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sábado, 21 de noviembre de 2015

A la revolución se la llevó el viento (la tiznada) cambio de costumbres, horario y mismo gobierno neo-porfirista


José Luis Avendaño C.
joseluis_avendano@yahoo.com.mx
Por las gracias del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente desde el 1 de enero de 1994, algunas de las costumbres de los mexicanos se vieron modificadas. Tal es el caso del horario de verano, que adelantó una hora el reloj –nos quitó, virtualmente, una hora de sueño y de vida—, con fin explícito de ahorrar energía, y para hacer coincidir las horas de apertura de la Bolsa Mexicana de Valores con Wall Street.
También, las fechas cívicas, que merecen un día de descanso, como el 21 de marzo, cuando coincidían el natalicio de Benito Juárez y la entrada de la primavera (ésta improbable debido al cambio climático). La única fecha que se respetó fue la de la Independencia, el 16 de septiembre, por aquello de “los héroes que nos dieron patria”. Doscientos años después, la patria no existe, el país es una neocolonia y nuestros gobernantes se comportan como administradores o gerentes de los intereses extraños y ajenos. Es un territorio enajenado
Cayera en cualquier día de la semana, la fecha del calendario cívico se respetaba y se suspendían actividades o cuando menos las clases de la escuela, principalmente si caía entre el lunes y el viernes. Hoy no es así. Este año cayó en viernes, y la conmemoración fue el lunes anterior, 16. Cuatro días de diferencia respecto al 20 de noviembre, que diluye el significado de la gesta revolucionaria de 1910, del cual este régimen se dice heredero.
Después de 105 años, y principalmente con la irrupción del neoliberalismo en diciembre de 1982 (que coincide con un ciclo de crecimiento económico mediocre de 2.1 por ciento anual, que se conoce ya como la etapa del estancamiento estabilizador), poco queda ya de la Revolución, con sus instituciones desmanteladas y/o reconvertidas. Nombres como Villa y Zapata no les dicen mucho, a no ser que sean los del bando perdedor, convertidos en figuras épicas, pero míticas.
La revolución, de movimiento social pasó a ser proceso y se hizo institucional, hasta que el embate del modelo neoliberal, impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y adoptado y adaptado por nuestra clase política, ya tecnocracia, sin valores sociales para decir lo menos, se desdibujó, por no decir que quedó en el baúl de los recuerdos. Viendo la descomposición que vivimos, hay quienes pensamos que, en muchos aspectos de la vida política, económica y social, vivimos un neoporfirismo. No es cosa de rascarle mucho: sólo basta ver las condiciones de la gran mayoría del país, del campo, las condiciones laborales, en que la precariedad domina.
A los niños que tuvieron clases el viernes 20, les dedicamos estas cuantas líneas de John Kenneth Turner, de México bárbaro (1911): “La quinta parte de los esclavos de Valle Nacional (en Oaxaca, cuna de Juárez y del mismo Porfirio Díaz) son mujeres y la tercera parte niños menores de 15 años. Éstos trabajan en los campos con los hombres. Cuestan menos y duran bastante y en algunas labores, como la de plantar el tabaco, son más activos y, por lo tanto, más útiles. A veces se ve a niños hasta de 6 años plantando tabaco”.

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