Compañeros Sindicalistas del Mundo
El rescate de los 33 mineros sepultados en la Mina de San Jose de Chile, es una mirada clara y contundente a la conciencia del gobierno de México, y de Grupo México, quienes “hipócritamente” saludaban y festejaban la hazaña chilena, mientras que en sus manchadas conciencias burbujeaba la sangre de los 65 mineros de Pasta de Conchos.
Saludos,
SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS, METALÚRGICOS, SIDERÚRGICOS Y SIMILARES DE LA REPÚBLICA MEXICANA
EL RESCATE DE MINEROS EN CHILE ES UNA CONDENA MORAL DE LA HUMANIDAD CONTRA LOS RESPONSABLES DE PASTA DE CONCHOS
Germán Feliciano Larrea Mota Velasco,
Vicente Fox Quesada,
Martha Sahagún de Fox,
Felipe Calderón Hinojosa,
Francisco Javier Salazar Sáenz,
Javier Lozano Alarcón y
demás cómplices en ese genocidio:
¿Estarán ahora satisfechos por haber dejado morir a 65 mineros mexicanos el 19 de febrero de 2006?
El rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en la explosión del 5 de agosto pasado, en la mina San José de Atacama, cercana a Copiapó, Chile, pone en terrible evidencia la gran culpa que empresarios y gobernantes mexicanos cargan en las espaldas por el HOMICIDIO INDUSTRIAL ocurrido el 19 de febrero de 2006 en la mina de Pasta de Conchos, Coahuila.
En Chile los directivos de la empresa propietaria de la mina, las autoridades provinciales de Atacama, el Sindicato de la Minera San Esteban Primera, muy meritoriamente el mismo presidente de la Republica de Chile, Sebastián Piñera, y el pueblo chileno entero volcaron su fe y sus recursos técnicos en su salvamento, durante más de 2 meses, hasta que el rescate de los mineros está siendo celebrado en ese país hermano y en todo el mundo, a partir del día 67 en que ocurrió esta tragedia.
En México, en cambio, en el 2006 y hasta la fecha, ni Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, dueño del Grupo México y de la mina Pasta de Conchos, ni sus socios accionistas, ni el entonces presidente Vicente Fox ni Martha Sahagún de Fox, nunca pusieron un pie en la mina para apoyar las tareas de rescate o por lo menos para darles sus condolencias a las viudas y deudos de los mineros muertos. Posteriormente el presidente Felipe Calderón Hinojosa y sus funcionarios tampoco lo hicieron ni han pronunciado ninguna palabra de aliento, ni han otorgado ningún apoyo para los familiares ni para el rescate de los 63 cuerpos que permanecen abandonados en el fondo de la mina sin santa ni civilizada sepultura. Pero, eso sí, Felipe Calderón Hinojosa declaró ufanamente en su twiter: “Impresionante, emocionante, el rescate de los mineros. Viva Chile! Viva la esperanza de que el hombre puede superar cualquier dificultad!”
Más allá de hipocresías ruines, el asunto de Pasta de Conchos es particularmente grave porque muestra a todo un conjunto de empresarios y políticos dándole la espalda a un grupo de mineros mexicanos sumidos en la desgracia, que no pueden salvar la vida porque aquellos prepotentes decidieron que estos trabajadores eran “un problema menor” y había que preservar al capital antes que al trabajo. En la misma línea, este HOMICIDIO INDUSTRIAL fue el comienzo de la perversa persecución que desde los gobiernos del PAN, Grupo México y otras empresas anti sociales ha debido resistir con gran dignidad el Sindicato Nacional de Mineros con sus dirigentes durante más de 4 años.
Para nadie en México y en el mundo es ya un secreto que la tragedia de Pasta de Conchos surgió de la negligencia criminal, de la irresponsabilidad, de la arrogancia y de la mezquindad de Larrea Mota Velasco y de todo el Grupo México. El Sindicato Nacional de Mineros que encabeza el compañero Napoleón Gómez Urrutia y los compañeros mineros de ese centro de trabajo, mucho antes de la explosión denunciamos las pésimas condiciones de seguridad e higiene industrial que prevalecían en Pasta de Conchos, y no se nos hizo ningún caso.
Han transcurrido más de 4 años del olvido cínico y de la criminal negligencia de Grupo México y de Larrea, así como de la apatía, la indiferencia y el desinterés cómplice de los gobiernos de Fox y de Calderón, lo mismo que de sus funcionarios Francisco Javier Salazar Sáenz y Javier Lozano Alarcón, al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en sus respectivos sexenios. Pero hoy todos ellos celebran jubilosamente el rescate de mineros en Chile.
Recordemos que Javier Lozano Alarcón declaró, sin haber visitado en su vida una mina, que “no iba a arriesgar vidas para sacar cadáveres”. Una expresión vulgar, insensible, insolente y arrogante, cuando esos “cadáveres” fueron resultado de la negligencia criminal de su verdadero patrón, Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, del Grupo México. ¿Opinaría lo mismo, después de ver el rescate de los mineros en Chile, si un hijo, padre o hermano de él estuviera aún hoy abandonado en el fondo de la mina?
