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miércoles, 30 de abril de 2014

Carta a Zapata en su aniversario que pasó casi de noche, por ser un personaje "incomodo" al régimen


Carta a Z
El 27 de abril en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, dentro de las actividades por el Día Internacional del Libro y la Rosa –el día 23, coinciden las muertes de Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare—, destacó la que tuvo como objeto que cada quien respondiera a una carta, extraída de una urna, de algún personaje histórico o literario. A mí me tocó responder una carta de Emiliano Zapata. Esta es mi contestación:
 
Abril 27 de 2014-04
Mi General:
Contesto, de manera muy formal, a su misiva del día de hoy, en la que tiene a bien nombrarme jefe de la Revolución en el estado de Chihuahua, a fin de que active la lucha contra el mal gobierno ilegal de Victoriano Huerta, y para que unidos con las tropas del sur y el centro, ataquemos la capital del país; todo, en cumplimiento del Plan de Ayala.
Es un honor inmerecido, pero que acepto con gusto, con el fin de alcanzar los objetivos sociales de la Revolución, bajo el lema: Tierra y Libertad.
Ya conocemos cómo terminó la historia: llegó, junto con Pancho Villa, a la capital y al mero Palacio Nacional (diciembre de 1913), y se negó a sentarse en la silla presidencial porque, dijo, estaba “embrujada”.
En estos días me estuve acordando de usted, a propósito del 95 aniversario de su asesinato, a traición (10 de abril de 1919). Cien años después, los campesinos siguen igual de amolados: despojados y explotados, gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), de corte neoliberal, es decir, enajenante y excluyente. No fue casualidad, pero sí causalidad, que en México, con el TLCAN, que cumple 20 años, irrumpiera públicamente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en el sur profundo (Chiapas), que reivindica su nombre y su lucha, convirtiéndola en una lucha global.
Entre tanto festejo, por el centenario de Octavio Paz (yo me quedo con el igualmente centenario Pepe Revueltas), su aniversario pasó casi de noche. Y es que es usted un personaje incómodo, para muchos, dentro y fuera del (mal) gobierno de hoy.
El asunto de la tierra, la cuestión agraria, es fundamental en México, dada la dependencia de la importación de alimentos básicos y la consecuente pérdida de soberanía alimentaria, y en América Latina. ¿Cómo no recordar a Mariátegui?
Ayer, un grupo de colombianos residentes en México se reunieron para constituir un frente por la paz, al margen de posiciones ideológicas y políticas, a fin de acompañar y participar en dicho proceso. La distribución de la tierra, la reforma agraria, el primer punto de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Colombia, encabezado hoy por Juan Manuel Santos, quien busca la reelección, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en pláticas que se realizan en La Habana. Un país donde no se sabe a quién pertenece la mitad de la propiedad rural, luego de 50 años de enfrentamientos y con el agregado del narcotráfico y el paramilitarismo, a pesar del ya fracasado Plan Colombia, instrumentado por Estados Unidos, con la presencia de más de 30 bases militares.
Por todo lo anterior, acepto, Mi General, su encargo para unirme a su lucha, defensa de la tierra y de los campesinos o, como los llama Armando Bartra, los “campesindios”.
Atentamente.
Posdata. Casi un siglo después, hay mucha gente que grita en las calles y los campos: “¡Zapata vive…!
 
(Esta fue, más menos, mi carta a EZ)
Jose Luis Avendaño

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