El Presidente del IFE: Leonardo Valdés Zurita, consejeros: Macarita Elizondo Gasparín, Francisco Javier Guerrero Aguirre, Alfredo Figuerona Fernández, dejan el cargo el 30-X, foto jornada |
Recibirán hasta $4.6 millones los cuatro consejeros que dejan el IFE.
El monto corresponde a las prestaciones de ley más el ahorro individual. LaJornada
En México torturan y asesinan a anarquistas mientras entregan millones a funcionarios del IFE
Pedro Echeverría V.
Pedro Echeverría V.
1. Que existen las clases sociales y que la lucha de clases es a
muerte, es una verdad evidente. Marx decía hace 160 años que la historia
de la humanidad es la historia de la lucha de clases y que esta
confrontación entre ellas sólo acabará cuando los trabajadores entierren
a quienes los explotan y oprimen. Parece un grito de desesperación,
pero es una verdad indiscutible que el moderno capitalismo trata de
enmascarar. ¿Cómo va a ser natural que un puñado de jóvenes que luchan a
favor del pueblo, sean perseguidos, torturados en las mazmorras,
asesinados, mientras a otro puñado de funcionarios –con salarios
mensuales de medio millón de pesos, que sirven al gobierno- después de
laborar apenas 6 años estén siendo agasajados con más de 4.6 millones de
pesos cada uno?
2. Se dice que aunque el Instituto Federal Electoral (IFE) no tiene
previsto otorgar un “bono de marcha” a los cuatro consejeros que
concluirán su gestión el próximo miércoles, de acuerdo con las
disposiciones del organismo, las prestaciones que tiene el personal más
las posibilidades de ahorro durante el periodo de gestión, con
aportaciones similares de la institución y otras, cada uno de los
salientes podría recibir 4.6 millones de pesos, antes de impuestos.
¿Puede olvidarse que cada uno de los miembros del IFE –organismo nada
independiente que vigila a nombre del gobierno las elecciones-
representa a uno de los partidos que ocupan el poder? ¿No se recuerda
que al terminar su gestión cada uno se afilia y se hace funcionario del
partido a que sirvió?
3. Es una mentada de madre de gobierno y empresarios contra los
trabajadores que en México –los que tienen derecho de jubilación-
después de trabajar 30 años y cuyo salario mensual es de 1,800 pesos,
reciben cuando mucho el equivalente de un mes. ¿Quién entonces que no
sea un imbécil puede decir que las clases sociales no existen y que
todos somos iguales? Como han dicho los jóvenes calificados de
anarquistas: es necesario profundizar la lucha de clases y hacer
entender a los trabajadores que si se quedan en sus casitas a ver
televisión, si sólo escuchan los consejos del cura y sólo piensan en el
futbol, los seguirán engañando, explotando, manipulando por el gobierno y
los empresarios y jamás se liberarán de esa terrible carga que llevan
en la espalda como animales.
4. Denuncian jóvenes: “Armas paralizantes se han utilizado contra algunos de los presos y presas políticas del 2 de octubre. Nueve
activistas por los derechos estudiantiles en la UNAM y/o en los CCH
fueron detenidos antes de llegar a la marcha del 2 de octubre y acusados
de ataques contra la paz pública”. ¿Será que la gente insulsa cree a
los medios de información que tachan a estos jóvenes de vándalos y
delincuentes? Hasta la fecha ninguna autoridad ha dado la cara para
explicar cómo estos jóvenes podrían ser culpables de ataques que nunca
ocurrieron. Las y los nueve activistas fueron sometidos a torturas y
tratos crueles, inhumanos o degradantes durante cinco días, tanto por
los policías preventivos, granaderos y de investigación del Distrito
Federal así como por los custodios de los penales.
5. Se ha querido engañar a los trabajadores diciendo que todos somos
iguales ante dios y ante las leyes; que la existencia de miserables y
multimillonarios no debe preocuparnos porque son problemas humanos
naturales. Dicen que incluso ha desaparecido el imperialismo porque
ahora la economía es mundial y está globalizada; que el capitalismo
desapareció para dar paso a la “economía de mercado”. La gente no se
deja engañar fácilmente con cambio de palabras o de nombre porque ve a
diario en el campo y la ciudad que el desempleo crece y los salarios
tienen menos capacidad de compra. No se organiza, pero no deja de
demostrar su descontento; por eso los gobiernos y los empresarios
descargan su furia represiva contra los jóvenes rebeldes, hoy
“anarquistas”.
6. Frenemos el saqueo del presupuesto público en gigantescos salarios,
pensiones y regalos a funcionarios del Estado. Pongamos un alto a la
tortura, los encarcelamientos y asesinatos de dirigentes sociales. No
debemos permitir que nos sigan viendo la cara de tontos. Como luchadores
sociales y trabajadores tenemos la obligación de profundizar el trabajo
de convencimiento del pueblo (obreros, campesinos, estudiantes,
empleados, amas de casa) para que comprenda que los altos políticas,
empresarios y medios de información no son sus amigos y menos sus
servidores porque están al servicio de los hombres del dinero y del
poder. Exijamos la libertad de todos los presos políticos. (23/X/13)
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