El periodista español Juan Manuel Marín, sostuvo que la maliciosa intención de implicar a Venezuela con el movimiento separatista vasco ha repercutido más en los círculos políticos que en la opinión pública del país europeo.
En entrevista concedida a teleSUR, Martín además consideró que esa maniobra mediática trabaja en dos direcciones. "Una de ellas es la de convertir rumores sin fundamentos en pruebas y verdades como si fuesen judicialmente constituidas".
Además, el periodista comentó que, en el contexto de la matriz de opinión, "se ha tratado de hacer creer que el Gobierno español posee una debilidad ante Venezuela, cuando en realidad hay una relacion entre iguales."
El comunicador analizó la campaña de desinformación que sectores de derecha en España realizan en contra de Venezuela, basándose en la reciente publicación del libro titulado Cómo los diarios españoles inventaron nexos entre Venezuela y ETA.
El libro, escrito por Iñaki Gutiérrez, revela cómo la prensa española manipuló el auto de procesamiento contra el ciudadano venezolano-español Arturo Cubillas, a quien acusaron de colaborar con el movimiento separatista vasco ETA .
Martín señaló que el origen de lo que consideró oomo una campaña sucia está en el Partido Popular español, en medios de comunicación de derecha y otros más de la izquierda "pero con intereses económicos en America Latina".
Calificó además las falsas acusaciones contra Venezuela como una operación de "medias verdades, errores, silencios e insunuaciones".
Indicó que se pretendió, en todo momento, dañar tanto a Venezuela como a España, a través de un proceso para revertir la imagen positiva que tienen los españoles a favor de los gobiernos progresistas de America Latina.
Esto, según Martín, se debe a que en los últimos años los Estados latinoamericanos han logrado controlar los negocios de las tranacionales y ejercer la soberanía sobre sus recursos naturales, en perjuicio de capitales privados, que se infiltran en los medios de comunicación españoles.
"Es así como se acusa a Venezuela de ser una dictadura y tener complicidad con ETA, y el en el caso del Gobierno español, hacerlo ver como un Gobierno débil que se pliega o se doblega ante el Gobierno de Venezuela. Hay intereses económicos que vinculan a ambos países y eso es irresponsable", agregó Martín.
El periodista advirtió que se viene gestando desde el Gobierno del ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, con el supuesto computador del asesinado número dos de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes.
De ese modo se pretendió relacionar a la guerrilla colombiana con ETA y con ello adelantar una guerra jurídica contra todo aquel que criticase al Estado colombiano dirigido por Uribe.
Martín expuso que la operación se ha intensificado ahora en torno al protagonismo de Alfredo Cubillas, "en lo que en principio era una adeclaracion de dos supuestos etarras, se filtró a los medios y se convirtió en un escándalo, a pesar de que el abogado de oficio (de los acusados) aclaró que los detenidos se negaron a firmar esa declaración".
Enfatizó que todo lo que gira entorno a ETA "sensibiliza a los ciudadanos de España, por causa de los 800 muertos que han dejado las acciones de esa agrupación", pero que en esta ocasión la implicación maliciosa de Venezuela con el movimiento separatista ha repercutido más en los círculos políticos que en la opinión pública.
"Hay poca y mala información en los medios españoles sobre America Latina, pero persiste una simpatía del pueblo español hacia los pueblos latinoamericanos" opinó Martín.
A finales de cotubre, el Gobierno de España solicitó formalmente a Venezuela la extradición de Cubillas, supuesto miembro activo de ETA.
Desde entonces, medios de comunicación de la derecha en Venezuela y España han generado una matriz de opinión que relaciona al Gobierno de Venezuela con ETA, ya que que Cubillas se desempeñó como funcionario de bajo rango del Estado venezolano.
Ante las acusaciones en su contra, Arturo Cubillas, en entrevista exclusiva con teleSUR a principios del presente mes, se declaró como un militante de la izquierda pero negó ser miembro activo del movimiento separatista vasco.
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