Fortune 500 ubica a Wal-Mart como la empresa más grande del
mundo; la cadena de supermercados es famosa por sus denigrantes
prácticas comerciales y laborales
Al parecer resulta cierta la ecuación
que dice que la poca ética empresarial es proporcional a la rentabilidad
de una corporación. El hecho de que una empresa que ha forjado una fama
internacional alrededor de denigrantes prácticas mercantiles y
laborales contra sus empleados, sus proveedores, sus competidores y,
claro, sus clientes, se ubique en el primer lugar como la empresa de
mayor facturación en el mundo, debería ser suficiente para propiciar una
crítica profunda al actual sistema financiero.
La gigantesca cadena estadounidense de
supermercados desbancó a la no menos obscura petrolera Shell, en el
primer sitio de la lista que publica anualmente la revista Fortune 500
con las empresas más grandes del mundo de acuerdo a su volumen de
facturación y rentabilidad. Resulta que en el último año Wal mart
facturó más de 408 mil millones de dólares que se tradujeron en
beneficios de más de 14 mil mdd.
Wal Mart se ha distinguido por
cuestionables prácticas laborales con sus empleados, destacándose como
uno de los peores lugares para trabajar en el mundo. Pero su poco ética
filosofía de mercado también victimiza a sus proveedores, frente a
quienes establece precios por debajo del valor real de sus productos,
pero a la vez, al poseer grandes porciones de los mercados locales, sabe
que los proveedores no podrán abstenerse de abastecerlos.
Entre otros de sus sombríos recursos
estratégicos, esta la famosa táctica de la tenaza: cuando Wal Mart
aterriza en un mercado local, establece supermercados cercanos entre sí,
y que rodeen a la competencia, con el propósito de aplastar a sus
contrincantes. Una vez que ha propiciado el cierre de establecimientos
competidores, simplemente cierra la tienda que menos factura y se queda
controlando la zona con su sucursal que sobrevive. También, al
estrenarse en un mercado local, esta cadena baja sus precios a un nivel
lejano a cualquier margen rentabilidad. Con ello, literalmente revienta a
la competencia que no puede ofrecer los mismos precios ya que no cuenta
con el subsidio del capital corporativo de Wal Mart. Una vez que el
resto de los establecimientos se ha visto forzado a cerrar sus puertas
por no poder competir, los señores de Wal Mart simplemente elevan sus
precios una vez limpiado el terreno.
Frente a las críticas y denuncias
masivas, Wal Mart siempre recurre a un argumento que, si se reflexiona
con detenimiento, resulta de gran cinismo. Frente a las acusaciones de
desestabilizar los mercados locales la cadena afirma que, a cambio de
prácticamente monopolizar dichos mercados, genera miles de empleos
(actualmente hay más de dos millones de empleados suyos alrededor del
mundo). Sin embargo, hay estudios que han comprobado que tras sus
salvajes prácticas comerciales frente a los competidores, supermercados
locales, pequeñas tiendas de abarrotes, etc, por cada empleo que la
cadena genera se pierden tres empleos dentro de la comunidad local.
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