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viernes, 27 de noviembre de 2009

El callejón sin salida

José Antonio Almazán González

Inmediatamente después del histórico y exitoso paro cívico nacional, el gobierno se enreda y contradice, mostrando el callejón sin salida en el que se ha metido. Mientras el pianista bravucón insiste en la confrontación y el cinismo, desde Alaska Felipe Calderón confiesa que la extinción de LFC no fue una medida contra el SME, sino una decisión “a la que fue llevado y presionado…y llegó el momento en que no había prácticamente otra alternativa, pues el sindicato no cumplió sus compromisos.

Noticia preocupante de quien debiera actuar con estricta responsabilidad y apego a la Constitución y a las leyes. La pregunta es quién o quiénes lo presionan. En tanto un senador panista metido a monaguillo minimiza el conflicto social generado por el propio gobierno, confundiéndolo con una misa. Como se ve, están hechos camote.

Pese a la campaña de miedo que desarrollaron los medios de comunicación al servicio de la oligarquía, un conteo sistemático en los periódicos locales, regionales y estatales muestra que en por lo menos 73 ciudades de 31 estados de la República millones de mexicanos expresaron su respaldo al Sindicato Mexicano de Electricistas y su repudio al golpe fascista de Felipe Calderón. Pudo más el descontento contra un gobierno que no termina de saquear los bolsillos del pueblo, que la campaña mediática de linchamiento en contra de la digna resistencia de miles de trabajadores electricistas.

El paro fue cívico, pues salvo las provocaciones sufridas en las casetas de las autopistas Querétaro-México y Cuernavaca, en el resto del país las protestas se enmarcaron en lo que se conoce como la resistencia civil pacífica.

El paro nacional constituyó además un hecho histórico sin precedente en las últimas décadas en el proceso de construcción de la unidad de los de abajo. Como no se había visto desde 1983 en que se convocó a un primer paro cívico, cientos de organizaciones sociales de todo tipo se reunieron en las semanas previas al paro nacional; rompiendo años de sectarismos y poniendo por delante la ternura de los pueblos que es la solidaridad en todos los estados de la república mexicana la discusión no sólo se dio en el terreno de la solidaridad efectiva con el SME, a través del apoyo económico y el acopio de víveres, sino también de la urgente necesidad de unir todas las luchas.

Finalmente, el 11 de noviembre, desde las 6 de la mañana hasta las 9:30 de la noche, por todas las vías y formas de comunicación y rompiendo el cerco informativo, millones de mujeres y hombres dignos y rebeldes dieron un paso gigantesco en la construcción del bloque social de los oprimidos, al cobrar conciencia de que no estamos solos, que sumamos millones y somos mayoría y que podemos actuar unidos en la lucha por un México con libertad, justicia y democracia. Este enorme respaldo popular nutre y fortalece la resistencia de las mujeres y hombres electricistas del SME, activos y jubilados, que han resuelto mantener la lucha hasta sus últimas consecuencias.

El que está entrampado es Calderón y el tiempo corre en su contra. En primer lugar miente, pues está documentado que el SME cumplió los compromisos pactados en materia de productividad en más de 92 por ciento. ¿O va a decir que lo engañaron? Los contratistas de CFE, que son empresas de los mismos funcionarios, han mostrado su incapacidad para garantizar la continuidad del servicio y conforme se acerque diciembre, los problemas de disturbios eléctricos van a crecer, pues no cuentan con la capacidad para dar el mantenimiento preventivo y correctivo en las redes eléctricas de LFC. El amparo en materia laboral por despido injustificado y salarios caídos va a proceder, pues fueron tan burdas sus maniobras que hoy están procediendo a pagar parte de los salarios que ilegalmente retuvieron.

Finalmente las bufonadas de Lozano concluirán este 14 de noviembre, cuando vence el plazo de sus ilegales liquidaciones y el gobierno tendrá necesariamente que operar la figura de patrón sustituto que en los hechos viene desarrollando CFE, pero que buscan evitar a toda costa, pues abriría las puertas a una solución, en términos de la Ley Federal del Trabajo y el contrato colectivo de trabajo, ante la aberración jurídica en que incurrieron para aplastar al SME.

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