El Nombre es lo de menos: Fisgón |
Sembrar desastres
Pedro Miguel
El grupo gobernante hizo algo
peor que entregar a las corporaciones energéticas trasnacionales el
subsuelo del país: les está entregando el suelo. Si entran en vigor las
leyes aprobadas la semana pasada a contrapelo de la legalidad
parlamentaria, los consorcios de la electricidad y del petróleo tendrán
derecho de apropiarse de cualquier superficie del territorio nacional
que les resulte apetecible mediante un procedimiento simple: harán una
oferta de compra, renta o comodato a los propietarios y si éstos se
rehúsan o si la negociación no fructifica en un plazo breve el gobierno
expropiará a favor de los demandantes. Todo ello, en nombre de un
interés social y orden públicoque es, en realidad, interés empresarial y orden privado.
Prohibido el paso: Helguera |
La
voracidad de las trasnacionales energéticas tendrá prioridad sobre
cualquier otra consideración y nadie ni nada estará a salvo de ella. Ni
grandes, medianos o pequeños propietarios ni comunidades ni ejidos ni
industrias. En su precipitado entreguismo los senadores priístas y
panistas no establecieron ni siquiera una reserva en la redacción de las
leyes para impedir la afectación de sitios y yacimientos arqueológicos y
no repararon en que si su engendro llegara a entrar en vigor más
valdría rezar porque nadie descubra un yacimiento de hidrocarburos bajo
la Pirámide del Sol o que el tendido de líneas eléctricas no haga
necesaria la demolición de Palacio Nacional. Y de reservas ecológicas
mejor ni hablamos.
Peña Nieto dice que
no es fácil entender la dimensiónde sus reformas. Por si quedaban dudas los dictámenes de leyes secundarias elaborados por el régimen se encargan de disiparlas: el propósito de este ciclo de alteraciones legales es acabar con las industrias energéticas propiedad de la nación, convertir a Pemex y a la CFE en ventanillas de adquisiciones, reducir a la población a un mercado de consumidores de energía y transformar al país en un campo de operaciones para las empresas eléctricas y petroleras de Estados Unidos y Europa, es decir, entregar el territorio nacional para que los zopilotes de la energía se lo coman a picotazos. Falta que algún propagandista de la Presidencia nos comunique que esto era justamente lo que pretendía el general Lázaro Cárdenas
Lo
que no es fácil calcular es el impacto social y política que tendrá
esta canallada si no es detenida a tiempo, pero uno puede imaginarse en
primera instancia un reordenamiento territorial forzado y a gran escala
que pasaría por la expulsión de pueblos, comunidades y pequeños
propietarios en el agro, así como del despojo arbitrario de predios en
zonas urbanas y semiurbanas para edificar y ampliar instalaciones
eléctricas. En lo económico ello se traduciría en un nuevo golpe al
sector agrario, tan grave como el que recibió con la firma del TLCAN, o
más. En lo social y lo político las disposiciones peñistas provocarían
una nueva oleada de migración a las ciudades y, cabe suponer, un estado
de explosividad permanente en vastas regiones del país y una
desintegración sin precedentes del tejido social.
De Fútbol y Madres: Fisgón |
Las
reformas peñistas en materia de electricidad e hidrocarburos son, pues,
una siembra de desastres. Está por verse si el país se esperará a ver
los frutos de la cosecha o si será capaz de visualizar la dimensión de
lo que se le viene encima y logra reaccionar antes.
Twitter: @Navegaciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante, Nos interesa conocer tu punto de vista para retroalimentarnos y así aprender juntos. DEJANOS UN COMENTARIO PORFAVOR