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martes, 5 de febrero de 2013

Minipobreza en el neo-PRI (como acomodan la definición de pobreza)




Araceli Damián*

Enrique Peña Nieto decidió poner en la Secretaría de Desarrollo Social a Rosario Robles, ex-militante y ex-presidenta del PRD (Partido de la Revolución Democrática), quién cayó en un profundo desprestigio después de hacerse evidente su relación, no sólo amorosa, sino económica y política, con el corrupto empresario argentino Carlos Ahumada.

Podemos suponer que tan cuestionable nombramiento se debe a una clara intención de utilizar los conocimientos y contactos de esta ex líder de izquierda (y de otros ex-perredistas René Arce, Hugo Círigo, Ramón Sosamentes, etc.) para tratar de contrarrestar la fuerza de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional encabezado por Andrés Manuel López Obrador), a través de la cooptación de electores afines al Movimiento, mediante el posible uso indebido de recursos públicos, sobre todo en el Distrito Federal, bastión de la izquierda, aunque la estrategia tiene escala nacional.

Su nombramiento constituye además un pago de favores. No olvidemos que Robles apoyó abiertamente la campaña de Peña Nieto. Como muestra de ello quedó para el recuerdo la foto en la que junto con el ex miembro y ex líder panista Manuel Espino, encabezó una marcha en favor del entonces candidato a la presidencia. La marcha intentaba contrarrestar los daños producidos por la movilización en contra de la imposición mediática de Peña Nieto, encabezada por el #Yosoy132, movimiento que surge a raíz del desencuentro de Peña con estudiantes de la Universidad Iberoamericana.

Robles no tiene manga ancha, se encuentra acotada ya que los nombramientos de subsecretarios y puestos clave de la secretaría los ha hecho Peña Nieto, favoreciendo a priístas, como es el caso del subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenación Territorial, Javier Guerrero quién en 2002 figuraba como candidato a Secretario General del PRI, cuando Beatriz Paredes fue candidata a la presidencia del partido, perdiendo frente a Roberto Madrazo.

Hace unas semanas Guerrero encabezó algunos titulares de noticia al afirmar que entre 2010 y 2012 aumentó la pobreza extrema en México de 11.7 a 13 millones de personas. Si bien también mencionó que la pobreza total creció de 52 a 53 millones de personas quedó claro que el gobierno de Peña Nieto le apuesta a la minimización de la pobreza, ya que Guerrero consideró que el tema relevante es el de los pobres extremos.
 
El dato del aumento en el número de pobres está basado, dijo, en las proyecciones de CONAPO (Consejo Nacional de Población). Esta declaración debió haber sorprendido a los integrantes del CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social), órgano encargado de medir la pobreza oficial en México. El CONEVAL fue creado en la era panista y, aunque supuestamente tiene cierta autonomía, su configuración estuvo fuertemente sesgada a los intereses del gobierno federal.

Hasta ahora no se ha sabido si habrá un nuevo titular del CONEVAL y si los consejeros continuarán a lo largo del sexenio, pero este organismo tendrá que mostrar que tan leal es al gobierno en turno cuando den a conocer los datos sobre la evolución de la pobreza en México entre 2010 y 2012, lo cual sucederá a mediados de este año, cuando esté disponible la base de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares. Ya veremos entonces si la información que dio a conocer Guerrero fue “atinada”.

Por lo pronto, cabe aclarar que el subsecretario se refería a los datos de lo que el CONEVAL llama pobreza multidimensional, la cual como he explicado en este espacio, es calculada con un método diseñado por el organismo para tratar de reducir el monto total en el país de la pobreza y de la pobreza extrema todavía en mayor medida.


No está de más recordar que para ser pobre según el método de medición multidimensional del CONEVAL no basta con tener un ingreso bajo, sino que se tiene que tener además al menos una carencia en alguno de los seis indicadores sociales de privación (educación, salud, seguridad social, calidad de los materiales vivienda, servicios básicos de la vivienda y acceso a la alimentación). Para ser considerado pobre extremo multidimensional no basta con tener un ingreso extremadamente bajo (sólo alcanzaría para adquirir alimentos crudos que cubrirían un mínimo nutricional), sino que se tienen que tener además al menos tres carencias en los indicadores de privación social.

De esta manera, aunque para el propio CONEVAL, con su línea de bienestar mínimo, que mide lo que se conoce como pobreza extrema, en 2010 había 21.8 millones de pobres extremos, y que 29.9 millones tenían al menos tres carencias en los indicadores de privación social, lo que las coloca en un nivel de carencia extrema, sólo reconoció como pobres extremos multidimensionales a 11.7 millones de personas. Obviamente la matemática del CONEVAL le ha sido muy funcional al gobierno mexicano, reduciendo el compromiso que debe asumir ante la sociedad.

Hay que agregar que, según los datos del CONEVAL, 84.3 millones de personas presentaban carencia en al menos un indicador social y 58.5 millones tenían un ingreso por debajo de su mini línea de pobreza, pero hablar de estas cifras mostraría claramente que el modelo económico seguido por los gobiernos priístas y panistas desde los ochenta ha sido un total fracaso.

*El Colegio de México, adamian@colmex.mx

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