Julieta Ponce /Publicado
♦ A partir de 1994 las políticas comerciales están por encima del bienestar de la población
♦ Hay que volver los ojos al campo y producir alimentos básicos para nutrir al país
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por César Alan Ruíz Galicia/ http://bocadepolen.org/web/?p=2497
La nutrióloga Julieta Ponce, del Centro de Orientación Alimentaria,
explicó en entrevista para Chiapas Expediente Nacional que la entrada
del Tratado de Libre Comercio tuvo efectos nutricionales graves: anemia,
desnutrición crónica, obesidad y diabetes son algunas de las
consecuencias de la renuncia de nuestro país a producir alimentos de
calidad.
“A veinte
años del TLC no hemos resuelto la desnutrición crónica. Debimos tenerla
hoy a un nivel menor al 2.5%, pero todavía la sufre cerca del 13.6% de
la población, agudizada en grupos indígenas, donde el 33% de niños y
niñas la padecen. También la anemia se ha mantenido en niveles
alarmantes: 23% de los menores a 5 años sobrellevan sus consecuencias.
Por otra parte, el crecimiento de la obesidad pasó del 34% al 73%,
abarcando prácticamente a toda la población. Todo esto es un “regalo”
del Tratado de Libre Comercio”, explicó.
Es así
como entramos en un periodo de deterioro alimenticio: “cuando México
renuncia a producir sus propios alimentos sanos, empieza a comprarlos y
recibe las migajas. Los excedentes de maíz y soya producidos en Estados
Unidos se introdujeron a México como azúcares para endulzar refrescos,
así como grasas trans, que se utilizaron para la industria de la
panificación. Está claro que a partir de 1994 las políticas comerciales
están por encima del bienestar de la población”.
Por eso en
opinión de la nutrióloga, el camino para revertir la situación
nutricional es volver los ojos al campo y a la producción de alimentos
básicos, así como atacar patrones de consumo, que son los hábitos que se
han incrustado en la sociedad y que han calado culturalmente.
“Hay que
volver los ojos al campo, así como a producir granos y alimentos básicos
para nutrir al país, como maíz, frijol, amaranto y hortalizas, así como
pescado, huevo y leche. Esa sería la canasta básica. Por otra parte, un
problema de fondo es que se han modificado patrones de consumo: hay
generaciones y poblaciones completas que ven al refresco como parte de
su identidad alimentaria. El día que los consumidores mexicanos decidan
no consumir chatarra, veremos a nuestros legisladores y autoridades
preocupadas. Es terrible que aunque hayan muerto un millón trescientos
mil niños en los últimos 30 años, no les ha interesado”.
Finalmente, en conferencia de prensa sobre 20 años del TLCAN:Abandono del campo, especulación en alimentos básicos, mal comer y enfermedades para la población, Julieta
Ponce indicó que se llevará a cabo en el mes de febrero la campaña
“Alimentarme es mi derecho” que consiste en recabar quejas y firmas de
la sociedad civil sobre el aumento de los precios de los productos de la
Canasta Básica, los cuales se entregarán a la Comisión Nacional de
Derechos Humanos en marzo.http://circulodeestudios-centrohistorico.blogspot.com/
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