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viernes, 21 de enero de 2011

El fin de nuestros ancianos despues de trabajar toda su vida: La soledad y abandono

Descripción de una realidad solapada y callada.
A partir de los años 50 y 60 del pasado siglo, muchas familias se desplazaron a los polos industriales, atraídos por la oferta de empleo. Las áreas metropolitanas eran las zonas preferentes. Se trataba de personas jóvenes, hábiles, con pobres recursos y escasa formación, que ejercían labores de poca capacitación, sobre todo manuales, en largas cadenas de montaje, alienados, en fábricas donde se dejaron su juventud. Aunque mejor era nada: la alternativa era la miseria que se vivía en el campo.
Muchos de ellos, al jubilarse, han vuelto con los años a sus lugares de origen, pero sus hijos, como es lógico, no les acompañaron. Estos emigrantes ahora son ya muy mayores, están comiditos de achaques y la mayoría viven solos. Para muchos de ellos, las visitas ocasionales al médico, además de las de alguna vecina, son de las pocas veces que tienen contacto con el exterior, porque suelen vivir solos, sin apenas familiares cercanos y con cierto desarraigo. Pero también por ese motivo solemos estar más pendientes de ellos.
En verano, semana santa y navidades suelen recibir las visitas de sus hijos. No debe ser fácil saber que tu trabajo te impide estar con tu ser querido, y de ahí que se deshagan en atenciones en esos días. De ahí que en estas visitas recomienden decenas de nuevos medicamentos "milagro" a su familiar, remedios caseros, etc. Dicen las malas lenguas que ese comportamiento es fruto de una espinita de la conciencia.
También denota que es un cambio social brutal que se manifiesta dejando quasiabandonados a nuestros mayores cada vez más mayores y enfermos, ya sea en casa o en asilos cada vez más atestados. También se puede observar ese cambio en los centros de salud soportando una presión insostenible, intentando afrontar una demanda que en la mayoría de las ocasiones no es sanitaria. Pero el que sea un “fenómeno cultural y social” no exime de su responsabilidad a los familiares, por supuesto. Pero eso es otra manifestación ineludible de otro fenómeno: delegar funciones y responsabilidades en papá estado y sus empleados públicos, tan denostados últimamente.
Aportacion de Marco León G Adaptación del artículo: http://egavilan.wordpress.com/2011/01/14/los-yordis/

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