El correo que por error de envío se le escapó a el Arzobispo de Caracas, el principe de la Iglesia quedó al desnudo
10 de septiembre 2009. -A continuación les entregamos dos correos electrónicos, el primero se
le escapó por error de envío al cardenal Urosa Sabino, el segundo es el
intento de parar la metida de pata y tapar la tamaña barrabasada de ese
opositor a la recién aprobada Ley Orgánica de Educación (LOE), claro en
ese correo queda demostrado el porque de su oposición a la LOE, y cual
es la educación que nos han impuesto, la educación que no quieren que
cambie, para así poder seguir mandando sobre los mas desposeídos, ambos
correos salieron de la dirección: urosa.sabino@gmail.com, no podemos
confirmar que sea su e-mail, pues este señoro no es nuestro pana, pero
también a el enviaremos esta nota, desde que está circulando la especie
el susodicho ha hecho mutis, debe ser la calentera por su auto gol,
pues no creemos que sea por verguenza, esa la botó hece mucho tiempo;
tras los dos correos les presentamos el análisis de las
comunicaciones,hecho por los camaradas de Tribuna Popular.
El Correo escapado:
El Estado tiene que garantizar la educación pero no es su función
dirigirla y controlarla. Esta función debe llevarla una institución
civil como la Iglesia Católica que cuenta con el apoyo y la
credibilidad de todos los habitantes del país.
La Iglesia Católica no asume esta función por capricho o por un afán de lucro. La educación no genera ganancias, y eso está bien, pues no queremos hacer de un servicio social una fuente de riqueza material. No es entonces, como insisten los enemigos de Cristo, que aspiremos a acumular riquezas, sino que, al haber asumido el compromiso cristiano, estamos obligados, por mandato, a llevar el mensaje de Jesús redentor al corazón de los venezolanos, de todos los venezolanos.
No queremos dedicarnos a la educación de los más privilegiados, dejando a los menos afortunados en las manos de un Estado ateo y comunista.
Creo que la Iglesia debe asumir la educación de ambos grupos, como única forma de garantizar la paz social y el desarrollo del país. Educar y formar en el amor a Dios a todos los venezolanos, es nuestra misión, pero pretender hacerlo de la forma desordenada que predican algunos hermanos, bien intencionados, pero carentes de visión, sería contraproducente.
La educación debe ser igual pero separada (una frase poco popular, pero muy cierta). Los hijos de familias pudientes, llamados a ir a las universidades y, más tarde, tomar las riendas de empresas, negocios, ejercer las profesiones libres y ocupar los cargos más altos de la administración pública, deben ser educados para alcanzar estos fines y asumir su responsabilidad social de la forma más responsable y cristiana. Los niños que, por su origen socioeconómico, tienen desventajas, deben ser educados en el respeto hacia la autoridad, en la diligencia, en la modestia y, sobre todo en el mensaje cristiano del amor.
La Iglesia Católica debe oponerse a todo intento de homogeneizar la educación básica, porque esto sólo nos llevará al caos y a las guerras entre hermanos. Los niños de los estratos más pobres querrán acceder a las mismas posiciones que sus compañeros más afortunados, creándose la inconformidad y alimentándose la envidia. Los de los estratos superiores perderán motivación para estudiar y alcanzar el éxito. Con una educación talla única, lo que crearemos es una nación de envidiosos y conformistas.
Con la bendición de Dios Todopoderoso, debemos estar dispuestos a servir a Jesús Redentor, a la Iglesia y a Venezuela.
Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas
La Iglesia Católica no asume esta función por capricho o por un afán de lucro. La educación no genera ganancias, y eso está bien, pues no queremos hacer de un servicio social una fuente de riqueza material. No es entonces, como insisten los enemigos de Cristo, que aspiremos a acumular riquezas, sino que, al haber asumido el compromiso cristiano, estamos obligados, por mandato, a llevar el mensaje de Jesús redentor al corazón de los venezolanos, de todos los venezolanos.
No queremos dedicarnos a la educación de los más privilegiados, dejando a los menos afortunados en las manos de un Estado ateo y comunista.
Creo que la Iglesia debe asumir la educación de ambos grupos, como única forma de garantizar la paz social y el desarrollo del país. Educar y formar en el amor a Dios a todos los venezolanos, es nuestra misión, pero pretender hacerlo de la forma desordenada que predican algunos hermanos, bien intencionados, pero carentes de visión, sería contraproducente.
La educación debe ser igual pero separada (una frase poco popular, pero muy cierta). Los hijos de familias pudientes, llamados a ir a las universidades y, más tarde, tomar las riendas de empresas, negocios, ejercer las profesiones libres y ocupar los cargos más altos de la administración pública, deben ser educados para alcanzar estos fines y asumir su responsabilidad social de la forma más responsable y cristiana. Los niños que, por su origen socioeconómico, tienen desventajas, deben ser educados en el respeto hacia la autoridad, en la diligencia, en la modestia y, sobre todo en el mensaje cristiano del amor.
La Iglesia Católica debe oponerse a todo intento de homogeneizar la educación básica, porque esto sólo nos llevará al caos y a las guerras entre hermanos. Los niños de los estratos más pobres querrán acceder a las mismas posiciones que sus compañeros más afortunados, creándose la inconformidad y alimentándose la envidia. Los de los estratos superiores perderán motivación para estudiar y alcanzar el éxito. Con una educación talla única, lo que crearemos es una nación de envidiosos y conformistas.
Con la bendición de Dios Todopoderoso, debemos estar dispuestos a servir a Jesús Redentor, a la Iglesia y a Venezuela.
Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas
El Segundo Correo: la suplica de complicidad
Hermanos,
Por un error administrativo, creo que a su buzón llegó un mensaje de mi autoría del cual copio abajo las primeras líneas.
Si este mensaje llegase a manos mal intencionadas podría ser manipulado en contra de la Iglesia, por lo que le ruego que no distribuya.
Confiando en su discreción y comprensión, reciban la bendición de nuestro Señor Jesucristo.
Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas
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