La exposición de muchos años al humo, causa de enfisema y otros males graves
Ocasiona casi tantas muertes como el cáncer de mama o el cérvico uterino, afirma especialista
Desde la gestación y a lo largo de varios años o
toda su vida, las mujeres pobres de zonas rurales e indígenas se exponen
al humo de leña, el cual es tan nocivo como el del tabaco. Alrededor de
9 mil mujeres mueren cada año a causa de la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), mejor conocida como enfisema. De esos
decesos, alrededor de 4 mil son consecuencia del contacto con los
contaminantes que se desprenden de los fogones en los que las afectadas
cocinan.
Este es un problema que ha sido ignorado por el sistema nacional de salud.
Nadie lo menciona, ni siquiera porque ocasiona casi el mismo número de muertes que el cáncer de mama o el cérvico uterino, afirmó Rogelio Pérez Padilla, director del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) Ismael Cosío Villegas.
Como parte del grupo de investigadores que trabajan en el tema, el
especialista resaltó que desde la gestación, las personas en las zonas
rurales e indígenas están expuestas a esos contaminantes, siguen durante
la infancia, y si son niñas, se quedan en la cocina para ayudar a sus
madres. El resultado en el largo plazo es el deterioro de la función
pulmonar y su evolución a EPOC, padecimiento incurable que generalmente
se inicia con tos con flemas y dificultad respiratoria.
En entrevista, Pérez Padilla comentó que los contaminantes que se
desprenden del humo de leña son los mismos que los producidos por el
tabaco. La diferencia con este último es la nicotina, que provoca
adicción, y por las concentraciones de humo que entran a los pulmones
está clara su relación con padecimientos graves como EPOC, cáncer
pulmonar y afecciones cardiovasculares.
En cambio, a las mujeres que cocinan con leña nadie las ve, y ellas
no tienen otra alternativa, por las condiciones de pobreza en las que se
encuentran. De tal suerte que viven así durante años, y por falta de
información ignoran los primeros síntomas de la EPOC o se acostumbran a
ellos, así como a que son víctimas frecuentes de infecciones de vías
respiratorias, bronquitis e incluso tuberculosis. Y es que
el humo ataranta las defensas de las vías respiratorias, indicó Pérez Padilla.
Las afectadas llegan a los hospitales, al INER si están en la
ciudad de México, con crisis por infección respiratoria, silbido de
pecho y falta de aire; en general, alrededor de los 70 años de edad y
sin diagnóstico previo de EPOC.
Información recabada en el instituto señala que 20 por ciento de los
hogares –80 por ciento en las zonas rurales– utilizan leña para cocinar o
calentarse. La mayoría de los usuarios de este material se concentra en
localidades del centro y el sur del país.
Ninguna tos es normal, pero menos si está acompañada de flemas,
advirtió Alejandra Ramírez Venegas, jefa de la Clínica de EPOC del INER y
responsable de la campaña de detección y diagnóstico de EPOC que se
inicia este lunes en ocho pueblos de la delegación Tlalpan.
La finalidad es informar a la población mediante tres comics
elaborados en el INER, hacer conciencia sobre el problema, y que las
pacientes lleguen al hospital antes de cualquier crisis.
La especialista aseguró que si bien la EPOC no se cura, sí es posible
estabilizarla y mejorar la calidad de vida de las mujeres. Y es que
cuando la función pulmonar se reduce a menos de 50 por ciento, la
esperanza de vida también baja en alrededor de 40 por ciento, comparada
con las personas sin la enfermedad.
Pérez Padilla lamentó que como resultado del olvido en que se
encuentra este problema, su detección y diagnóstico no se realiza en el
primer nivel de atención médica, por falta de recursos y cuestiones
elementales como que los médicos no incluyen en las preguntas de la
historia clínica si la persona ha estado o estuvo en contacto con el
humo de leña. Por eso, aunque este servicio está cubierto por el Seguro
Popular, en realidad las pacientes están desprotegidas, porque se
enteran que tienen EPOC en hospitales de tercer nivel como el INER.
Insistió en que los centros de salud están abandonados, y eso también
se vio durante la pandemia de influenza. Las personas que llegaron al
INER con cuadros graves habían acudido por lo menos en dos ocasiones a
clínicas del primer nivel de atención, recordó.
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