Jose Luis Avendaño
Teoría y práctica
Sin haberse aprobado la reforma laboral –en el horno o en la congeladora por tiempos electorales— desde hace mucho tiempo, muchos de sus elementos se vienen aplicando; elementos todos en contra del trabajador, en abierta violación a sus derechos, y con los que se pretende hacer del país un destino seguro y confiable a la inversión nacional y extranjera, y una manera de elevar la productividad del país.
Se podría haber supuesto que los trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (GDF) tendrían unas condiciones dignas de trabajo y de vida, por estar la ciudad de México bajo el amparo de un gobierno que se dice de izquierda. Pero no. Poco a poco, varios sectores de trabajadores, después de casi tres sexenios, se vienen manifestando, con declaraciones, marchas y plantones, por condiciones laborales de carácter inestable.
El caso más reciente que sale a la luz es el de los profesores del sistema semiescolarizado del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) del GDF. En una misiva publicada en la sección del correo ilustrado de La Jornada (23-12-2011) denuncian “condiciones laborales cada vez más precarias e indignantes”, así como “innumerables carencias”, que afectan a profesores y alumnos.
No obstante una buena tasa de egreso, que habla bien de su labor, los profesores no cuentan con las prestaciones de ley y su pago es cada vez más impuntual: les deben desde el mes de noviembre.
En tales condiciones, demandan reconocimiento laboral y basificación de todos los profesores del sistema semiescolarizado. Preguntan: “¿Se puede confiar en un gobierno de izquierda que trata a sus trabajadores de esta manera?”
Una Navidad diferente
La Navidad ha perdido su sentido original, si es alguna vez la tuvo: que un niño que nació en un pesebre, llegaría a desafiar al poder de aquel tiempo. La misma institución que se fundó en su nombre es un poder fáctico. La Navidad es, sobre todo, un festejo comercial. La figura de Santa Claus la creó la Coca Cola. ¿Por qué a unas personas les trae regalos y otros no? Unos, desde niños, lo saben. Sirva lo anterior de introducción al texto que recibí (no apto para niños y tradicionalistas): “… la tensión aumentaba a medida que se acercaba la medianoche y el bonachón hombre de atuendo rojo no daba señales de vida. Claro, era obvio hasta para el más obtuso de nosotros que habíamos sido ignorados por ese agente del imperialismo norteamericano que es Santa Claus, porque si bien era imposible que estuviera en todos los hogares al mismo tiempo no era menos cierto que la división de bienes debía comenzar semanas, sino meses antes para que al día de Navidad todos contáramos con nuestra parte del botín. Esperaba pacientemente en la acera la llegada de los seis renos arrastrando tras de sí el inmenso carruaje, sin embargo mi desazón fue completa cuando llegó Evaristo en su Reno 12, y empuñando el rifle dijo: ¡A las armas, chico! Minutos después tomábamos Managua. Yo tenía tan sólo nueve años…”
“El anterior, es el fragmento de Un cuento de Navidad socialista y popular, versión tercermundista y revolucionaria donde Raimundo del Solar Treco sobre los acontecimientos de aquella Nochebuena nicaragüense de 1978 que significó un duro golpe a una de las más arraigadas tradiciones burguesa-cristiana, la Navidad.
Sigue Raimundo: “… esa noche perdimos la compostura. Habíamos pasado mucho tiempo por alto de que Santa Claus diera prioridad a los países alineados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y el G-8 (grupo de los ocho países más industrializados). Tomamos la capital antes del amanecer y nos amotinamos hasta tener la atención del mundo. La Habana y el Kremlin nos apoyaron y también nos informaron que el total de la producción de productos navideños se realizaba en el Polo Norte en condiciones de total alienación y explotación por mano de obra mexicana y afroamericana, mal llamados enanos o duendes negros y chicanos. Agregaron además que la plusvalía generada por este tipo de producción permitía a Santa Claus vivir holgadamente durante el resto del año, lo que sin duda nos exacerbó de mala manera. El 30 de diciembre de 1978 las tropas de Somoza ingresaron en la ciudad y restablecieron el orden, pero nosotros ya habíamos dado el primer paso hacia la liberación de la Navidad nacional…”
2012, año de vacas flacas
2012 empieza con interrogantes y dilemas. Ya los organismos internacionales nos advirtieron que proseguirá la crisis, particularmente por lo que acontezca en Europa, cuyas políticas de austeridad van en sentido contrario al crecimiento y la estabilidad, y en Estados Unidos, donde la contienda electoral determina el impasse del rumbo económico.
“América no es excepcional”. .Así titula Paul Krugman su columna del 27 de diciembre en The New York Times, refiriéndose a Estados Unidos que se autonombra América, y que no es la excepción en cuanto a disminución de las tasas de interés (con el fin de abaratar el dinero y el crédito, y así reanimar la economía). Sin embargo, “lo que estamos viendo es un mundo con una demanda deprimida, y donde los bonos gubernamentales parecen ser una buena compra en todas partes, excepto para los que no tienen su propia moneda (Europa) o tienen grandes deudas en moneda extranjera, haciéndolos vulnerables a pánicos inducidos. Es un mundo en el que la obsesión por el déficit es insensata, mala y peligrosa”.
