Yo creo que alguien le mandó a Gómez Mont mi colaboración de la semana pasada, porque se enojó. Titulé el artículo “La más-cara de las violencias” en referencia a que, más que los balazos, son violentas las acciones de las instituciones gubernamentales de México en contra de sus ciudadanos.
Publicado en elarsenal.net el Sab, 17 de Abril de 2010
Alfonso López Collada
El flamante (enojado echa flamas) secretario de Gobernación nuevamente se fue grande con sus declaraciones, hábil que es con las palabras y atarantado con las ideas. ¿O estará todo calculado? Para empezar, y refutando el artículo mencionado, afirmó categórico que la violencia no la genera el gobierno, sino la indolencia y la hipocresía. Aquí aplaudo que finalmente vea lo obvio, que la indolencia (de los superpoderes, incluso el gobierno) y la hipocresía (ídem) sean la fuente de la violencia, pero refuto categórico lo que implica el resto de su declaración.
Al decir que el gobierno no es el autor, dice que todos los que no somos gobierno sí lo somos. Esa acusación escondida no se sostiene, como es claro, porque ¿cuántas indígenas han matado soldados? ¿O cuántos estudiantes, periodistas o niños los han “levantado”? ¿En cuántos enfrentamientos entre amas de casa hemos tenido que lamentar “daños colaterales” entre las fuerzas del gobierno? Así que guardaré esa infundada y escondida acusación en el cajón de los errores.
Y la otra parte: que la violencia se debe a la “indolencia y la hipocresía”. Yo creo que sí. Por más que el pueblo, todo, unido y con voz fuerte, le ha gritado al gobierno su dolor, su impotencia, su angustia de vivir día a día, con un miedo que enfría los huesos, haciendo planes de semana en semana por la incertidumbre, haciendo milagros para comer con las migajas que caen de las mesas de sus banquetes, señores súper poderosos, por más que oyen estos lamentos, no se conduelen. No sentir dolor, eso es ser indolente. Y estoy de acuerdo: eso genera violencia.
Para terminar con esta frase (¡apenas una de su insólito discurso!), veamos el asunto de la hipocresía. Creo que hay mucha, la verdad. Eso de presionar cada día más a la sociedad, de chuparle la sangre, de burlarse de sus esperanzas, de cancelarle el futuro, de cerrarle las salidas, de voltearle los discursos con toda calma y desvergüenza, con cinismo, eso es ser hipócrita: prometer empleo y entregar hambre; prometer no subir los impuestos y burlarse subiendo además los precios, ambos ilógicamente; cerrar los ojos para no ver la solución a los problemas de México y empeñarse en seguir por el camino del beneficio propio, sacrificando el futuro del país (¿también le dice daño colateral a eso?). Eso es hipocresía.
Secretario Gómez, ese saco no nos queda. Está muy grande, ¿de quién será?
Un estudio reciente de Roy Campos muestra que las 4 instituciones más desacreditadas de México (por algo será) son la Cámara de Diputados, los partidos políticos, los sindicatos y las fuerzas del orden. Las tres primeras deberían de representarnos, pero sólo representan la muerte de la esperanza; y para quien se le ocurra levantar la voz, está la cuarta. Así se genera la violencia, Gómez. Bien que lo sabes.
Publicado en el Diario de Chihuahua
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