A todo México
Las grandes empresas pasaron a la etapa de ir por lo que
resta. Para las trasnacionales es la guerra por las zonas económicas
estratégicas; Es la guerra por las tierras, aguas, bosques, selvas, medio
ambiente. Guerra contra los pueblos indígenas, desplazados de sus territorios
mediante el terror; contra los migrantes para convertirlos en trabajo esclavo o
en mercancías; contra las múltiples organizaciones y formas de resistencia.
Para nosotros es la guerra por la vida.
Ellos, los de arriba, nos ofrecen desarrollo y modernidad
mientras se apropian del agua, de las tierras, de los bosques, de los
energéticos, de los minerales, de los mares y selvas. De todo lo que se puede
vender. No les importa envenenar los ríos y lagunas con lixiviados abundantes
en cianuro o ácido sulfúrico que desecha la minería a cielo abierto. No les
importa el cambio climático. No les importa que la humanidad sobreviva o no.
Sólo cuentan sus ganancias. Nosotros, los pueblos, los de abajo, necesitamos
vivir, necesitamos cuidar al medio ambiente para sobrevivir. Por eso
resistimos. Es cuestión de vida o muerte. Extinción o sobrevivencia.
Explotación o desarrollo autosustentable. Vender o colectivizar. Ellos
depredan, arrasan. No nos queda más que construir un México menos desigual.
Con la entrada en vigor del TLC, se aceleró el
desmantelamiento de la industria y la agricultura nacionales para favorecer a
las empresas extranjeras y sus socios nacionales. El Estado mexicano,
transformado en un estado mafioso, impulsa una economía que entremezcla los
negocios legales
con los ilegales. Dos caras de la misma moneda. Los cárteles
mafiosos se reagrupan constantemente en base a las tajadas de los negocios que
les comparte el gran capital. Dos ejemplos son la minería
encubierta y el trabajo esclavo que explotan zetas, templarios y rojos.
El desplazamiento, marginación y criminalización de millones
de mexicanos garantizan mayores ganancias para las grandes empresas. La función
del crimen organizado y del ejército, marina y policías federales, estatales y
municipales es limpiar el terreno para que lo ocupen los consorcios. Un ejemplo
claro es la matanza de Tlatlaya que cometió el ejército contra un grupo de
pobladores que intentaban organizar autodefensas, lo que está en disputa en esa
parte del Estado de México son los yacimientos de uranio y otros minerales.
La balcanización se oculta bajo la máscara de los pleitos
por el territorio entre los cárteles. Ya está en Guerrero, Oaxaca, Chiapas,
Michoacán y Veracruz, que son cinco de los ocho estados de la franja que parte
a nuestro país por la mitad y donde se asientan las principales reservas de
agua, minerales e hidrocarburos, así como los bosques y selvas que están
arrasando las empresas trasnacionales. Ahí mismo están los cuarteles, zonas y
regiones militares, protegiendo al gran capital.
Las compańías trasnacionales ya se apoderaron del petróleo y
el gas. Claro, por la tele nos hacen cuentas alegres de que para 2019 habrá
diez mil kilómetros más de gasoductos para transporte y distribución de gas natural,
pero nos ocultan que las ganonas son las grandes compańías. El petróleo y el
gas no son propiedad de Pemex, mucho menos del pueblo. Son un negocio privado.
żPor qué no se invierte en la industria petroquímica en lugar de construir
ductos? Al contrario, la producción de gasolina, diésel y otros derivados del
petróleo es boicoteada por el gobierno porque el papel asignado por el capital
extranjero a nuestro país es de productor de materias primas, exportador de
capitales y mano de obra barata. Entre más atrasada está nuestra industria, más
dependientes somos de las mercancías que nos venden las trasnacionales.