En su pronóstico para América Latina, Economist Intelligence Unit prevé una desaceleración económica en 2012, con un crecimiento de 3.5 por ciento (5.9 por ciento en 2010 y cuatro por ciento en 2011). En México, el panorama es incierto, con el Banco de México que podría reducir la tasa de interés. “La economía mexicana sigue muy expuesta a EU, donde prevemos una reducción de crecimiento a 1.3 por ciento en 2012” (La Jornada, 27-12-2011).
Año electoral en ambos países. En México, no únicamente está en juego la presidencia, sino también el rumbo económico. El modelo neoliberal, hacia fuera, ya dio de sí, dejando a la economía sujeta con alfileres, y se requiere otra política que no sólo se preocupe por la estabilidad de las variables macroeconómicas, sino igualmente del crecimiento y de millones de excluidos que, al incorporarse a la economía productiva, a través del empleo y el consumo, crearían un mercado interno fuerte. La disputa por la nación es la disputa del mercado.
Para que no haya duda sobre sobre el terreno frágil que en que nos movemos, investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo advierten de una crisis alimentaria debido a la conjunción de sequía, inundaciones y heladas en 2011 que han afectado el 70 por ciento de la superficie cultivada y llevado a la muerte a miles de cabezas de ganado, que desembocará en un alza del 100 por ciento a 150 por ciento en los precios de los productos del campo.
Déficit y desliz
En vez de alentar la producción nacional de alimentos, la política es comprarlos afuera, en beneficio principalmente de Estados Unidos. Cosas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que este 1 de enero cumplió 18 años. El resultado: abandono y pobreza del campo. El pretexto fueron los altos costos de producción y se prefirió importarlos de EU, donde, además de la diferencia en productividad, la producción está subsidiada. Hoy, la tendencia es la elevación de los precios de los alimentos. Si no, que lo digan quienes se levantaron en la primavera árabe.
¿Por qué no ese dinero, o parte de él, que se emplea en comprar alimentos, se destina a los campesinos mexicanos?
El Banco de México informa de un aumento en el déficit en la balanza agropecuaria; es decir, se compra más que lo que se vende fuera. De un año a otro (hasta octubre), el déficit casi se duplicó, al pasar de siete mil 65 millones de dólares a 15 mil 48 millones de dólares. Mientras que las importaciones (maíz, frijol, trigo, leche y derivados) se duplicaron (113 por ciento), las exportaciones (flores y hortalizas) crecieron 25.4 por ciento. Sólo por importaciones de maíz, principalmente de EU, se han gastado nueve mil 662 millones de dólares en la administración calderonista (La Jornada, 30-12-2011).
De ahí que organizaciones campesinas hagan un llamado a la administración para que declare una emergencia nacional, pues un millón de personas podrían sumarse a las más 25 millones que se encuentran en situación de pobreza alimentaria, debido a la carestía: el precio de la tortilla se cotiza hasta en 18 pesos el kilo. El dilema, plantean, es un acuerdo para la producción de alimentos o el estallido social (La Jornada, 31-12-2011).
¡Vaya forma de terminar el año! Y para 2012, se anunciaunla crisis alimentaria! Más que flacas, nuestras vacas estarán famélicas.
Pero que no cunda el pánico. El precandidato único a la presidencia por el PRI se comprometió a que va a haber, al menos, muchas tortillas. Ojalá fueran de maíz mexicano.
El 29 de diciembre, Enrique Peña Nieto abrió su (pre)campaña en Huejutla, Hidalgo –corazón de la Huasteca—, donde hace 18 años inició su campaña Luis Donaldo Colosio. Al despedirse, en náhuatl, cometió un lapsus, al decir una cosa por otra. Dijo tlascali miak (muchas tortillas), cuando debió decir: tlascamati miak (muchas gracias). De cualquier manera, miak.
Dulce para sus oídos
En medio de tantos informes y comentarios pesimistas, que contrastan con el optimismo gubernamental, vale destacar un editorial del 24 de diciembre de The Washington Post, que concluye, a partir de un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que América Latina y el Caribe son un ejemplo para el mundo.
Entre 1990 y 2010, los porcentajes la pobreza y la pobreza extrema disminuyeron, no obstante que la población aumentó, con lo que está en camino de cumplir las Metas del Milenio establecidas por la ONU y, aún más, en 10 países se ha reducido la desigualdad en la distribución del ingreso; logros que se deben a los cambios efectuados.
A partir de la década perdida de los 80 del siglo pasado, la región llevó a cabo un proceso que incluyó reformas estructurales y apertura económica que, junto con una mayor libertad y democracia según el diario, están dando frutos. La estrella es Brasil, “excepto Cuba y Venezuela”.
¿Qué se dice de México? Se alude a que viene de una severa recesión de 2009 y se estima que crecerá 4.3 por ciento en 2012, el doble de lo hará Estados Unidos. Mejor, imposible. Un dulce canto para el presidente Felipe Calderón. Ojalá. Pero, ¿cómo lo hará, dada la extrema dependencia con EU?
