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miércoles, 27 de junio de 2018

Comunicado del PDPR - EPR


AL PUEBLO DE MÉXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS

¡HERMANOS, HERMANAS, CAMARADAS!

Las víctimas directas e indirectas del terrorismo de Estado en México se cuentan por millones, todas con una característica en común, miembros de la clase trabajadora en su mayoría jóvenes, que han sido arrancados violentamente de sus hogares, de su familia, de su trabajo, de su comunidad, su colonia y de su organización. Todos sin distinción son hijos del pueblo y por ellos hay que seguir luchando y levantar en alto las banderas de la lucha contra el terrorismo de Estado.

Víctimas que conforman tanto a familiares como a todo su entorno social, violencia gubernamental que constituye una política generalizada y sistemática que busca detener toda expresión de voluntad popular de combatir y toda crítica al régimen; violencia exponenciada que afecta a diferentes sectores del pueblo, en específico a la fuerza de trabajo joven sin importar sexo, en resumen y a excepción del entorno burgués la mayoría de los mexicanos somos víctimas de la violencia burguesa.

Ninguno de los casos de desaparición forzada, ejecución extrajudicial y demás crímenes de Estado son casos aislados, son producto de una política que responde a los intereses de la oligarquía para mantener el régimen económico y político que condena a la mayoría de los mexicanos a vivir en condiciones infrahumanas, sujetos a las cadenas de la sobrexplotación y de la opresión política.

El dolor que se vive por la ausencia de los familiares, por ser presa del Estado policíaco-militar, no es un dolor individual, es ante todo un sentimiento colectivo, de indignación que poco a poco se transforma en convicción y disposición para hacerle frente al gobierno antipopular y represivo. A las víctimas del terrorismo de Estado nos identifica nuestro origen de clase, nos une la explotación y la opresión que a diario vivimos, nos hermana la convicción por alcanzar la justicia social, pero ésta pasa necesariamente por comprender la necesidad de luchar de forma conjunta contra el capitalismo, que representa la lucha por el socialismo.

Los millones que a diario sufren la violencia de clase y el odio que destilan las instituciones burguesas no pueden quedar pasivas ante este Estado criminal, nuestro enemigo común queda al desnudo por las innumerables evidencias que se han recolectado, que se han arrebatado del Estado a través de la organización fuera de los marcos coorporativizantes.

La lucha nos enseña que cada víctima del terrorismo de Estado no está sola, somos muchos los que sentimos el dolor en carne propia de la violencia contra el pueblo, sin embargo, es una necesidad entender el fenómeno en su exacta dimensión, y las motivaciones políticas que lo alimentan.

Desarrollar la lucha, es elevar las formas de organización para llegar a la actitud decisiva y combativa de superar el aspecto emotivo, individual y espontáneo que debe ser transformado en voluntad y convicción de luchar unitariamente contra el enemigo común.

Construir organismos de combate popular significa no dejarnos quebrar por los mecanismos que el Estado nos impone como "solución", medidas burocráticas, desgastantes, dilatorias, revictimizantes y demagógicas que nos arrebatan la dignidad y nos sumen en mayores mecanismos de opresión para ahogar el recuerdo de nuestros familiares y la capacidad de organizarnos para exigir juicio y castigo a los responsables materiales e intelectuales de estos crímenes de lesa humanidad.

El Estado busca que aceptemos resignadamente la violencia que emanan de sus instituciones, que callemos por unas envilecedoras monedas, que se normalice el terror de Estado como un mal necesario, e incluso que cuestionemos y criminalicemos a las víctimas, familiares y organizaciones que a diario libran batallas populares por todas las víctimas del terrorismo de Estado.

