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jueves, 30 de mayo de 2013

Mujeres que cocinan con leña, con grave daño en sus pulmones; casi tanto como con cáncer

 La exposición de muchos años al humo, causa de enfisema y otros males graves
Ocasiona casi tantas muertes como el cáncer de mama o el cérvico uterino, afirma especialista
Ángeles Cruz Martínez/Periódico La Jornada
Sábado 25 de mayo de 2013, p. 41
Desde la gestación y a lo largo de varios años o toda su vida, las mujeres pobres de zonas rurales e indígenas se exponen al humo de leña, el cual es tan nocivo como el del tabaco. Alrededor de 9 mil mujeres mueren cada año a causa de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), mejor conocida como enfisema. De esos decesos, alrededor de 4 mil son consecuencia del contacto con los contaminantes que se desprenden de los fogones en los que las afectadas cocinan.
Este es un problema que ha sido ignorado por el sistema nacional de salud. Nadie lo menciona, ni siquiera porque ocasiona casi el mismo número de muertes que el cáncer de mama o el cérvico uterino, afirmó Rogelio Pérez Padilla, director del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) Ismael Cosío Villegas.
Como parte del grupo de investigadores que trabajan en el tema, el especialista resaltó que desde la gestación, las personas en las zonas rurales e indígenas están expuestas a esos contaminantes, siguen durante la infancia, y si son niñas, se quedan en la cocina para ayudar a sus madres. El resultado en el largo plazo es el deterioro de la función pulmonar y su evolución a EPOC, padecimiento incurable que generalmente se inicia con tos con flemas y dificultad respiratoria.
En entrevista, Pérez Padilla comentó que los contaminantes que se desprenden del humo de leña son los mismos que los producidos por el tabaco. La diferencia con este último es la nicotina, que provoca adicción, y por las concentraciones de humo que entran a los pulmones está clara su relación con padecimientos graves como EPOC, cáncer pulmonar y afecciones cardiovasculares.
En cambio, a las mujeres que cocinan con leña nadie las ve, y ellas no tienen otra alternativa, por las condiciones de pobreza en las que se encuentran. De tal suerte que viven así durante años, y por falta de información ignoran los primeros síntomas de la EPOC o se acostumbran a ellos, así como a que son víctimas frecuentes de infecciones de vías respiratorias, bronquitis e incluso tuberculosis. Y es que el humo ataranta las defensas de las vías respiratorias, indicó Pérez Padilla.
Las afectadas llegan a los hospitales, al INER si están en la ciudad de México, con crisis por infección respiratoria, silbido de pecho y falta de aire; en general, alrededor de los 70 años de edad y sin diagnóstico previo de EPOC.
Información recabada en el instituto señala que 20 por ciento de los hogares –80 por ciento en las zonas rurales– utilizan leña para cocinar o calentarse. La mayoría de los usuarios de este material se concentra en localidades del centro y el sur del país.
Ninguna tos es normal, pero menos si está acompañada de flemas, advirtió Alejandra Ramírez Venegas, jefa de la Clínica de EPOC del INER y responsable de la campaña de detección y diagnóstico de EPOC que se inicia este lunes en ocho pueblos de la delegación Tlalpan.
La finalidad es informar a la población mediante tres comics elaborados en el INER, hacer conciencia sobre el problema, y que las pacientes lleguen al hospital antes de cualquier crisis.
La especialista aseguró que si bien la EPOC no se cura, sí es posible estabilizarla y mejorar la calidad de vida de las mujeres. Y es que cuando la función pulmonar se reduce a menos de 50 por ciento, la esperanza de vida también baja en alrededor de 40 por ciento, comparada con las personas sin la enfermedad.
Pérez Padilla lamentó que como resultado del olvido en que se encuentra este problema, su detección y diagnóstico no se realiza en el primer nivel de atención médica, por falta de recursos y cuestiones elementales como que los médicos no incluyen en las preguntas de la historia clínica si la persona ha estado o estuvo en contacto con el humo de leña. Por eso, aunque este servicio está cubierto por el Seguro Popular, en realidad las pacientes están desprotegidas, porque se enteran que tienen EPOC en hospitales de tercer nivel como el INER.
Insistió en que los centros de salud están abandonados, y eso también se vio durante la pandemia de influenza. Las personas que llegaron al INER con cuadros graves habían acudido por lo menos en dos ocasiones a clínicas del primer nivel de atención, recordó.

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