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martes, 18 de junio de 2013

Crece el malestar social y estallan las protestas en Brasil

Herido en la represión policial el periodista argentino Darío Pignotti
16/06/2013 | 

 La inauguración de la Copa de Confederaciones fue escenario de los reclamos por los excesivos gastos en este evento y para el Mundial. Mañana nueva movilización en San Pablo por subir precios en transporte.

 Se multiplican las protestas sociales en Brasil contra las políticas de aumentos decretados por el gobierno.
Ayer el escenario de los reclamos fue el ingreso al estadio de Brasilia donde se celebró la apertura y primer partido de la Copa de Confederaciones.
Los manifestantes repudian los millonarios gastos en este evento y la Copa del Mundo.
El flamante estadio se vio envuelto en una columna de humo proveniente de neumáticos quemados y manifestantes con carteles que se preguntaban "¿El Mundial, para quién?" 
Río de Janeiro, Porto Alegre, Curitiba, Maceió y Natal, también fueron escenarios de las protestas.
ESTUDIANTES PROTESTAN EN BRASIL POR ALZA DEL TRANSPORTE PÚBLICOUna pancarta reza "Violencia es la tarifa".Sebastião Moreira (EFE)
Ninguna fue tan violenta como la de anteanoche en San Pablo en la que participaron unos 5.000 manifestantes y los enfrentamientos con la Policía dejaron 237 detenidos y 105 heridos.
En la protesta de ayer, el periodista argentino Darío Pignatti, que trabaja para la agencia de noticias Ansa en Brasilia, fue víctima de la represión policial.

En diálogo con Cadena 3, Pignatti contó que los uniformados atacaron a la gente "con balas de goma y gases lacrimógenos".
"La gente estuvo tres horas en las puertas del Mané Garrincha y nunca atacaron a la Policía", señaló el reportero.
Pignatti apuntó que esto sucede "48 horas después de otras protestas en San Pablo porque llevaron el boleto de 3 a 3,20 reales es decir 1,5 dólares".
La manifestación de ayer en Brasilia dejó decenas de heridos, entre ellos Pignatti por los efectos de los gases lacrimógenos.
Varios jóvenes realizan actos vandálicos en la protesta. NELSON ALMEIDA (AFP
"Cuando la Policía le dije que era periodista y que estaba entrevistando a manifestantes en una zona de repliegue, no en una zona candente, lo mismo tiraron".
"Estaba entrevistando gente a 200 metros de la zona estratégica cuando llegaron cinco camiones grises con miembros de la fuerza de elite, que aquí le dicen Batallón de Choque, y comenzaron a tirar bombas. Una cayó a un metro y medio de donde estaba yo", contó Pignatti.
"No tiraron en comba, si no apuntando", agregó el periodista argentino.
Pignatti sostiene que estas protestas tienen "un efecto cascada: comenzaron en San Pablo hace 10 días, después Porto Alegre y ahora en Brasilia". 
"Aquí hay un mar de fondo de descontento social frente a las medidas de Dilma Rousseff".
"Hubo cuatro protestas en siete días", advirtió Pignatti.
El periodista señaló que las fiesta de las Copas de las Confederaciones "es sólo puertas para adentro porque las entradas son carísimas".
Batalla campal en São Paulo
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Manifestantes y policías en la protesta contra el aumento de las tarifas de transporte público este jueves en São Paulo (Brasil).

Juan Arias  14 JUN 2013 - 
Policía militar, fuerzas de choque, helicópteros, policías a caballo, motorizados y con perros policiales fueron desplazados para detener la marcha, con la que acabaron enfrentándose. La tropa de choque lanzó gases lacrimógenos y disparos de balas de goma contra los participantes en la protesta, algunos de los cuales, arrodillados, levantaban en vano los brazos en alto. Los grupos violentos infiltrados, por su parte, llegaron a lanzar bombas molotov.
Jóvenes estudiantes en la protesta de São Paulo. / NELSON ALMEIDA (AFP)

Lidio Costa, responsable de la policía de tráfico de la Policía Federal confesó ya al inicio de la manifestación que la situación se estaba "saliendo de control” y añadió: “No nos responsabilizamos por lo que pueda ocurrir”. Sin embargo, el alcalde de São Paulo, Fernando Haddad, reconoció que la violencia de esta noche había sido "policial". "El martes pasado la imagen que quedó fue la de la violencia de los manifestantes. Hoy, infelizmente, no quedan dudas: la imagen que ha quedado es la de la violencia policial", afirmó.

Los reporteros presentes de los medios de comunicación tuvieron que huir en varias ocasiones de la policía y dijeron que el número de policías civiles y militares era “gigantesco” y que la situación era de “total confusión”. Quienes viajaban en coche acabaron corriendo para refugiarse en una estación de policía.

Grupos de jóvenes del Partido de los Trabajadores, el partido del gobierno, que decidieron participar en la manifestación, fueron abucheados con gritos de “PT no”. 
Lo que algunos no entendieron fue la obstinación de las fuerzas del orden de impedir a los manifestantes entrar en la Avenida Paulista, célebre por albergar las famosas y multitudinarias marchas de los homosexuales y de los evangélicos que paralizan cada año dicha avenida principal. Alegando motivos de seguridad, la Paulista fue cortada al tráfico en una ciudad que llegó a contar 200 kilómetros de embotellamiento. No obstante, tras horas de enfrentamientos, los manifestantes consiguieron llegar. Mientras tanto, en Río las fuerzas del orden permitieron a la protesta recorrer las calles principales y llegar al centro, lo que evitó mayores enfrentamientos con la policía.

Mientras estaban en curso las violentas protestas en São Paulo, Amnistía Internacional emitió un comunicado condenando el uso de la represión policial y abogando por un diálogo entre Gobierno y manifestantes y condenó los actos de vandalismo al igual que la represión de las fuerzas del orden. Según Amnistía, el derecho al transporte público es tan importante como el derecho a la educación o a la sanidad.

Tanto el gobernador de São Paulo, Gerardo Alkcmin, del partido de la oposición (PSDB), como el alcalde Fernando Haddad, del partido del Gobierno (PT) condenaron duramente los actos de violencia de los manifestantes, menores que los del martes pasado. Ambos se mantuvieron firmes en la voluntad de no ceder a las reivindicaciones.

Alguien podría preguntarse cómo es posible que por una diferencia de aumento de los transportes de 20 centavos de real, las dos mayores ciudades del país hayan podido salir a la calle con tanta violencia, algo desconocido en Brasil en los últimos diez años. A veces, comentaba un periodista brasileño “basta una colilla de cigarro para provocar un incendio”.

Quizás Brasil, a partir de ahora tendrá que acostumbrarse a esas manifestaciones callejeras tan conocidas ya en otros países. Los manifestantes de São Paulo, antes aún de concluir la marcha de protesta del martes, ya anunciaron otra manifestación para el martes próximo.

Hay hasta quién habla de “un antes y un después” de las protestas contra un aumento de 20 céntimos en los billetes de los autobuses.

La esperanza es que, con todos sus defectos y desmanes, esas manifestaciones que podrían multiplicarse ahora en el país, sirvan para hacer crecer la democracia y enriquecer el país en vez de empobrecerlo.







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