El despido de miles de trabajadores petroleros es una de las
consecuencias de la entrega de PEMEX. Es posible mediante el sometimiento del
sindicato petrolero y el despido, golpizas y asesinatos de los inconformes. Las
reformas estructurales
tienen dos grandes efectos: mayor enriquecimiento para unos cuantos a cambio de
oleadas de despidos, pérdida de los contratos colectivos
para dar lugar a contratos individuales, cada vez más desventajosos para el
trabajador, aumento del trabajo a destajo y del outsourcing, en que el
trabajador se contrata con una empresa que a su vez le presta el servicio a
otra y de esta manera exprimen aún más al asalariado. Esto lo vemos en Pemex,
en la CFE, en el Seguro Social, el ISSSTE y en la educación.
Para arrasar con lo aún no se llevan, las compańías tienen
el servicio del estado mafioso mexicano que impulsa las medidas y reformas
privatizadoras que el capital global exige. La reforma energética malbarató al
capital privado nuestros recursos minerales, el petróleo y la energía
eléctrica. Reformaron la constitución mexicana (antes desplegaron una campańa
mediática diciendo que era obsoleta y retrasaba nuestra entrada a la
modernidad) y ahora es legal que una empresa se apropie de las tierras donde
hay recursos minerales e instale ahí minas a cielo abierto que dejan
inservibles las tierras y aguas cercanas además de que enferman a la población
y aniquilan a la flora y fauna. O instalen plantas hidroeléctricas, eólicas,
gasoductos, hagan fracking o abran pozos petroleros. El dueńo o dueńos de esas
tierras tienen 180 días para negociar con la empresa. Si es una comunidad,
pueden cambiar las tierras por una obra social. La negociación es forzosa por ley porq ue los intereses de
las trasnacionales están por encima del bien de las comunidades y más si son
indígenas. Pero generalmente no se llega a la negociación porque cuando una
minera o productora de energía eléctrica le echa el ojo a algún terreno
financia a grupos narco-paramilitares que siembran el terror, literalmente
dejan el terreno libre para el saqueo sea del subsuelo, aguas, playas, bosques
o selvas. Todo. Por eso hay miles de desplazados principalmente en Guerrero,
Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Estado de México, Veracruz y Tamaulipas.
La ganancia es doble porque los desplazados pasan a ser mano
de obra casi esclava, vendidos para la explotación sexual, tráfico de órganos o
reclutados para engrosar las filas del ejército, marina, policía y grupos narco
paramilitares. Al dificultar aún más el cruce de los migrantes se cierra la
trampa y aumenta el número de excluidos. La solución global de los poderosos es
la eliminación de varios millones de personas.
La gran reducción al presupuesto para el campo no obedece a
que no haya recursos. Así como el despido de los trabajadores de Pemex y el
golpe al SME son para limpiarles el camino a los consorcios industriales, el
desastre en el campo mexicano es para destruir al campesino pobre, que pase a
engrosar las filas de jornaleros agrícolas o que emigren a los cinturones de
miseria de las ciudades para dejar el campo libre a las grandes trasnacionales
que acaparan la producción mundial de alimentos y pretenden apoderarse de la biodiversidad
mundial ya que quien monopolice la producción alimentaria, tendrá el verdadero
poder global. Monsanto-Bayer, Dupont, BASF, Chem-China son los principales
biopiratas.
En este esquema, con el total sometimiento del estado
mexicano, nuestro país queda muy vulnerable y completamente dependiente. Ya no
somos ni siquiera autosuficientes en la producción de maíz, frijol y arroz y
cada vez lo seremos menos por este camino en el que subsidia la importación de
pollo congelado y leche en polvo y se abandona a los productores nacionales.
Además de la reforma energética ya nos clavaron la ley de
aguas, la reforma laboral, la nueva ley de pensiones (previa campańa
culpabilizando a los pensionados del fracaso económico y hasta de la
devaluación del peso); los recortes presupuestales a la salud, educación, al
campo, y hasta al turismo, que supuestamente es uno de los pilares para
combatir el crecimiento galopante del desempleo que generó el desmantelamiento
de la mediana y pequeńa industria y agricultura nacionales.
