Traducido al Espanol por: Laura Brandkamp
En tiempos modernos, cuando Haití sí se inmiscuye en la conciencia de los E.E. U.U. ésto generalmente sucede por algún desastre natural or una agitación politica violenta, y la reacción de los E.E.U.U. es usualmente paternalista, sino antes ya matizada con un desdeño racista para la población del país que es negra en su mayoría y el aparente fracaso sin fin para escaparse de los ciclos de una pobreza apabullante.
Sin embargo, hace más de dos siglos, Haití representó a uno de los vecinos más importantes de la nueva República Estadounidense y jugó un papel central en el posibilitar a los Estados Unidos a extenderse hacia el Oeste. Si no fuera por Haití, el curso de la historia de los E.E.U.U. hubiera sido muy diferente, con los Estados Unidos sin haberse extendido a más allá de las Montañas Appalachian.
En los 1700, el entonces llamado Sto. Domingo y cubriendo la tercera parte occidental de la isla Española, Haití era una colonia Francesa que competía con las colonias Estadounidenses como la posesión Europea más valiosa en el Hemisferio Occidental. Dependiendo de una explotación despiadada de esclavos africanos, las plantaciones Francesas allí producían casi la mitad del café y el azúcar del mundo.
Muchas de las grandes ciudades de Francia le deben su grandeza a la riqueza que fue extraída de Haití y de sus esclavos. Pero el precio humano fué atrozmente alto. Los Franceses habían inventado un sistema de esclavitud diabólicamente cruel que importaba a Africanos esclavizados para trabajar en los campos con procedimientos de teneduría de libros para su amortización. Ellos fueron literalmente puestos a trabajar hasta que se murieran.
Los colonos Estadounidenses se habian podido rebelar en contra la Gran Bretaña acerca de asuntos como la representación en el Parlamento y acciones arbitrarias del Rey Jorge III. Pero los Haitianos Negros se enfrentaron a un sistema brutal de esclavitud. Un método Francés infame de ejecutar a un esclavo problemático era el de insertar una carga de pólvora en su recto y luego detonar el explosivo.
Asi que, a medida que las colonias Estadounidenses peleaban por su libertad en los 1770 y a medida que ésta inspiración en contra de la tiranía se regó hasta Francia en los 1780, las consecuencias alcanzaron a Haití eventualmente, en donde el grito Jacobino de “libertad, igualdad y fraternidad” resonó con una fuerza especial. Los esclavos demandaros que los conceptos de libertad fueran aplicados universalmente.
Cuando el sistema brutal de las plantaciones Francesas continuo, siguieron levantamientos violentos de esclavos. Cientos de dueños de plantaciones blancos fueron matados a medida que los rebeldes invadieron la colonia. Un esclavo autodidacta llamado Toussaint
L’Ouverture surgió como el líder de la revolución, demostrando destrezas en el campo de batalla y en las complejidades de la política.
A pesar de las atrocidades cometidas por ambos lados del conflicto, los rebeldes – conocidos como los “Jacobinos Negros” – se ganaron la simpatía del Partido Federalista Estadounidense y en particular la de Alexander Hamilton, en sí un Caribeño nativo. Hamilton, el primer Secretario de la Tesorería de E.E.U.U., ayudó a L’Ouverture a redactor la constitución para la nueva nación.
Pero los eventos en París y en Washington pronto conspiraron a deshacer la promesa de la nueva libertad de Haití. A pesar de la simpatía de Hamilton, algunos de los Fundadores, incluyendo a Tomás Jefferson quien era dueño de 180 esclavos y le debía su fuerza politica a los intereses agrarios, miraban nerviosamente a la rebelión de los esclavos en Sto. Domingo. “Si no se hace algo, y pronto,” escribió Jefferson en 1797, “vamos a ser los asesinos de nuestro propios hijos.”
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el caos y los excesos de la Revolución Francesa llevaron al ascenso de Napoleón Bonaparte, un comandante brillante y vanidoso poseído de una ambición legendaria. A medida que el extendía su poder por Europa, Napoleón tambien soñaba con la reconstrucción de un imperio Francés en las Américas.
En 1801, Jefferson se convirtió en el tercer Presidente de los Estados Unidos – y sus intereses por lo menos temporalmente se alinearon con los de Napoleón. El dictador Francés estaba determinado a restablecer el control de Sto. Domingo y Jefferson estaba ansioso de ver aplastada la rebelión de los esclavos.