La lucha de familiares y amigos de las víctimas del terrorismo de Estado, de organismos defensores de derechos humanos, personalidades comprometidas con la justicia social y organizaciones populares independientes por medio de la resistencia popular han evidenciado el fenómeno del terrorismo de Estado, éste ya es más que evidente e inocultable por su magnitud. Sin embargo, no es suficiente, porque a diario se siguen cometiendo nuevos crímenes de lesa humanidad, nuevas víctimas se suman a la interminable estadística de la violencia que sostiene al régimen neoliberal.

No basta con saber el paradero de las víctimas, no basta reclamar a un solo familiar, no sólo es "aceptar" la ausencia o pérdida de un ser querido; postrarnos ante el conformismo individual es renunciar a la memoria de las víctimas, representa dar la espalda a los millones de hermanos de clase que son tocados por las garras criminales de las fuerzas represivas.

La táctica gubernamental se ve reforzada con nuevas maniobras, buscan distorsionar la esencia del fenómeno al hacer esfuerzos ingentes por reducir la desaparición forzada de personas a figuras jurídicas que diluyen el carácter político de los crímenes de lesa humanidad. Al endosar perversamente los crímenes de lesa humanidad a la mítica "delincuencia organizada", no obstante, éstos sólo los comente el Estado, sus instituciones y sus agentes.

Reproducir el discurso del Estado es negar nuestra propia condición de oprimidos y explotados, es reproducir el síndrome de Estocolmo, es renunciar a nuestra dignidad y es aceptar resignadamente la degradación humana que lleva implícita la perdida de voluntad de combatir contra los enemigos de clase, éstos se acuerpan y cierran filas para salvar sus intereses, que son los intereses de la clase burguesa.

Desde el Estado, los hombres del régimen y cancerberos del capital presentan a las víctimas del terrorismo de Estado como delincuentes, como consumados criminales o individuos presentes en el "lugar y hora equivocada"; y desbordan sapiensa al cerrar los casos con el manotazo autoritario de que "en algo malo andaban".

Su objetivo es desmovilizar a todos aquellos que luchan por la presentación con vida de los detenidos desaparecidos, evitar la solidaridad entre familiares, víctimas y hermanos de clase, promueven una ideología antropófaga que destruye el grito de unidad por la presentación con vida de todos los detenidos desaparecidos. Por ese mismo cauce empuja a la corporativización de organismos y organizaciones que luchan contra la violencia del régimen; confronta a familiares con falsas esperanzas y promesas que nunca se cumplirán, porque ambas constituyen también violencia de Estado.

Expresión de lo anterior es la ley contra la desaparición forzada, que nació muerta y contraria a las exigencias populares, vacía con relación a la justicia que exige el pueblo; por todo su entramado jurídico ahogan la voluntad de exigir la presentación con vida, busca la fractura política y organizativa de la lucha contra el terrorismo de Estado y envilece en cauces individuales la lucha por reivindicar a las víctimas del terrorismo de Estado.

A tal grado llega la táctica del Estado y su perversidad es tal que induce a mendigar la presentación con vida de los desaparecidos, a renunciar a ella y degradarla a tal grado de luchar sólo, conformarse con una "evidencia" mortal de la víctima. Sin embargo, para quienes estamos comprometidos con las víctimas y sus familiares la lucha transciende lazos sanguíneos, militancia política y origen geográfico.

En correspondencia la lucha por exigir la verdad, la presentación con vida y el juicio y castigo a responsables materiales e intelectuales de los crímenes de lesa humanidad debe continuar, pero expresada en nuevos cauces, nuevas iniciativas y formas de lucha que expresen ante todo unidad y voluntad de combatir; ésta es una lucha que demanda a todos aquellos que luchamos contra el régimen a redoblar nuestro compromiso de luchar al lado del pueblo y de fortalecer la convicción de organizar y generalizar la autodefensa armada de las masas para poder hacer frente a la violencia del Estado burgués.

¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!

¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!

¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARÁ!

COMITÉ DE PRENSA Y PROPAGANDA DEL PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR-EPR

República mexicana, a 17 de mayo de 2018

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