La reforma educativa resulta estratégica para ellos no
únicamente en el aspecto económico privatizador, ni siquiera por la reducción
del presupuesto que pretenden hacer con una readecuación de facto que les quita
a los maestros las prestaciones laborales condicionándolas al sometimiento
político. Lo más importante de la pretendida reforma educativa son los
contenidos en los planes de estudio. Toda sociedad necesita, para existir crear
al sujeto útil a sus objetivos. El capital depredador necesita zombis
individualistas, manipulables y consumistas. Los maestros críticos y
comprometidos con su pueblo, le estorban.
Los medios de comunicación están, como nunca antes,
concentrados en unas cuantas empresas trasnacionales que, mediante el bombardeo
de nuevos valores y modelos a seguir, forma una masa conformista, acrítica,
controlable. A través de las televisoras fomentan el rechazo, el miedo y el
odio hacia quienes luchamos contra la embestida privatizadora de todo.
También modificaron los planes de estudio, la filosofía y la
historia ya no son importantes y en lugar de una ética humanista nos imponen el
gandallismo donde para ser hay que tener, a costa de los demás, incluso. Ellos
nos imponen entonces una educación donde la capacidad técnica vaya de la mano
con la acriticidad y el conformismo. Se oponen a una educación crítica,
científica, solidaria. Es muy importante revertir la embestida contra las
radios comunitarias y utilizar internet no únicamente para desahogar el enojo
sino para burlar el cerco informativo y construir conciencia popular.
El capital global pretende superar esta crisis apropiándose
de todos los recursos, arrasando con la naturaleza y con millones de pobres.
Ante las insurrecciones populares puede dar la salida de un capitalismo con
bienestar para un sector de la población mientras extermina a millones de
excluidos: los pueblos originarios, migrantes, los más pobres. Esta salida
hitleriana asoma la cabeza de vez en cuando con el resurgimiento y fortalecimiento
de la ultraderecha y el neo nazismo. Para poder llevar a cabo esta salida
necesitan que las fuerzas populares no crezcamos más para que ellos puedan
cooptar a una parte y manipular a la otra. Por eso la nuestra es una lucha por
la vida.
La otra posibilidad es que las fuerzas populares tengamos la
capacidad de impulsar cambios reales en lo económico, político y social que
abran paso a un México menos desigual, donde quepamos todos y todos podamos ser
y existir.
Necesitamos seguir construyendo el poder popular desde
abajo, defender los territorios y que las riquezas naturales regresen a manos
de los pueblos originarios, impulsar la economía autosustentable y las
relaciones de intercambio justas.
Reapropiarnos de nuestra cultura y deshacernos del
individualismo y gandallismo que nos imponen como ideología los de arriba.
Tenemos que enfrentar a los grupos delictivos al servicio del capital y
reconstruir el tejido social. Tenemos que construir el poder popular armado. No
podemos redistribuir la riqueza y el poder hacia abajo sin enfrentar el poder
militar y paramilitar del capital global.
El pueblo armado, las autodefensas armadas y las milicias
populares son un elemento clave en la construcción de un verdadero poder
popular, tan importante como la construcción de la economía, democracia y
cultura en cada región.
El capitalismo global nos cierra la puerta a millones de
jóvenes pobres que asistimos al funeral de nuestro futuro. Ya no podemos
aspirar a un espacio en la producción industrial o agrícola, ni siquiera en la
prestación de servicios de salud, educativos o turísticos, por más que se nos
dijo que ahí si la íbamos a hacer. En cambio, tenemos ofertas de empleo en el
ejército, la marina, los cuerpos policiacos o en los grupos narco paramilitares.
Eso o el trabajo esclavo. De miserables pasamos a parias. Nos quedan los
caminos de la desesperanza y muerte o bien organizarnos para cambiar el destino
que nos fabrican los de arriba.
