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jueves, 8 de noviembre de 2012

5ª Ofrenda Combativa por Nuestros Muertos. Chilpancingo, Guerrero.



Recuerdan en Guerrero a asesinados sin vínculos criminales

ROGELIO AGUSTÍN ESTEBAN (Milenio)

Guerrero • El Taller de Desarrollo Comunitario y el movimiento #YoSoy32 instalaron una ofrenda con la que se denuncia que en Guerrero, durante los últimos siete años se han cometido al menos 3 mil 500 presuntos asesinatos extrajudiciales.

Dicha cifra no incluye a las personas que han muerto en enfrentamientos entre grupos del crimen organizado, se trata de ciudadanos que hasta el día de su muerte o desaparición estaban completamente al margen de conductas fuera de la ley.
En la ofrenda se muestran las imágenes de escritores, periodistas, guerrilleros, víctimas “colaterales” de la lucha contra el narcotráfico y líderes de la comunidad lésbico-gay.
Una manta con el rostro de Omar Guerrero Solís, mejor conocido como el “Comandante Ramiro”, pende de una de las gruesas ramas del árbol de los flojos, en la plaza cívica de Chilpancingo.
A los pies de la imagen se observan flores de cempasúchitl y veladoras, como una forma de honrar la imagen del dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, asesinado a los 34 años de edad.
En otra imagen se mira el rostro de Roberto Arcos Catalán, un joven acribillado a balazos en la colonia Guerrero 200 de Chilpancingo, presuntamente por policías.
La ofrenda incluye a Quetzalcóatl Leija Herrera, asesinado el 4 de mayo de 2011, cuando era reconocido como el más importante promotor de la diversidad sexual en el estado.
Destaca la imagen de Javier Torres Cruz, campesino ecologista de la sierra de Petatlán, muerto en un atropellamiento en esa demarcación de la Costa Grande. Fue de los pocos dirigentes que se atrevieron a declarar ante Ministerio Público en contra del ex alcalde Rogaciano Alba Álvarez, relacionado con la muerte de la abogada Digna Ochoa y Plácido, integrante del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
Dedican un espacio especial para Enrique Ramírez Fragoso, electricista presuntamente asesinado de un balazo por un militar el 30 de diciembre de 1960, hecho que desató la masacre que provocaría la caída del ex gobernador Raúl Caballero Aburto, además de que permitiría la creación de la Universidad Autónoma de Guerrero.
En pareja se muestran las imágenes de Carlos Díaz Frías y Luis Armando Cabañas, dirigentes estudiantiles de la década de los años 70, desaparecidos por la sospecha de participar en movimientos radicales, aunque nunca se les comprobó el señalamiento.
También en pareja aparecen Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, dirigentes de la Organización para el Futuro de los Pueblos Mixtecos y Tlapanecos, víctimas de un levantón en marzo de 2009 y encontrados muertos cerca de Tecoanapa.
También se muestra juntos a Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa asesinados el 12 de diciembre de 2011 en la Autopista del Sol, cuando cientos de alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron desalojados a balazos.
El retrato del escritor Carlos Montemayor está en una posición especial, como prueba de que en Guerrero se recuerda bien al autor de “Guerra en el paraíso”.
“Hemos colocado esta ofrenda combativa, para hacer patente que en los útimos siete años se han cometido alrededor de 3 mil 500 asesinatos extrajudiciales de ciudadanos guerrerenses, que al menos hasta ahora no se les han probado actos delictivos, pues no se realizan investigaciones que los esclarezcan y solo se les incrimina perversamente para dejar impunes los delitos cometidos en su contra”.
Puntualizan que en la estadística no se toma en cuenta a las víctimas de enfrentamientos entre grupos de delincuentes, o de grupos delincuenciales con fuerzas policíacas y militares.

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