El domingo se cumplieron 30 años desde que se reportaron los primeros casos de sida en Estados Unidos. Y este aniversario trajo nuevas esperanzas de algo que muchos han llegado a considerar imposible, el hallazgo de una cura.
El ejemplo está en Timothy Ray Brown, de San Francisco, la primera persona en el mundo que aparentemente se ha curado del sida. Su tratamiento no resulta práctico para aplicarlo a una población numerosa, pero hay señales alentadoras de que otras estrategias podrían llevar algún día a una cura o al menos permitirían a la gente controlar el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) sin necesitar medicación cada día.
"Quiero sortear todos los obstáculos para llegar a esto", aunque la cura es todavía una meta muy elusiva, dijo el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas.
Por ahora, el objetivo principal sigue siendo la prevención de nuevas infecciones. Ante los progresos recientes en formas novedosas para lograr eso y una vacuna parcialmente efectiva, "comenzamos a sentir que realmente podemos controlar esta pandemia", dijo Fauci.
Casi 30 millones de personas han muerto de sida desde 1981, cuando se reconocieron los primeros cinco casos en Los Angeles.
Aproximadamente 34 millones de personas portan ahora el VIH, incluyendo más de un millón en Estados Unidos.
Alrededor de 2 millones de personas mueren por la enfermedad cada año, en su mayoría en países pobres que carecen de tratamiento. Pero en Estados Unidos, los pacientes recién diagnosticados tienen una esperanza de vida apenas unos meses menor que aquella de la gente que no porta el VIH. Las drogas modernas resultan mucho más fáciles de tomar y los pacientes pueden llevar su tratamiento tan sólo con una píldora diaria.
La situación era distinta en 1995, cuando Brown, un estadounidense que trabajaba como traductor en Berlín, se enteró de que tenía VIH. Le fueron suministrados medicamentos sólo de manera intermitente por los efectos colaterales, pero llevaba una buena vida hasta el 2006, cuando se le diagnosticó leucemia, un problema que no estaba relacionado con el VIH. La quimioterapia lo dejó tan enfermo que tuvo que inducírsele al coma, para permitir que su cuerpo se recuperara.
"Ellos no sabían si yo sobreviviría a eso", dijo Brown.
El doctor Gero Huetter, experto en cáncer de sangre en la Universidad de Berlín, sabía que un trasplante de células madre (los médicos solían usar médula ósea) constituía la mejor esperanza para curar el cáncer de Brown. Pero el médico esperaba un logro incluso mayor.
"Recuerdo algo que leí en un reporte de 1996, correspondiente a un estudio de gente que se expuso al VIH pero que no se infectó", dijo Huetter.
Estas personas tuvieron mutaciones genéticas que proporcionaron una resistencia natural al virus. Alrededor de un millón de personas de raza blanca presentan estas condiciones, y Huetter propuso buscar a una persona cuyos tejidos fueran además compatibles con los de Brown.
Sin embargo, los trasplantes son una cadena de penurias. Huetter tenía que destruir el sistema inmunológico enfermo de Brown mediante químicos y radiaciones, para luego trasplantar las células del donador y esperar que se establecieran y desarrollaran. Muchos pacientes de cáncer mueren en estos tratamientos y Brown no estaba dispuesto a arriesgarse.
Su madre, Sharon Brown, residente en Seattle, estaba de acuerdo con él.
"Antes de saber que tenía el VIH, solía tener pesadillas con esto", y apostar a un trasplante para buscar la cura no parecía una decisión acertada cuando el cáncer estaba aparentemente en remisión, dijo la madre.
Varios meses después, la reaparición de la leucemia los hizo cambiar de opinión.
Brown habló del trasplante con su jefe. "Me dijo, '¡guau!', esto es asombroso. Como tienes leucemia, puedes curarte del VIH!'"
Un registro reveló más de 200 posibles donantes y Huetter comenzó a solicitar pruebas para ver si alguno de ellos tenía el gen resistente al VIH. Lo encontró en el 61er intento, con un hombre alemán de unos 25 años, quien vivía en Estados Unidos.
Brown se sometió al trasplante en febrero del 2007. Un año después, su leucemia volvió, pero el VIH no lo hizo. Se le practicó un segundo trasplante en marzo del 2008, del mismo donante.
Ahora, Brown tiene 45 años, no requiere medicamentos y sus únicos problemas de salud se derivan de un asalto que sufrió hace dos años, cuando regresaba a casa por la noche en Berlín. Un golpe lo dejó inconsciente y lo obligó a someterse a una neurocirugía y a terapia para caminar y hablar de nuevo. Perdió parte del movimiento de un brazo y se mudó en diciembre a Estados Unidos.
"Lleva ahora cuatro años sin terapia antirretroviral, y no tenemos evidencias de VIH en ningún tejido o sangre que hayamos analizado", ni siquiera en lugares donde el virus puede permanecer latente durante muchos años, dijo Huetter.
El éxito con Brown inspiró a los científicos para intentar una táctica similar pero menos dura: modificar parte de los glóbulos blancos de los pacientes para incorporar la mutación y resistir el VIH. En teoría, esto fortalecería el sistema inmunológico tanto que la gente no necesitaría ya tomar medicamentos para mantener suprimido el virus.
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En la internet: Información del sida: http://www.aidsinfo.nih.gov
y http://www3.niaid.nih.gov/topics/HIVAIDS/
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Marilynn Marchione está en Twitter como http://twitter.com/MMarchioneAP
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