Junto con el control y la manipulación mediática nos van
imponiendo una guerra diaria. Vivimos una crisis humanitaria que una gran parte
de la población no quiere ver. Ante las cabezas que ruedan, los cuerpos
embolsados, las matanzas y los veinte asesinatos como promedio diario en el
país, parte de nuestro pueblo voltea la mirada hacia la pantalla. Clava sus
aspiraciones en algún objeto del deseo colectivo impuesto por la publicidad.
Mientras tanto el control militar y los grupos delictivos se encargan de
aterrorizar al resto de la población, principalmente en las zonas económicas
estratégicas ya que ahí protegen directamente al capital trasnacional para que
obtenga mayor ganancia mediante el despojo y la destrucción ecológica.
Esa guerra diaria contra el pueblo se disfraza como guerra
contra el narcotráfico cuando la realidad es que el ejército, la marina y los
demás cuerpos policiacos están del mismo lado que los narcos y únicamente los
regulan de acuerdo al porcentaje de ganancias de cada grupo. Esa es parte de la
economía subterránea tan real como la economía legal.
Esa guerra difusa de repente asoma, cuando le conviene
mandar mensajes de terror. Por eso las matanzas de Tlatlaya, Tanhuato,
Apatzingán, Nochixtlan y los hechos de Ayotzinapa no son casuales ni
accidentales. Fueron planificadas directamente por inteligencia gubernamental
acorde al mandato del estado policiaco global. Por eso le arrancaron los ojos y
la piel de la cara a un chico de 23 ańos. Es el mensaje de inteligencia: esto
les hacemos a los inconformes con el sistema.
Nada más que no calcularon que siempre, aunque tarde unos
ańos en construir la fuerza necesaria, nuestro pueblo se ha levantado a partir
de la indignación. Los ojos y la piel de esa cara la recogimos muchos mexicanos
no como mensaje de terror sino como un motivo más de lucha. Tolerar los crímenes
del mal gobierno y sus aliados narco paramilitares sería cubrirse de su mierda
y esperar sentados a que alguna verdad histórica nos alcance.
La estrategia global contrainsurgente intenta prevenir las
insurrecciones populares mediante la manipulación masiva que distorsiona la
realidad o siembra la idea de que es inútil intentar cambiar las cosas; utiliza
la represión económica que hace del despido un castigo contra el inconforme y
de las prebendas el premio a los incondicionales, así como los programas
asistencialistas tipo cruzada contra el hambre, seguro popular y reparto de
tinacos o lámina. Al mismo tiempo persigue y elimina a los que nos oponemos al
saqueo, sea por la vía legal o en organizaciones clandestinas y fabrica
enemigos para justificar la crueldad y la militarización de la vida diaria.
La balcanización es un elemento que no es nuevo, pero está
tomando un papel importante en la guerra contra el pueblo y consiste en
fabricar e impulsar contradicciones artificiales para que nos peleemos entre
los de abajo. Un ejemplo claro son los dos millones de metros cuadrados de
terrenos federales que el mal gobierno quiere regalar a Antorcha Campesina en las cercanías
del nuevo aeropuerto internacional que pretende construir en Texcoco. La
intención es echar a pelear a quienes están bajo
el control de la antorcha salinista contra los pueblos como Atenco, que se
oponen al proyecto porque ocasionará dańos ecológicos y sociales irreversibles.
El cambio de uso de suelo implica erradicar a los pequeńos agricultores y
traería a los pueblos lo que siempre acompańa a la
modernización:
antros, prostitución y centros comerciales que
acaban con los restos del intercambio comercial comunitario y los tianguis.
Los partidos políticos y los defensores del sistema afirman
que la violencia popular ya no es viable, que no tiene sentido tomar las armas
porque existe la vía electoral. Que para eso están los partidos y nuestros
representantes populares. Pero de forma especialmente cruda en las elecciones
del 2012 donde el sistema utilizó desde las viejas trampas como el embarazo de
urnas y la operación carrusel para el acarreo hasta otras más innovadoras como
las tarjetas de soriana y monex, donde triangularon dinero de los cárteles
quedó completamente confirmado que los únicos votos que cuentan son los del
capital y los de la mafia. Ellos ponen en la administración estatal a una
camarilla de criminales sin remedio. Es imposible, en las actuales condiciones,
construir un México más justo a través de la vía electoral. El costoso circo
del INE es parte de ese engańo y los mal llamados representantes populares,
diputados y senadores tienen que sesionar protegidos por alambradas y cuerpos
policiacos ya que se dedican a legalizar el saqueo y el exterminio de nuestros
pueblos.