No sabemos qué informe consultó el influyente diario estadunidense, y en él se basó para documentar su optimismo pero la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), adscrita a la ONU, señala lo contrario.
En 2011, México creció cuatro por ciento, por debajo del crecimiento promedio de la región, que fue de 4.3 por ciento; incluso por debajo de Haití y Nicaragua. Para 2012, mientras, América Latina crecerá 3.7 por ciento, México lo hará en tres por ciento.
La CEPAL confirma que 2012 será “aún más turbulento e incierto”, y concretamente “se avizora una década perdida para Europa”, ya que para enfrentar la crisis “las medidas se concentran en el ajuste fiscal, sin políticas que promuevan el crecimiento” (La Jornada, 22-12-2011). Y ya se sabe que el ajuste fiscal se traduce en austeridad, estancamiento y mayor desempleo… y mayor indignación. ¡Joder!
Tigre de papel / república bananera
A partir de la definición que en una entrevista, en 1956, hizo Mao del imperialismo como un tigre de papel, Michael Pearlman, profesor de economía, se pregunta: “¿Es el gobierno de Estados Unidos un tigre de papel?” (Monthly Review, 21-12-2011). La respuesta es afirmativa: “El gobierno de EU es un tigre de papel que ha sido domesticado por el gran dinero. Arribamos al mundo de un lobista (cabildero), un voto. Si bien el gobierno quisiera acorralarlo, la economía global le proporciona suficientes rutas de escape al capital para que se sienta protegido”. Por ejemplo, los paraísos fiscales hacen virtualmente imposible recaudar más impuestos de las grandes corporaciones.
“Más que una fuente de poder, cada vez más el gobierno viene siendo un agente redistributivo, en que los impuestos que recauda eficientemente regresan a los grandes grupos de interés. Este fenómeno se ve claramente con la eliminación o privatización de cada servicio público, del cual se esperaría tener un gobierno más fuerte”.
En conclusión, “la financierización (predominio del sector financiero en toda la economía), la desindustrialización, la destrucción de la educación pública, el menor cuidado de la salud de las masas y otros síntomas del tóxico tratamiento neoliberal, socava el grotesco poder militar de este país, haciendo de Estados Unidos una versión del tigre de papel de Mao o, para ser menos radicales, un poder de segundo orden, comparable a los antiguos poderes imperiales como Holanda e Inglaterra”.
La actual deuda de Estados Unidos asciende a 14.5 billones (miles de millones) de dólares. Es el mayor deudor del mundo, sin que el Fondo Monetario Internacional le diga nada; el FMI que es tan quisquilloso con otros países de América Latina y ahora de Europa.
El presidente Barack Obama sabe que del comportamiento de la economía depende su relección en noviembre de 2012. Por eso, le solicita al Congreso, dominado por los republicanos, un techo de deuda de 1.2 billones de dólares.
Carlos Fernández-Vega, en su columna: México SA (La Jornada, 29-12-2011), dice que EU “es un país técnicamente quebrado” y recuerda el “acuerdo” entre demócratas y republicanos, del pasado mes de agosto, y cita a Paul Krugman, Premio Nobel de economía, que dijo: “Lo peor que se puede hacer cuando una economía está deprimida es reducir el gasto público, algo que no ha funcionado históricamente, ni aquí ni en otros países”. El acuerdo sólo “hará recorrer a Estados Unidos un buen trecho del camino hacia el estatus de república bananera”.
EU, historia de negocios
El escritor Gore Vidal definió a Estados Unidos como una república imperial. Aunque sus políticas se resienten más afuera que adentro de EU, es una definición con la que estarían de acuerdo el 99 por ciento, pues terminan por beneficiar al uno por ciento. EU o la “democracia” del uno por ciento.
Contra los apetitos europeos, en 1923, James Monroe, con ecos que vienen desde Jefferson, 20 años antes, acuñaría la doctrina que lleva su nombre, con la que EU legitimaría su expansión, primero hacia el oeste y después hacia el sur, con su lema: América para los americanos, bajo el entendido que los estadunidenses se hacen llamar americanos, expropiándose el nombre que corresponde a todos los habitantes del continente. Después, más allá del Pacífico.
Al principio, mediante la ocupación de tierras, y después con créditos e inversiones, el mundo entero se volvía objeto de sus intereses. Con la bandera de las barras y las estrellas, venían los dólares con la inscripción: In God We Trust (En Dios Confiamos), para lo cual requieren de ejércitos y bases militares, junto con hombres confiables, aunque fueran dictadores, y de gobiernos amigos (sumisos y serviles), para, precisamente, cuidar sus intereses.
Se habrán retirado los soldados de la ocupada Iraq (el gentilicio es iraquí) –la antigua Mesopotamia, cuna de la escritura (Marx dice que con la escritura nace la historia humana) —, pero quedan las compañías petroleras y los contratistas, que no son otra cosa que mercenarios que velan por sus negocios. Ya lo dijo Woodrow Wilson, cuando aún no era presidente, en 1908 a sus estudiantes: “Nuestra historia ha sido en su mayor parte la historia de nuestros negocios”.
Luto
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