Por añadidura, el hecho de que Grupo México, con la complicidad total del gobierno de Fox, decidiera cerrar la mina sólo 5 días después del percance, cuando había la esperanza de que los mineros atrapados estuviesen vivos, sólo dio como resultado condenarlos de inmediato a la muerte y, sobre todo, ocultó las verdaderas causas de la tragedia. El gobierno, tanto bajo Fox como bajo Calderón, ha preferido proteger las utilidades de Grupo México y se ha desentendido de llevar justicia a los deudos de los mineros muertos y a estos mismos.
Incluso durante los últimos 10 años de los gobiernos panistas, Grupo México ha obtenido más de 400 concesiones mineras, convirtiéndose en la mayor empresa acaparadora de tierras y recursos naturales del país, y su presidente Germán Feliciano Larrea Mota Velasco en el segundo hombre más rico de México. ¡Qué descaro para un país como México, con tantas carencias y necesidades!
Nuestro dirigente Napoleón Gómez Urrutia, actuante durante varias semanas en Pasta de Conchos tras la explosión, calificó certeramente ese hecho, a la vista de las evidencias existentes, las cuales siguen vigentes, como HOMICIDIO INDUSTRIAL, con todas las agravantes legales y morales del caso. Incluso posteriormente planteó, junto con el gremio nacional minero, que se legisle para penalizar las conductas empresariales negligentes y criminales que lleven a HOMICIDIOS INDUSTRIALES como el de la mina coahuilense, sin que hasta el momento esa propuesta haya sido contemplada por el Poder Legislativo ni por el Poder Judicial, y mucho menos por el Poder Ejecutivo.
El rescate de mineros en Chile pone de manifiesto esa brutal conducta anti social de los empresarios y funcionarios mexicanos que avalaron el abandono criminal de los mineros en Pasta de Conchos. En Chile bregaron durante más de dos meses para salvar a los mineros atrapados a más de 700 metros de profundidad; en México cancelaron todo rescate a los 5 días de la explosión en Pasta de Conchos, sacrificando a mineros que sólo se encontraban a 120 metros bajo la superficie.
El contraste no puede ser más grave. Un caso similar ocurrió en West Virginia, Estados Unidos, donde en abril de este año 29 mineros murieron en una mina de carbón, y el mismo presidente Barack Obama acudió dos veces al lugar del siniestro, ordenó investigar las responsabilidades del caso, pero también impulsó reformas legales conducentes a impedir otros “asesinatos corporativos” en las minas de todo Estados Unidos. A la postre se otorgaron indemnizaciones de 3 millones de dólares para cada familia de los mineros muertos.
En México, a los deudos de Pasta de Conchos les ofrecieron mezquinas indemnizaciones de sólo 7 mil dólares por cada familia de mineros fallecidos, en momentos en que las utilidades de Grupo México estaban a topes máximos, en el orden de miles de millones de dólares. En cambio, en Chile se están planteando indemnizaciones de un millón de dólares por cada minero rescatado.
Igualmente en China, en abril de este año, 117 mineros del carbón fueron salvados después de 8 días de estar atrapados tras la explosión de una mina, y el gobierno de esa nación y la empresa atendieron humanamente el rescate de los mismos. En Pasta de Conchos, las viudas y deudos que, con apoyo del Sindicato Nacional de Mineros, intentaron ingresar a la mina en septiembre de 2008 para rescatar los cuerpos de sus esposos, hermanos y padres, fueron perseguidos judicialmente bajo la acusación de “invadir propiedad privada”, cuando estaban a unos metros de rescatar a nuestros compañeros.
Los contrastes son, más que lacerantes, indignantes. Allá en el Cono Sur un país entero se consagró a rescatar a sus mineros; acá el criminal desinterés gubernamental y empresarial hacia los mineros atrapados y hacia la suerte de sus familias fue la consigna de Larrea y del gobierno de Fox, la cual ha continuado con toda la impunidad durante el gobierno de Calderón.
Por todo ello, el gremio minero trabajador de México exige que Germán Feliciano Larrea Mota Velasco sea enjuiciado penalmente por su evidente autoría del HOMICIDIO INDUSTRIAL de Pasta de Conchos, lo mismo que sus socios accionistas, y de comprobarse su culpabilidad, sean encarcelados él y sus socios, accionistas y empleados responsables.
El Sindicato Nacional de Mineros exige, asimismo, que los funcionarios bajo Fox y bajo Calderón cómplices en este atentado, sean llevados al juicio político que merecen, y destituidos o castigados por los hechos criminales de Pasta de Conchos en 2006.
¡Ya basta de agresiones impunes contra los mineros mexicanos y contra todos los trabajadores!
¡Ya basta que los empresarios irresponsables y negligentes sigan protegidos por el gobierno!
¡Ya basta que los funcionarios involucrados en la gran tragedia de Pasta de Conchos sigan en la impunidad en sus negligentes y criminales conductas!
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