Temazcal: el baño Mesoamericano que purifica el alma y el cuerpo / Faena
En Mesoamérica el temazcal, o templo de vapor, rememora el vientre de la
madre humana y de la Tierra; a través de este tradicional rito se
purifican el alma y el cuerpo.
Para la
mayoría de las culturas mesoamericanas, aquellas que se desarrollaron
desde el centro de México y hasta el límite de Centro y Sudamérica, la
figura de la madre es un protagonista cosmogónico, representa el
instante cero, el inicio de la vida. Este determinante arquetipo,
proyectado tanto en la madre Tierra como en la mujer, tiene por eje el
vientre, cuenco original de la existencia y cuna de nuestro destino.
Entre las expresiones de devoción por el vientre maternal se encuentra el Temazcal, proveniente del término náhuatl temazcalli,
que significa “casa” o “templo de vapor”. Se trata de un concepto que
según los historiadores hace también referencia a la diosa Toci,
“nuestra abuela”, también llamada Teteo Innan, “la madre de los dioses”, o Temazcalteci, “abuela de los baños de vapor”.
El Temazcal se ha practicado desde al
menos hace unos mil doscientos años, y tiene funciones tanto
ceremoniales como prácticas, ya que es un ritual sanador para el cuerpo y
el alma. A diferencia de otros baños de vapor realizados en múltiples
lugares del mundo, el Temazcal se realiza con piedras que se calientan
al rojo vivo, previamente envueltas en plantas medicinales, para
producir vapor.
Este milenario baño se lleva a cabo en
“cuevas” de barro, generalmente con forma de semicírculo, aludiendo al
vientre maternal. El vapor originado depura las vías respiratorias y el
aparato digestivo, además de tonificar el sistema nervioso. También
ayuda a mejorar problemas óseos, musculares y ginecobstétricos. Este
baño se realiza de forma colectiva, hombres y mujeres pueden participar
de manera simultánea, mixta, y durante la sesión hay momentos de canto,
de oración y de silencio.
Una de las propiedades más profundas de
esta práctica es que promueve la introspección y reflexión, obsequiando a
los participantes la posibilidad de experimentar una sesión catártica.
Además, debilita algunos de los ejes básicos de nuestra percepción
cultural, por ejemplo, la linealidad del tiempo, lo cual facilita una
experiencia mística —asociada a la conciencia de la unidad.
El Temazcal es una oportunidad para
detener el tiempo, para retornar por un momento a la fuente primaria de
la vida y reencontrarnos con el vientre original. Pero
independientemente de las probables bondades metafísicas que ofrece, lo
cierto es que al menos como instrumento de desintoxicación y tonificador
son propiedades comprobadas.
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