Páginas

miércoles, 1 de octubre de 2014

Un mundo libre, si, pero justo también, ¿Farol de la calle, oscuridad de su casa?


Un mundo libre, sí, pero justo también
 José Luis Avendaño C.
 
Mientras Enrique Peña Nieto habla, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre los pueblos indígenas y el cambio climático, aquí, en su país, se lleva a cabo una ofensiva contra los derechos de los pueblos originarios, al tiempo se depredan tierras, ríos y aire por parte del gran capital, por el que la Madre Tierra es sacrificada en aras de la ganancia.
 
Al hablar, el 22 de septiembre en Nueva York, en la primera Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas, reconoció que 15 millones de mexicanos todavía, desigual, injusticia y discriminación. Pueblos que, después de más de 500 años de conquista y colonización, se niegan a desaparecer, y sobreviven, a pesar de ellos mismos, y resisten y luchan contra el neocolonianismo que se oculta bajo el disfraz de la globalización.
 
Pueblos originarios que no se oponen a la modernización porque sí, sino porque ésta va acompañada de la depredación de la Madre Tierra como tal, es decir, de la degradación de la calidad de vida de los pueblos enteros. No únicamente de parte las mineras transnacionales, que saquean recursos del suelo y subsuelo (en los últimos diez años, han salido más oro y plata que en 300 años de la Colonia), sino de compañías que, como el Grupo México, que envenenan tierras y ríos de Sonora.
  
Al día siguiente, el mandatario mexicano habló en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima, sobre el cuidado y protección de nuestra casa común, que es la Tierra. Entre tanto, nuestro territorio es víctima de sequías e inundaciones alternadas, producto del proceso de modernización de los últimos 300 años, que se traduce en explotación y desperdicio de recursos, que significa el tránsito de la Era del Carbón a la Era del Petróleo y la liberación de gases contaminantes, en perjuicio de la salud de plantas y animales, incluidos nosotros.
 
En fin, un proceso de industrialización salvaje que obliga a una competencia irracional por el control de las fuentes de energía, incluida el agua; causa tanto de las grandes guerras como de los conflictos regionales. Esto obliga a la mediación e intervención de la Organización de las Naciones Unidas, preocupada por la seguridad global que por la seguridad efectiva de los pueblos. Allí está ejemplo del pueblo palestino, originario de esas tierras, arrebatadas por Israel.
 
Todavía, hace algunos años, las tareas públicas del Ejército mexicano se reducían a las campañas de reforestación y la asistencia en casos de desastres naturales. Eso cambió, drásticamente, cuando se decidió lanzarlo a recuperar territorios en poder del crimen organizado. El costo ha sido, en todos los sentidos, alto, incluido el expediente de violación a los derechos humanos.
 
Hoy, con dicha experiencia a cuestas, las fuerzas armadas de México se ofrecen como parte de los cascos azules de la ONU, siempre y cuando sea, se precisa, en tareas humanitarias y de mantenimiento de la paz. Todo, en nombre y bajo la lógica de la Libertad (con mayúscula), comenzando por la libertad de mercado. ¿Incluye la noción de un mundo justo? Que de esto se trata.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante, Nos interesa conocer tu punto de vista para retroalimentarnos y así aprender juntos. DEJANOS UN COMENTARIO PORFAVOR