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miércoles, 28 de mayo de 2014

Las Caricias hacen bien. El déficit de caricias durante la vida temprana puede tener efectos negativos en la edad adulta

EL PODER DE LAS CARICIAS.- Nuestro organismo cuenta con entre 6 o 10 millones de sensores táctiles que recogen información tanto del interior como del exterior del cuerpo, siendo el sentido del tacto el más repartido y también el más duradero, de ahí que la piel se convierta en una especie de “órgano social” y el tacto en un instrumento de gran potencial.

Las caricias se muestran, por tanto, como uno de los estandartes de este sentido y, según una reciente investigación, éstas se transmiten desde la piel hasta el cerebro por medio de nervios cuya velocidad de conducción es muy lenta. Las fibras nerviosas tactiles (CTs) como se denominan a los nervios que responden a las caricias tienen un umbral perceptivo muy bajo y los receptores que las activan se localizan en la piel con presencia de vello. Se trata de exactamente los mismos receptores que también conducen las sensaciones de dolor al cerebro.

Estos sensores nos aportan información desde el principio de nuestra vida, por lo que “un fallo en el sistema de CT durante el neurodesarrollo puede impactar negativamente en el funcionamiento del cerebro social y el sentido de sí mismo, tal y como sucede con las personas con trastornos del espectro autista, quienes no procesan adecuadamente el tacto emocional”, afirma Francis McGlone, líder del estudio.

De ahí que los investigadores concluyan que el déficit de caricias durante la vida temprana puede tener efectos negativos sobre una serie de comportamientos y estados psicológicos en la edad adulta, ya que, al no viajar estas sensaciones táctiles al sistema límbico (encargado de gestionar las respuestas emocionales), el desarrollo del cerebro se resiente.

El estudio, que ha sido publicado en la revista Neuron, también alerta de que “en un mundo en el que el tacto queda relegado a un segundo plano con el aumento de las redes sociales que fomentan la comunicación sin contacto, y la disminución de caricias afectuosas en los bebés por parte de cuidadores y padres debido a la las presiones económicas de la vida moderna, es cada vez más importante reconocer cuán vital es una afectuosa caricia”, termina McGlone
tomado de Muyinteresante
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Caricias que hacen Bien
Está comprobado que proveerles a los hijos caricias desde su nacimiento les ayudará en su desarrollo integral.


Aún mejor es el trato directo piel a piel, el cual provee resultados positivos en la salud de los niños durante su vida, según lo demostró una reciente investigación de la Universidad Bar-Ilan de Israel, efectuada en menores desde su nacimiento hasta los 10 años de edad.
El análisis comprobó que la cercanía bebé-madre en el período neonatal ayudó a los pequeños participantes a desarrollar sus habilidades cognitivas, su respuesta neuroendocrina al estrés y su sistema nervioso autónomo de mejor manera, en comparación con infantes que no tuvieron ese tipo de contacto nato, según información publicada en el sitio discoverymujer.com.
La investigación también comprobó que los beneficios de este roce primario serían más duraderos de lo que se creía. Ayuda a regular y reforzar las funciones respiratoria, circulatoria y gastrointestinal. 

Aún hay más
El masaje en los bebés, con cremas o aceites, les ayuda a relajarse ante los bloqueos que produce encontrarse a diario con situaciones nuevas. También le eleva su autoestima y contribuye a que tengan un sueño más tranquilo y profundo.
Por si fuera poco, ayuda a aumentar el contacto afectivo del bebé con sus padres a través del toque, la mirada, la piel, la sonrisa, los sonidos, los abrazos, las caricias, el olor y los estímulos.




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