Por medio de canales diplomáticos secretos, Napoleón le preguntó a Jefferson si los Estados Unidos le ayudarían al ejercito Francés a viajar por mar a Sto. Domingo. Jefferson contesto que “nada seria mas fácil que el proporcionarle a su ejercito y flota con todo y reducir a Toussaint [L’Ouverture] a que se muera de hambre.”
Pero Napoleón tenía una segunda fase secreta para este plan que no había compartido con Jefferson. Media vez el ejercito Francés hubiera sometido a L’Ouverture y a su fuerza rebelde, Napoleón intentaba a avanzar al continente Norte Americano, basando a un nuevo imperio Francés en Nueva Orleans y colonizar al vasto territorio del oeste del Río Mississippi.
En Mayo del 1801, Jefferson presintió los primeros indicios de la otra agenda de Napoleón. Alarmado ante la posibilidad de un poder Europeo mayor controlando a Nueva Orleans y así al desemboque del estratégico Rio Mississippi, Jefferson se dió marcha atrás en su compromiso para con Napoleón, retirándose a una posición de neutralidad.
Aterrorizado ante la posibilidad de una república exitosa organizada por esclavos Africanos liberados, aun así Jefferson no tomó ninguna acción para bloquear el empuje de Napoleón dentro del Nuevo Mundo.
En 1802, una fuerza de expedición Francesa logró un éxito inicial en contra del ejército esclavo, empujando a las fuerzas de L’Ouverture de regreso a las montanas. Pero a medida que se retiraban, los ex-esclavos incendiaron las ciudades y las plantaciones, destruyendo a la infraestructura económica de la colonia que en una vez había prosperado.
L’Ouverture, esperando llevar la guerra a un final, aceptó la promesa de Napoleón de un convenio negociado que prohibiría la esclavitud futura en el país. Como parte del acuerdo, L’Ouverture se entregó a si mismo.
Sin embargo Napoleón rompió su palabra. Envidioso de L’Ouverture, quien estaba considerado por algunos admiradores como un general con destrezas que competían con las de Napoleón, el dictador Francés hizo que L’Ouverture fuera embarcado en cadenas de regreso a Europa en donde fue maltratado y murió en prisión.
Planes Frustrados
Enfurecido por la traición, los generales jóvenes de L’Ouverture reanudaron la guerra con venganza. En los meses que siguieron, el ejército Francés – ya diezmado por enfermedades – fué abrumado por un enemigo feroz peleando en terreno familiar y determinado a no ser llevado de regreso a la esclavitud.
Napoleón envió un segundo ejército Francés, pero éste también fué destruido. Aunque el famoso general había conquistado a mucho de Europa, perdió 24,000 hombres, incluyendo algunas de sus mejores tropas, en Sto. Domingo antes de abandonar su campaña.
El numero de muertos entre los ex – esclavos fué mucho mas alto, pero ellos habían prevalecido aunque sobre una tierra devastada.
Ya por 1803, un Napoleón frustrado - denegó su posición ganada en el Nuevo Mundo – accedido venderle Nuevo Orleans y los territorios de Luisiana a Jefferson. Irónicamente, la Compra de Luisiana, que abrió el corazón de los Estados Unidos actuales a la colonización Americana, se había hecho posible a pesar de la colaboración equivocada de Jefferson con Napoleón.
“Por su lucha larga y amargada por la independencia, los negros de Sto. Domingo tuvieron un papel decisivo en el permitirle a los Estados Unidos a aumentar más del doble el tamaño se su territorio,” escribió el catedrático de la Universidad de Stanford, John Chester Miller en su libro “The Wolf by the Ears: Thomas Jefferson and Slavery.” (El Lobo por sus Orejas: Tomás Jefferson y la Esclavitud). Pero Miller observó, “la contribución decisiva hecha por los luchadores negros por la libertad…pasó casi desapercibida por la administración de Jefferson”
La pérdida del liderazgo de L’Ouverture’ fué un golpe duro para las posibilidades de Haití, de acuerdo con Paul Finkelman académico de Jefferson del Virginia Polytechnic Institute.
“Si Toussaint hubiera vivido, es casi seguro que el habría permanecido en el poder lo suficiente para poner a la nación en un pie seguro, para establecer un orden de sucesión.” Me dijo Finkelman en una entrevista. “La subsiguiente historia total de Haití pudo haber sido diferente.”
