Carlos Paul y Mónica Rodríguez/
Periódico La Jornada/Sábado 28 de julio de 2012
Para romper con el estereotipo en torno a los
antiguos guerreros japoneses conocidos como samuráis, a quienes se les
reconoce sólo como hombres de élite preparados para la guerra, en el
Museo Nacional de Antropología se inauguró la noche del jueves una magna
exposición.
Se trata de Samurái: tesoros de Japón, mediante la cual se
documenta el origen, la historia y el desarrollo militar de esos
personajes, así como su bello e invaluable legado cultural, que permitió
erigir la bases artísticas de Japón, con el desarrollo de la pintura,
la literatura, la poesía y la alfarería, entre otras artes.
El arte samurái permite reconocer a esos guerreros como hombres pacíficos, con gran talento, espiritualidad y sabiduría.
Imponentes armaduras, espadas, katanas, sables, cascos, flechas,
arcos, pergaminos, esplendorosos grabados y pinturas en papel y corteza
de madera, finas piezas de cerámica, kimonos de seda y una hermosa
maqueta del Castillo de Nagoya, cuya arquitectura es símbolo cultural y
de poder del país asiático, entre otros objetos, integran la exposición
que reúne cerca de 200 piezas.
Belleza artística
Dividida en cinco temas: El amanecer del guerrero; A la
batalla, tiempos violentos; La belleza y sofisticación de las armas; El
Castillo de Nagoya como símbolo de poder, y La prosperidad de la ciudad
de Nagoya, la muestra recibe al visitante con una armadura samurái en
colores azul y rojo, tipo gusoku. Se trata de una réplica cuyo original
se estima fue hecho entre los siglos XVII y XIX.
El recorrido permite apreciar distintas armaduras que empleaban los
samuráis para combatir, primero a caballo y con arco y flecha y, tiempo
después, con espadas, cuerpo a cuerpo.
El visitante podrá admirar también piezas elaboradas en terracota,
como la figurilla de un caballo de 80 centímetros y las primeras armas
hechas en hierro que se introdujeron a Japón, provenientes de China y
Corea.
Por su belleza artística, destacan majestuosas espadas conocidas como
katanas, cuya excelente manufactura da muestra de la difícil labor para
forjar una espada. Uno de esos tesoros es la que fue hecha por la
familia Unsho, que data de los siglos XII o XIV, que se puede apreciar
junto a otra de acero, de 79 centímetros de largo, del siglo VI, el arma
más antigua que se muestra en la exposición y que es conocida como
sable taichi, prototipo y antecedente directo de las katanas.
Otra pieza atractiva, que data del siglo XVII y mide 104 centímetros,
es considerada un tesoro del pueblo japonés por haber pertenecido a la
familia Tokugawa, linaje que detentó el poder de 1600 a 1868, a lo largo
de 15 generaciones.
Parte importante de la exposición son también las obras de arte que
los samuráis realizaron durante los últimos tres siglos de su
existencia, tiempo en el que, sin dejar de ser guerreros, pero ya sin
participar en conflictos bélicos, se dedicaron a la administración y las
artes.
Como pintores, poetas y literatos, en la muestra se puede apreciar
hermosos kimonos de seda confeccionados en el siglo XVIII, retratos de
los grandes señores de la guerra o escenas de grandes y míticas
batallas, pequeñas y bellísimas esculturas, obras todas que sin duda
permiten reconocer cómo los legendarios guerreros japoneses fueron
también sensibles y talentosos creadores en tiempos de paz.
La exposición Samurái: tesoros de Japón, informó Miguel Báez
Pérez, coordinador académico del proyecto organizado por el Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Museo Nagoya de Japón,
incluye óleos, xilografías, pinturas sobre seda, sillas de montar,
estribos, portabanderas e instrumentos de uso cotidiano.
Incluso se ha recreado una escena, con objetos originales, donde se presenta el campamento de un general en el campo de batalla.
Asimismo, se exhibe un video con una breve reseña del proceso en que los guerreros elaboraban las katanas (espadas).
La muestra reúne una amplia variedad de obras, las cuales
permitirán al público reconocer no sólo a estos guerreros como personajes fundamentales en las batallas, sino como pilares de la idiosincrasia e ideología del antiguo y moderno Japón.
Los valores que legaron remiten a
la cultura del honor, la valentía y el respeto, que aún se perciben cuando uno visita ese país.
La aparición de los legendarios samuráis
tiene su origen en la cultura japonesa Kofún, que se desarrolló de las centurias III al VII, y se caracterizó por la práctica de la guerra mediante militares obtenidos por reclutamiento.
En los siglos VII al X, añade el especialista,
comenzó la formación de clanes de guerreros al servicio de un señor, conocidos como samurái (palabra japonesa que significa sirviente), quienes transformaron la milicia como una forma hereditaria y obligatoria que se aprendía desde la infancia.
Cinco apartados
El guión musegráfico de la magna muestra Samurái: tesoros de Japón
consta de cinco apartados: en el primero se ofrecen detalles sobre el
origen de los samuráis y el surgimiento de la clase guerrera, historia
que se remonta al siglo X dC.
En un segundo apartado, describió Miguel Báez, los samuráis se
presentan como guerreros y a propósito del tema se mencionan a
importantes personajes y largas batallas.
Después, en el tercer punto del recorrido, son descritas las
sofisticadas técnicas mediante las cuales se elaboraban las armas de los
guerreros, entre las que figuran los sables, dagas, puntas de flecha y
katanas.
En esta sección, de manera específica, se habla de los objetos considerados propiedad importante de Japón, la cual es una categoría superior, debido a que pertenecieron a personajes de gran peso en la historia del país oriental.
En el cuarto apartado, el espectador podrá adentrarse en la creación
del castillo de Nagoya y reconocerá cuál fue el papel que ostentó esta
edificación en la historia japonesa y en torno a los mismos samuráis.
Nagoya, aseveró Miguel Báez Pérez, creció cuando se construyó el castillo hacia 1610.
Por esta razón, de manera paralela, se describe el momento en que los samuráis se convierten de hombres de guerra en personas de paz.
Finalmente, en la quinta sección, se conjugan una serie de
reflexiones en torno a los míticos guerreros y su papel como hombres
vinculados a diversas manifestaciones artísticas, además de la política,
la filosofía y la administración pública.
Samurái: tesoros de Japón, magna muestra que se concretó luego de tres años de negociaciones con el Museo Nagoya, en reciprocidad por la exposición Olmecas que se montó en cinco recintos japoneses, concluirá
el 21 de octubre en la Sala de Temporales del Museo Nacional de
Antropología (Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec).
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