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sábado, 29 de junio de 2013

Rafael Decelis, los principios y la congruencia personal y política, homenaje luctuoso, por Dra Marivilia Carrasco

RAFAEL DECELIS, LOS PRINCIPIOS Y LA CONGRUENCIA PERSONAL Y POLITICA.
Palabras de la Dra Marivilia Carrasco  el 26 de junio 2013, en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE) en el Homenaje al  Ing. Rafael Decelis Contreras socio activo de la Sociedad, al cumplirse un mes de su deceso.
Marivilia Carrasco es una  analista mexicana de asuntos internacionales y Petroleo. Directora de Reseña Internacional, órgano del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana. Escribe además una columna fundamental en Voces del Periodista, órgano quincenal del Club de Periodistas de México. Miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

 Lic. Julio Zamora Batiz, 
Presidente de la Junta Directiva Nacional de esta Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
Señora Jadwiga  Maciak Mlynarska Vda. de Decelis 
Hijos y nietos de Don Rafael 
Amigos, colegas y alumnos de nuestro entrañable Rafael Decelis.

 Escribí un pequeño texto en su memoria para esta ocasión, que leeré ahora y que espero que éste refleje en algo su personalidad y la importancia que él buscó ocupar en la defensa de nuestro país, en el más amplio sentido.  

Don Rafael, como me dirigía yo a él,  además de lo que se ha dicho ya aquí,  fue un personaje singular y paradigmático. Pensaba como Estadista y actuaba como un hidalgo de la patria.   Fue  patriota, nacionalista, científico, economista en serio, filósofo e historiador,  con la congruencia personal de un caballero, en todas sus acepciones: noble, honorable, generoso, leal y además, respetuoso aún con sus detractores.  Incursionaba en cualquier área del conocimiento que fuera relevante para el desarrollo del país o afectara a la Humanidad. A los contrincantes, que tuvo muchos, lo mismo que a los amigos, los enfrentaba con respeto pero sin concesiones. Sin empacho podía afirmar que “exportar petróleo crudo, sin valor agregado, es traición a la Patria”, en tiempos recientes, de plano empezaba alguna conferencia afirmando “Es mentira que México sea un país petrolero, porque ya no tenemos más petróleo y menos para desperdiciarlo en exportaciones”.

 Como un hidalgo de la República empuñaba no armas sino las dagas de la razón y la pasión. Era noble con los débiles; maestro no sólo de sus alumnos universitarios sino de cualquier que quisiera aprender.  Y éstos, para mí no son meros calificativos sino una descripción, aunque apretada, verdadera como verdadero trató él siempre que fuera su pensamiento.

Don Rafael pensaba las cosas con profundidad y con integridad. Sin dejar de tener gran sentido del humor, trataba muy en serio sus ideas; las defendía con rigor, no sólo en su estructura lógica y razonable,  no obstante dicho sea de paso, su pasión y enjundia que todos conocimos, sino que se esforzaba por exponer con pedagogía sencilla y humildad sus hallazgos.  Condición, para él, indispensable en las luchas que emprendía.
Como se ha dicho aquí, no era un mero pensador, un académico, era además, un hidalgo, un combatiente; encontraba a su contrincante lo mismo en el funcionario público que en el escritor de un editorial de periódico, así fueran éstos no tan honorables aunque sí incuestionados personajes.  Se lanzaba en contra de una determinada concepción equivocada; iba hacia la polémica usando las ideas como el boxeador usa los guantes. Su corazón se indignaba cuando observaba incongruencias, simulación y conveniencia. Tenía la necesidad de señalarlas, no por un afán personal, sino por el daño que causaban a la sociedad, a la economía, a la moral y finalmente al país.
 Aunque no el único, uno de los asuntos que siempre celebro de él, como economista, fue su compromiso a enseñar y difundir la verdadera economía, o la economía real, que produce riqueza tangible y en la que se base la verdadera riqueza de las naciones.   Durante los largos años que ha durado la llamada globalización basada en la especulación monetaria y financiera, Don Rafael polemizó incansablemente en su contra a través, entre otras, de sus famosas misivas sin respuesta dirigidas lo mismo a funcionarios del gobierno que a periodistas y académicos.  Mensajes claros y directos como del tipo que expresó en una de sus cartas abiertas a Pedro Aspe, siendo éste Secretario de Hacienda del gobierno de Carlos Salinas de Gortari:  “la riqueza se crea en la industria, no en la bolsa”, o “hay que fomentar el desarrollo industrial en el interior del país, basado en el energético barato que debemos tener como país petrolero”, señalando con carácter la estupidez de que entonces el gobierno aumentara el precio del energético para consumir menos internamente e incrementar la exportación de crudo, lo cual, enfatizó, “frena el desarrollo nacional”. Así mismo advirtió que  “la política actual –y desafortunadamente desde entonces—fomenta más la especulación que la industrialización”  Como sabemos, éstas no son meras frases, Rafael buscaba significar conceptos valederos que han perdido significado, tales como  “El dinero no tiene valor agregado” o “hay formas de hacer que se corresponda la Macro con la Micro economía”.
En su libro “Creatividad para el Desarrollo” se esmeró en demostrar que el desarrollo industrial de un país no es asunto optativo, sino un imperativo, una condición ineludible de la fortaleza y la soberanía de un país y de la existencia del Estado nacional. Las decisiones de los gobernantes en contra, llevarían al desastre.   En ello fundaba su enérgica oposición a la exportación de crudos petroleros en vez de refinados petrolíferos. Pero no sólo en el área petrolera, sino en todas aquellas donde el país pudiera, y puede, entablar procesos que aumenten incesantemente el valor agregado del Producto Nacional.
Sus conceptos de economía se remitieron siempre a un fundamente filosófico, no utilitarista, concibe a la humanidad bajo su designio de ser creativa y tener  direccionalidad. “Tal creatividad –escribió—tiene como objetivo primordial conducir a la sociedad a mejores estados de desarrollo y justicia social, mediante las instituciones que el Estado ha creado para servir a sus ciudadanos…todo cambio humano, para ser trascendental, tiene que estar basado en una filosofía que reafirme su personalidad, la cultura y la libertad”.
“Nuestro país necesita soluciones permanentes, no ocasionales, que resuelvan lo importante y no sólo lo urgente; concebidas a largo plazo donde prevalezcan las discusiones racionales sobre las sectarias, el sentido común sobre el dogmatismo y el bienestar popular sobre el populismo.”
Estoy segura que logró el principal cometido de su vida profesional: cumplió con la misión de todo ser humano: trascender; que es la forma de alcanzar la inmortalidad. Sirvan estas breves palabras para convocar a todos ustedes familiares, amigos y colegas de lucha, para asegurar que así sea.

Muchas gracias.
Marivilia Carrasco


26 de junio de 2013
A un mes de su deceso.

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