Araceli Damián*
Enrique Peña Nieto decidió poner en la Secretaría de
Desarrollo Social a Rosario Robles, ex-militante y ex-presidenta del PRD
(Partido de la Revolución Democrática), quién cayó en un profundo desprestigio
después de hacerse evidente su relación, no sólo amorosa, sino económica y
política, con el corrupto empresario argentino Carlos Ahumada.
Podemos suponer que tan cuestionable nombramiento se debe a
una clara intención de utilizar los conocimientos y contactos de esta ex líder
de izquierda (y de otros ex-perredistas René Arce, Hugo Círigo, Ramón Sosamentes,
etc.) para tratar de contrarrestar la fuerza de MORENA (Movimiento de
Regeneración Nacional encabezado por Andrés Manuel López Obrador), a través de
la cooptación de electores afines al Movimiento, mediante el posible uso indebido
de recursos públicos, sobre todo en el Distrito Federal, bastión de la
izquierda, aunque la estrategia tiene escala nacional.
Su nombramiento constituye además un pago de favores. No olvidemos
que Robles apoyó abiertamente la campaña de Peña Nieto. Como muestra de ello
quedó para el recuerdo la foto en la que junto con el ex miembro y ex líder
panista Manuel Espino, encabezó una marcha en favor del entonces candidato a la
presidencia. La marcha intentaba contrarrestar los daños producidos por la
movilización en contra de la imposición mediática de Peña Nieto, encabezada por
el #Yosoy132, movimiento que surge a raíz del desencuentro de Peña con
estudiantes de la Universidad Iberoamericana.
Robles no tiene manga ancha, se encuentra acotada ya que los
nombramientos de subsecretarios y puestos clave de la secretaría los ha hecho
Peña Nieto, favoreciendo a priístas, como es el caso del subsecretario de
Desarrollo Urbano y Ordenación Territorial, Javier Guerrero quién en 2002
figuraba como candidato a Secretario General del PRI, cuando Beatriz Paredes fue
candidata a la presidencia del partido, perdiendo frente a Roberto Madrazo.
Hace unas semanas Guerrero encabezó algunos titulares de
noticia al afirmar que entre 2010 y 2012 aumentó la pobreza extrema en México de
11.7 a 13 millones de personas. Si bien también mencionó que la pobreza total
creció de 52 a 53 millones de personas quedó claro que el gobierno de Peña
Nieto le apuesta a la minimización de la pobreza, ya que Guerrero consideró que
el tema relevante es el de los pobres extremos.
El dato del aumento en el número de pobres está basado,
dijo, en las proyecciones de CONAPO (Consejo Nacional de Población). Esta
declaración debió haber sorprendido a los integrantes del CONEVAL (Consejo
Nacional de Evaluación de la Política Social), órgano encargado de medir la
pobreza oficial en México. El CONEVAL fue creado en la era panista y, aunque
supuestamente tiene cierta autonomía, su configuración estuvo fuertemente
sesgada a los intereses del gobierno federal.
Hasta ahora no se ha sabido si habrá un nuevo titular del
CONEVAL y si los consejeros continuarán a lo largo del sexenio, pero este
organismo tendrá que mostrar que tan leal es al gobierno en turno cuando den a
conocer los datos sobre la evolución de la pobreza en México entre 2010 y 2012,
lo cual sucederá a mediados de este año, cuando esté disponible la base de
datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. Ya veremos
entonces si la información que dio a conocer Guerrero fue “atinada”.
Por lo pronto, cabe aclarar que el subsecretario se refería
a los datos de lo que el CONEVAL llama pobreza multidimensional, la cual como
he explicado en este espacio, es calculada con un método diseñado por el
organismo para tratar de reducir el monto total en el país de la pobreza y de
la pobreza extrema todavía en mayor medida.
No está de más recordar que para ser pobre según el método
de medición multidimensional del CONEVAL no basta con tener un ingreso bajo,
sino que se tiene que tener además al menos una carencia en alguno de los seis
indicadores sociales de privación (educación, salud, seguridad social, calidad
de los materiales vivienda, servicios básicos de la vivienda y acceso a la alimentación).
Para ser considerado pobre extremo multidimensional no basta con tener un
ingreso extremadamente bajo (sólo alcanzaría para adquirir alimentos crudos que
cubrirían un mínimo nutricional), sino que se tienen que tener además al menos
tres carencias en los indicadores de privación social.
De esta manera, aunque para el propio CONEVAL, con su línea
de bienestar mínimo, que mide lo que se conoce como pobreza extrema, en 2010
había 21.8 millones de pobres extremos, y que 29.9 millones tenían al menos
tres carencias en los indicadores de privación social, lo que las coloca en un
nivel de carencia extrema, sólo reconoció como pobres extremos
multidimensionales a 11.7 millones de personas. Obviamente la matemática del
CONEVAL le ha sido muy funcional al gobierno mexicano, reduciendo el compromiso
que debe asumir ante la sociedad.
Hay que agregar que, según los datos del CONEVAL, 84.3
millones de personas presentaban carencia en al menos un indicador social y
58.5 millones tenían un ingreso por debajo de su mini línea de pobreza, pero
hablar de estas cifras mostraría claramente que el modelo económico seguido por
los gobiernos priístas y panistas desde los ochenta ha sido un total fracaso.
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