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martes, 29 de junio de 2010

Aplicar imanes ayuda a mejorar los síntomas del Alzheimer

Alertan la actividad cortical del cerebro y reajustan las pautas defectuosas, explican
El tratamiento, esperanzador para entender los mecanismos de plasticidad cerebral y diseñar nuevas estrategias de rehabilitación para males neurodegenerativos: expertos italianos
Jeremy Laurence
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 29 de junio de 2010, p. 8
Para los escépticos en la medicina alternativa, será una sorpresa. Aplicar magnetos (imanes) al cerebro de pacientes de Alzheimer los ayuda a entender lo que se les dice. El hallazgo fue hecho por científicos italianos, que realizaron una prueba de control aleatorio del tratamiento, y sugiere que los magnetos pueden alterar la actividad cortical del cerebro y reajustar las pautas defectuosas causadas por la enfermedad o por algún daño.
El estudio fue pequeño, con sólo 10 pacientes, y si bien los resultados son preliminares, los científicos de Brescia y Milán comentan que encierran considerable esperanza, no sólo para avanzar en el entendimiento de los mecanismos de plasticidad del cerebro, sino también para diseñar nuevas estrategias de rehabilitación en pacientes de enfermedades neurodegenerativas.
Sobre el tratamiento con magnetos se hacen afirmaciones totalizadoras, como que estimula el crecimiento del cabello, eleva la energía y protege contra la artritis. Brazaletes y joyas, cepillos para el cabello, plantillas y hasta tazones para mascotas hechos con magnetos son un ramo lucrativo de la industria de la medicina alternativa.
Las pruebas respecto de la mayoría de estas afirmaciones son dudosas o inexistentes. Sin embargo, un producto ganó suficiente credibilidad en círculos ortodoxos para ser admitido por el sistema británico de salud. A partir de 2006, un dispositivo llamado 4UlcerCare –una banda que se coloca alrededor de la pierna– se puede adquirir bajo prescripción médica. Su fabricante, la empresa Magnopulse, radicada en Bristol, asegura que acelera la sanación de las úlceras de la pierna y evita que se formen de nuevo. Se cree que los magnetos estimulan la circulación, pero no se sabe cómo.
Es probable que los hallazgos del estudio más reciente, publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, sean proclamados como nueva evidencia de los poderes curativos de los magnetos. Si bien muchos se mofarán, la capacidad de los imanes de afectar el funcionamiento del cerebro ya está bien establecida.
La técnica investigada por los científicos italianos, llamada estimulación transcraneal magnética (TMS, por sus siglas en inglés), ya ha mostrado en experimentos realizados por investigadores británicos que puede pasmar temporalmente la parte del cerebro que controla el habla y volver a las personas incapaces de pronunciar palabras conocidas. Colocando un cojinete en la cabeza y enfocando la TMS en esa zona del cerebro, ubicada en la parte posterior del lóbulo frontal izquierdo, los investigadores descubrieron que podían detener el habla a medio discurso. Los voluntarios participantes en el estudio informaron haber tenido las palabras en la punta de la lengua, pero eran incapaces de hacerlas salir.
Estimulación de las rutas neuronales
En forma similar, al mover de un lado a otro una vara magnética sobre el lado izquierdo de la cabeza, se puede hacer que el brazo derecho salte involuntariamente. La excitación de las rutas neuronales que este fenómeno demuestra sugiere, según los investigadores, que la técnica podría ser útil para rehabilitar a víctimas de ataques cardiacos. En el estudio más reciente, Maria Costelli y colegas aplicaron TMS repetitiva –una rápida sucesión de pulsos magnéticos– a los lóbulos prefrontales de pacientes de Alzheimer durante turnos de 25 minutos.
La mitad de los pacientes recibieron dosis diarias cinco días a la semana durante cuatro semanas, y a la otra mitad se le aplicó un tratamiento placebo durante dos semanas, seguido por dos semanas de TMS. Las pruebas mostraron que los que recibieron TMS todo el tiempo tuvieron marcas significativamente mejores en comprensión de lo que se les decía, al subir de 66 a 77 por ciento. La mejora seguía siendo evidente ocho semanas después del tratamiento.
Los autores afirman que la técnica no afectó otras capacidades del lenguaje u otras funciones cognitivas, como la memoria, lo cual sugiere que es específica para la zona cerebral del lenguaje cuando se aplica a los lóbulos prefrontales.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya

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