Es momento de que levantemos la voz y le insistamos a los diputados
en que la finalidad de esta reforma tendría que ser la ampliación de
nuestros derechos políticos y la certeza para ejercerlos plenamente. Si
la reforma política se queda como está, los ciudadanos habremos perdido
una vez más esa oportunidad.
Incorporaron en la reforma el
otorgamiento de autonomía a la Procuraduría General de la República y
prometen transformarla en una fiscalía que mantenga distancia sana del
poder ejecutivo; asunto que no necesariamente tenía que ser planteado en
este contexto y del que no me voy a ocupar. Por otro lado, sin atender
ninguna de las observaciones, sugerencias y hasta advertencias de los
especialistas electorales, los senadores se aventaron a dar por cerrada
la figura del Instituto Federal Electoral para transformarlo en un
Instituto Nacional que contará ahora con dos consejeros más y una
cantidad de facultades que complicará las próximas elecciones. Aquí lo
que podemos perder los ciudadanos es certeza. Lo dijimos muchos
y varias veces: el problema de la injerencia de los gobernadores sobre
algunos institutos electorales locales no se resuelve así. Será un
sistema electoral que no ahorre demasiados recursos y que se tendrá que
reinventar a pesar de que daba resultados.
Otra pérdida importante es el efecto de
rendición de cuentas que se buscaba al impulsar la reelección de
legisladores y de alcaldes. Cuando promovimos la reelección desde la
Asamblea Nacional Ciudadana (2009- 2011) y después desde Reforma Polítca
YA (2012), insistíamos que su principal valor agregado era depositar en
el ciudadano la decisión de que una autoridad continuara en el cargo y
premiarlo por su buen desempeño. Con esto, los legisladores y alcaldes
estaban obligados a mantener informados y en constante comunicación con
su electorado. Ahora, esta ocurrencia de los senadores hace que la
reelección dependa, en primera instancia, de que el partido decida si el
candidato es merecedor o no de ella. No hay que pensarle mucho. ¿A
quién rendirán cuentas entonces? ¿Con quién tiene que quedar bien aquel
que quiera reelegirse? Pues sí, con los dirigentes de los partidos. Más
poder para ellos y menos para nosotros.
En fin, ahora la reforma tendrá que ser
votada en la Cámara de Diputados y corre el peligro de pasar sin
modificación alguna. En el senado fue votada por todos los panistas,
priístas y gran parte de los perredistas. Es momento de que levantemos
la voz y le insistamos a los diputados en que la finalidad de esta
reforma tendría que ser la ampliación de nuestros derechos políticos y
la certeza para ejercerlos plenamente. Si la reforma política se queda
como está, los ciudadanos habremos perdido una vez más esa oportunidad.
Twitter de la autora: @maiteazuela
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del
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