Estado, delincuencia y empresarios
“Los
grupos criminales buscan silenciar a la prensa mediante las amenazas de
muerte a las que no escapa nadie, por muy protegido que se sienta”,
sostiene el investigador Edgardo Buscaglia. El fuego contra los
periodistas, dice en entrevista a Variopinto el experto en
temas de seguridad nacional, viene de tres flancos: del crimen
organizado, de la clase empresarial y del propio Estado. Y esboza una
parábola demoledora: hoy, los periodistas están en un recipiente donde
el Estado comienza a calentar el agua sin que ellos se den cuenta.
El gobierno, el crimen organizado y buena parte de la clase
empresarial mexicana han tejido una suerte de alianza para estrangular a
los medios de comunicación que ejercen un periodismo libre,
independiente y de cuestionamiento abierto a la corrupción y a los
contubernios entre políticos y mafiosos, sostiene Edgardo Buscaglia,
experto en temas de seguridad nacional y delincuencia organizada.
Investigador de la Universidad de Columbia, Buscaglia menciona los casos de El Siglo de Torreón, El Mañana de Nuevo Laredo y El Diario
de Ciudad Juárez, cuyos directivos optaron por autocensurarse y dejar
de publicar notas sobre temas relacionados con el crimen organizado y
sus vínculos con el poder. Hoy, en los periódicos del norte del país
escribir una línea o hacer un comentario sobre el tema puede costarle la
vida a los directivos, reporteros o personal de las casas editoriales.
La prensa crítica de México, comenta Buscaglia a Variopinto,
está bajo tres fuegos y el crimen organizado —el narcotráfico— es uno
de ellos. Los grupos criminales buscan silenciar a la prensa mediante
las amenazas de muerte a la que no escapa nadie, por muy protegido que
se sienta.
“Otros embates —agrega— provienen del mismo poder político: de la
Presidencia de la República, gobiernos estatales y municipales; de
grupos policiacos ligados al narco cuyo propósito es acallar todo tipo
de expresiones críticas, incluidas las redes sociales que pongan al
desnudo sus intereses mafiosos, corruptelas, juegos sucios y vínculos
torcidos.
”Y una tercera fuente de censura es sin duda la que ejerce la clase
empresarial mexicana. Hoy en día las empresas están ejerciendo un rol de
censura mucho más elegante; es tácito y consiste en estrangular a los
medios que no apoyan sus dictámenes, directrices y agendas
empresariales. Y la forma en que asfixian a los medios es negándoles
publicidad.
”Es claro que esta política empresarial de censura no la siguen las
empresas sanas: las ejercen las empresas que se ven tocadas o exhibidas
cuando algunos medios impresos o electrónicos, o bien las redes sociales
comienzan a tocar temas como el lavado de dinero, temas patrimoniales
oscuros… No les gustan esos mensajes, les incomodan, acicatean a cierta
clase empresarial que sabe que no están jugando derecho.
”Y entonces, ante esa incomodidad, comienzan a boicotear —a
desprestigiar, si es el caso— a cuanto medio de comunicación les estorbe
en su carrera de acumulación de capitales ilícitos. No cabe duda que la
desaparición de medios de comunicación independientes se explica por
esa razón”.
(Fragmento de la entrevista de Ricardo Ravelo a Edgardo Buscaglia, publicada en Variopinto Núm.10)
Ricardo Ravelo es periodista desde hace más de 20 años y
ha publicado seis libros sobre crimen organizado. Obtuvo el Premio
Nacional de Periodismo en 2008.
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