfumes es aún peor y menos regulado. Un estudio comisionado por Campaign for Safe Cosmetics y
Environmental Working Group, analizó los siguienets perfumes: Hannah
Montana Secret Celebrity Cologne Spray, Jennifer Lopez J. Lo Glow Eau de
Toilette Natural Spray, Halle by Halle Berry Eau de Parfum Spray, Coco
Mademoiselle Chanel, Calvin Klein Eternity, Abercrombie & Fitch
Fierce, American Eagle Seventy Seven, Clinique Happy Perfume Spray,
Dolce & Gabbana Light Blue and Old Spice After Hours Body Spray.
Dentro de este arsenal de productos promovidos por celebridades y
lujosas firmas encontró 38 químicos secretos (no enlistados), con un
promedio de 14 en cada perfume.
Entres los químicos encontrados hay
algunos que se asocian con un desorden hormonal y reacciones alergicas y
otras sustancias que no han sido aceptadas como seguras para productos
cosméticos o de higiene personal. Además algunos de los ingredientes
tienen la propiedad de acumularse en el tejido humano.
Ahí tienen la verdadera atracción fatal
de los cosméticos ligada indisociablemnte a la industria de la belleza,
una máquina de ilusiones . Y si bien no hay que ser demasiado
paranoicos, ya que usar alguno de estos productos por un corto periodo
probablemente no nos afecte sustancialmente, quizás sí sea importante
tomar nota de que la mayoría de estos productos están fabricados con una
serie de químicos que a largo plazo pueden afectarnos, productos que en
realidad no necesitamos y que son parte de una lógica de manipulación
en la que otorgamos nuestro poder o valor personal a un esterotipo
estratégicamente inalcanzable.
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