En vez, la nación isla continuó en una espiral hacia abajo. En 1804, Jean-Jacques Dessalines, el líder esclavo radical que había reemplazado a L’Ouverture, declaró formalmente la independencia de la nación y la regreso a su nombre Indio original, Haití. Un año más tarde, aparentemente temiendo el regreso de los Franceses y una contra-revolución, Dessalines ordenó la masacre de los Franceses blancos que quedaban en la isla.
Aunque la resistencia Haitiana había embotado la penetración del territorio de Norte America planeada por Napoleón, Jefferson reaccionó al chocante derrame de sangre imponiendo un embargo económico duro en la nación isla. En 1806, el mismo Dessalines fué brutalmente asesinado, desencadenando un ciclo de violencia política que rondaría a Haití por los próximos dos siglos.
La Mancha de Jefferson
Para algunos académicos, la política vengativa de Jefferson hacia Haití - así como su posesión personal de esclavos – representa una mancha fea en su legado como un defensor histórico de la libertad. Aun en sus últimos años, Jefferson permaneció obsesionado con Haití y su vínculo al asunto de la esclavitud Estadounidense.
En los 1820, el antiguo Presidente propuso un plan para llevarse a los niños nacidos de esclavos negros en los Estados Unidos y embarcarlos a Haití. De esa manera, Jefferson propuso que ambos la esclavitud y la población negra Estadounidense pudieran ser eliminados. Eventualmente, desde el punto de vista de Jefferson, Haití sería todo negro y los Estados Unidos blanco.
El plan de Jefferson de deportación nunca fué tomando muy en serio y la esclavitud Estadounidense continuaría por otras cuatro décadas hasta que fué terminada por la Guerra Civil. La hostilidad oficial de los Estados Unidos para con Haití se extendió casi asi de largo, terminando en 1862 cuando el Presidente Abraham Lincoln finalmente le otorgó reconocimiento diplomático.
Sin embargo, para ese entonces, los patrones destructivos de violencia politica y de caos económico de Haití ya se habían establecido de por tiempos – continuando hasta el tiempo actual. Las conexiones personales y políticas entre la elite de piel clara de Haití y los centros de poder de Washington también han durado hasta ahora.
Las administraciones Republicanas recientes han sido particularmente hostiles a la voluntad popular de las masas Haitianas empobrecidas. Cuando el sacerdote izquierdista Jean-Bertrand Aristide fué electo dos veces por márgenes abrumadores, el fué sacado ambas veces– primero durante la presidencia de George H.W. Bush y luego otra vez bajo el Presidente George W. Bush.
La sabiduría convencional de Washington sobre Haití mantiene que el país es un caso mental sin esperanza y que estaría mejor siendo gobernado por tecnócratas con orientaciones de negocios quienes podrían tomar sus órdenes de marchar de los Estados Unidos.
Sin embargo, la gente Haitiana tiene una perspectiva diferente. A diferencia de la mayoría de Estadounidenses que no tienen idea sobre su deuda histórica para con Haití, muchos Haitianos conocen su historia muy bien. Las memorias amargas de Jefferson y Napoleón todavia alimentan la desconfianza que los Haitianos de todas las clases sienten hacia el mundo exterior.
“En Haití, nos convertimos en el primer país negro independiente,” me dijo una vez Arisitide en una entrevista. “Comprendemos, asi como todavía comprendemos, que no fué fácil para ellos – los Americanos, Franceses y los otros – el aceptar nuestra independencia.”
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Robert Parry sacó a relucir muchas de las historias del Irán-Contra en los 1980 para la Associated Press y Newsweek. Su último libro, “Neck Deep: The Disastrous Presidency of George W. Bush” (Hasta el Cuello: la Presidencia Desastrosa de George W. Bush), fué escrita con sus dos hijos, Sam y Nat, y se puede ordenar en neckdeepbook.com. Sus dos libros anteriores, “Secrecy & Privilege: The Rise of the Bush Dynasty from Watergate to Iraq” (Secreto & Privilegio: La Subida de la Dinastía Bush desde Watergate hasta Iraq) y “Lost History: Contras, Cocaine, the Press & 'Project Truth'”(La Historia Perdida: Contras, Cocaína, la Prensa & “El Proyecto Verdad’) también están disponibles allí. O vaya a Amazon.com
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