La vía electoral es la alternativa del gran capital
trasnacional y gansteril para mediatizar el descontento popular. Con nuestro
ninguneado voto jamás vamos a solucionar el desempleo, ni la destrucción de los
ecosistemas, ni la migración, ni el derramamiento de sangre y dolor que
producen las actividades mafiosas. Somos los de abajo quienes podemos construir
un destino distinto para nuestra patria.
La labor de inteligencia gubernamental abarca mucho más que
los mensajes aterrorizantes como Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán, Ayotzinapa y
Nochixtlan su esfuerzo principal es la infiltración de los movimientos
opositores. A nivel de lucha de masas abierta, la cosa es relativamente fácil
ya que basta con que siembren elementos infiltrados o coopten a quienes ya
están en las organizaciones y ayuden a promoverlos a niveles en que inciden en
las decisiones orgánicas. En las organizaciones clandestinas se les dificulta
un poco más, pero lo están haciendo con agentes incrustados que exacerban las
contradicciones internas.
Pese a todas las maniobras del mal gobierno la organización
del pueblo continúa su marcha. Convirtamos cada lucha de resistencia en un
medio para encontrarnos como pueblos, como trabajadores.
Reclamamos nuestro derecho constitucional y ético de
utilizar todas las formas de lucha para derribar a los gobiernos que no
benefician al pueblo. Opongamos la fuerza popular, armada y no armada, ante la
violencia sistémica y la represión.
Las Milicias Populares ¡Basta Ya! Volvemos a levantar
nuestra voz realizando una acción político militar de carácter material, con
explosivos, contra uno de los múltiples gasoductos que desangran a nuestra
patria, en el municipio de Tepeapulco, Hidalgo. Es una acción de carácter
limitado porque es momento de avanzar en silencio. Éste es sólo un grito de
rabia y un llamado de lucha a nuestros hermanos.
Llamamos a esta acción: ¡Verdad y Justicia! ¡Verdad y
justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y para los
asesinados y heridos en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014!
¡Verdad y Justicia sobre las masacres de Tlatlaya, Tanhuato,
Apatzingán y Nochixtlán!
¡Verdad y justicia sobre los asesinatos y desapariciones de
periodistas y luchadores sociales!
¡Verdad y justicia para los más de 150 mil asesinados que
apenas empiezan a aparecer en las endémicas fosas clandestinas!
¡Verdad y justicia para los más de 30 mil desaparecidos!
¡Verdad y justicia en los asesinatos de Aidé Fuentes Nava y
Emanuel Juárez Flores estudiantes de la Universidad autónoma de Guerrero!
¡Verdad y justicia para nuestros hermanos migrantes!
¡Liberación de todas las víctimas de la trata de personas
que hoy están en manos de la mafia con la protección y encubrimiento del
malgobierno!
¡Libertad inmediata a todos los presos políticos y a los
detenidos por defenderse contra el narco y contra el despojo!
La noche no es eterna, hagamos posible el amanecer.
Milicias Populares ¡Basta Ya!
MPBY
Hidalgo, México a 1 de octubre de 2016.
P.D. Por razones técnicas el efecto de nuestro artefacto no
fue el que buscábamos. Lo colocamos el viernes 30 por la noche para que
estallara a la 1 de la madrugada del 1 de octubre, lejos de donde hubiera personas.
Aun así reivindicamos las exigencias y reiteramos nuestra disposición, a que
desde nuestras capacidades seguiremos expresando nuestra solidaridad con
nuestras acciones y nuestra palabra.
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